lunes, 28 de mayo de 2012

El Jarabe de Maiz (Fructosa) en el banquillo

Qué es el jarabe de fructosa? Produce obesidad y daña el Hígado?
El Jarabe de fructosa es un edulcorante comúnmente utilizado y el preservativo. Técnicamente, se llama jarabe de maíz de alta fructosa. Este edulcorante es objeto de debate. Dos nuevos estudios han añadido más motivos de preocupación sobre el jarabe de maíz alto en fructosa (High Fructose Corn Syrup) que perjudica mucho más al cuerpo humano de lo que su contenido en azúcar simple podría sugerir. No pretendemos causar el menor pánico sino que tenemos la obligación de crear un ambiente de prevención entre todos los consumidores, para esto sirve la información que prestamos a nuestros lectores..

El jarabe de maíz alto en fructosa contiene 55 por ciento de fructuosa y 45 por ciento de glucosa. Por el contrario, el azúcar de mesa (también conocido como sacarosa) contiene una relación de 50-50. En el primer estudio, publicado en la revista Farmacología, Bioquímica y Comportamiento, los investigadores de la Universidad de Princeton encontraron que las ratas que consumen jarabe de maíz de alta fructosa aumentaron más de peso y desarrollaron más factores de riesgo cardiovascular que las ratas que consumen cantidades equivalentes de sacarosa.

“Algunas personas han afirmado que el jarabe de maíz alto en fructosa no es diferente de otros edulcorantes en lo que respecta al aumento de peso y la obesidad, pero los resultados dejan claro que esto no es cierto”, dijo el investigador Bart Hoebel. Sin embargo no todos sabemos que la mayoría de productos alimenticios manufactorados que se expenden en los supermercados, están elaborados con este insumo por ser de fácil extracción y resulta muy barato para las grandes compañías que los elaboran.

Lamentablemente casi todos los productos la tienen en su composición y si sumamos las cantidades que consumimos una y otra vez en el día, estaremos alcanzando cifras insospechadas. Es muy cierto su consumo masivo, en especial hoy en día resulta más cómodo ir al super y realizar compras con la tarjeta de crédito productos ya elaborados y casi la mayoría de éstos contienen estos edulcorantes. Es preciso tener mucho cuidado con nuestros hijos menores, que son muy propensos a consumir gaseosas, mermeladas, jugos en botella o en caja, galletas, dulces, etc. en donde los niveles de edulcorante con jarabe de fructosa son muy altos.

Las investigaciones
Hoebel y sus colegas dieron a dos grupos de ratas una dieta idéntica, complementada con una de dos bebidas azucaradas. Una bebida consistió en una solución de sacarosa en concentraciones similares a las que se encuentran en muchas bebidas azucaradas. La otra consistía en una solución de jarabe de maíz de alta fructosa en aproximadamente la mitad de la concentración de un refresco típico. Los investigadores encontraron que las ratas que consumen la solución de jarabe de maíz aumentaron de peso significativamente más que las ratas que consumieron la solución de sacarosa.

En un experimento de seguimiento, los investigadores compararon los cambios metabólicos en las ratas alimentadas con sólo rata chow con ratas alimentadas con una solución más jarabe de maíz alto en fructosa. Todas las ratas consumieron la misma cantidad de calorías. Después de seis meses, las ratas en el grupo de jarabe de maíz habían ganado 48 por ciento más de peso. También aumentó la cantidad de grasa (especialmente en el abdomen) y hubo una disminución de los triglicéridos circulantes.

Estos cambios son consistentes con el síndrome metabólico, un conjunto de síntomas que predisponen a los humanos a la enfermedad cardiovascular y la diabetes. Cada ratón que consumió el jarabe de maíz alto en fructosa se volvió obeso. Por el contrario, las ratas alimentadas con una dieta alta en grasas no llegó a ser tan obesas. Otro estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Duke, una vez más implica el jarabe de maíz de alta fructosa en un mayor riesgo de daño hepático. La investigación anterior ha sugerido que grandes cantidades de fructosa en el hígado del mismo modo que el consumo excesivo de alcohol crean complicaciones de salud.

Otro estudio relacionado al jarabe de maíz alto en fructosa específicamente causó la aparición de heridas del hígado conocidas como enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHNA). El nuevo estudio, publicado en el Diario de Hepatología, encuentró que el jarabe de maíz alto en fructosa empeoró los efectos de la EHNA. “Encontramos que el aumento del consumo de jarabe de maíz de alta fructosa se asocia con cicatrices en el hígado … entre los pacientes con EHNA,” dijo el investigador Abdelmalek Manal.

Los investigadores analizaron las dietas y los hígados de 427 adultos con EHNA, y encontraron que el 19 por ciento de ellos consumía bebidas que contenían fructuosa. El 52 por ciento de los participantes consumían entre una y seis porciones de bebidas que contenían fructosa por semana, mientras que otro 29 por ciento consumía al menos una porción al día. El consumo de los pacientes de mayor ‘fructosa, empeoraba el número y severidad de las heridas del hígado. “Hemos identificado un factor de riesgo que puede contribuir al síndrome metabólico de resistencia a la insulina y las complicaciones del síndrome metabólico, incluidos los daños del hígado”, dijo Abdelmalek. Abdelmalek señaló que EHNA es un problema grave que no se puede tratar y puede conducir en algunos casos a cáncer de hígado, insuficiencia hepática y la necesidad de un trasplante de hígado.

Los investigadores todavía no están seguros de por qué el jarabe de maíz alto en fructuosa daña el cuerpo más de lo que su contenido de 5 por ciento de fructuosa podría sugerir. Existe la hipótesis de que los efectos negativos provienen de las cantidades masivas en las que se consume – el jarabe de maíz alto en fructuosa se encuentra en casi todos los alimentos procesados.

Otros investigadores han observado que las bebidas hechas con jarabe de maíz de alta fructuosa contienen altos niveles de carbonilos reactivos que pueden dañar las células. Otros han señalado que la fructuosa de la miel de maíz de alta fructuosa está químicamente modificada y por lo tanto se extiende por el cuerpo con más libertad que la fructuosa en azúcar de mesa.

Realmente es un veneno aceptado?
En juego hay miles de millones de dólares. Al fin y al cabo, cada estadounidense consume de media 17.1 kilos de esta sustancia endulcorante, una barbaridad pero menos que los 32,4 kilos que se metían entre pecho y espalda en 2002, a punta de hamburguesas con ketchup, las patatas fritas bañadas en aceite de maíz y la Coca-Cola para endulzar el combo.

Estas empresas y otras más están haciendo campañas paralelas para aminorar el consumo creciente de STEVIA, un edulcorante mas barato y menos dañino, creando una insertidumbre en el consumidor. Entonces, por qué no lo usan estas transnacionales? la razón es que tienen los derechos sobre el jarabe de fructosa y no sería realmente un gran negocio el cambiarlo.

El proceso judicial acaba de comenzar en Los Angeles, una historia curiosa con muchas cuestiones morales y nutircionales de fondo, en medio de una crisis cada vez más acentuada por la penosa dieta de los estadounidenses. Muchos, como Morgan Spurlock y su documental “Super Size Me" sobre la feroz dieta de McDonald's para engordar a la parroquia, lo pusieron sobre la mesa a través de la gran pantalla, y ahora, con el litigio en marcha, ha vuelto a surgir la necesidad de lograr una dieta mucho más balanceada. Serán pocos —sin intereses de por medio, claro está— lo que estén a favor del jarabe de maíz.

Con suerte, los azucareros ganarán la batalla y la opción barata que ha permitido a imperios como Coca-cola y Pepsi mantener sus botellas de dos litros a precios irrisorios, seguirá llamándose por su nombre. Suerte tienen de que no lo llamen veneno.

Muy importante (conclusiones)
La mayoría de las bebidas comerciales y los alimentos procesados están endulzados con jarabe de fructosa. Hace ya tiempo que la industria abandonó el azúcar derivado de la caña de azúcar y de la remolacha por el Jarabe de Fructosa derivado del maíz, al ser su producción mucho más barata.

El jarabe o sirope de fructosa procedente del maíz se conoce por las siglas HFCS (High Fructose Corn Syrup). El jarabe de fructosa se somete a un intenso proceso de refinado químico. Aunque se denomine fructosa como el azúcar de la fruta, no es tal, y el cuerpo no lo metaboliza como la verdadera fructosa. De hecho, para el cuerpo el jarabe de fructosa es una sustancia extraña, que no sabe cómo metabolizar.

La FRUCTOSA no es un azúcar saludable ¿Sabías que la FRUCTOSA es el azúcar que se convierte en grasa más rápidamente? La fructosa es el azúcar que más engorda, y el responsable de la epidemia de obesidad en el mundo occidental. Otro de los efectos nocivos de la fructosa es el de aumentar considerablemente los niveles de triglicéridos en sangre. Los pacientes con cáncer de sangre (leucemia) o con patologías hepáticas debe evitar totalmente la fructosa. Dado que la fructosa es el antígeno de los glóbulos rojos también se debe evitar en caso de anemia.

Fuentes
The Real Agenda
Terapia holística
Mundo.es
Guidewhols.com

sábado, 26 de mayo de 2012

El yoga alivia el dolor crónico de espalda

Una revisión de ocho estudios aleatorizados controlados revela que el yoga tendría un efecto moderado a alto contra el dolor crónico de espalda baja y la discapacidad funcional. Junto con el tratamiento habitual, el yoga es una terapia promisoria para el dolor de espalda baja sin especificar, según opinó Thomas Beggs, estudiante de la Universidad de Columbia Británica, en Kelowna, Canadá, quien dirigió el estudio.

"Es importante que los pacientes encuentren un maestro de yoga que tenga experiencia en el trabajo con personas con dolor crónico de espalda baja", sostuvo Beggs. En nombre de su equipo, la doctora Susan Holtzman presentó los resultados en Honolulu, durante la reunión anual de la Sociedad Estadounidense del Dolor.

Los ocho estudios analizados habían incluido a 743 pacientes en total. Los resultados demostraron que el yoga tenía un efecto moderado a alto en la discapacidad funcional. Cinco de los ocho estudios habían determinado la intensidad del dolor y habían hallado un efecto similar. Beggs sugirió que la técnica sería un tratamiento holístico del dolor con efectos múltiples.

"Estudios recientes sugieren que el yoga mejoraría la conducta, al reducir el hábito de evitar ciertas actividades, y hasta la función neurológica, al modificar cómo el cerebro procesa el dolor", precisó. El dolor crónico de espalda baja es uno de los trastornos más difíciles de atender, en especial en los adultos mayores, según dijo la doctora Pao-feng Tsai, profesora asociada de ciencias de la enfermería de la University of Arkansas for Medical Sciences, en Little Rock, Arkansas, y que no participó del estudio.

"Dado que las intervenciones farmacológicas tienen efectos secundarios graves y una efectividad limitada contra el dolor crónico de espalda baja, valdría la pena incorporar la práctica de yoga como terapia adyuvante", dijo. Beggs señaló que la mayoría de los estudios revisados no habían comparado el yoga con otras terapias con movimiento, como los ejercicios de musculación o de entrenamiento cardiovascular.

"Por lo tanto, aún ignoramos si las mejorías observadas fuero sólo por el yoga o por los efectos de la actividad física y las expectativas de mejorar de los pacientes", finalizó el autor

Fuente
Medline Plus

miércoles, 23 de mayo de 2012

Acido fólico y el cáncer en niños

Las tasas de dos cánceres pediátricos raros disminuyeron en Estados Unidos luego de la reglamentación que exige fortificar ciertos productos alimenticios con ácido fólico, según revela un nuevo estudio. Si bien la investigación publicada en la revista Pediatrics no prueba que la vitamina B haya sido la responsable, los autores aseguran que los resultados por lo menos brindan la tranquilidad de que la fortificación con ácido fólico no aumentó los casos de cáncer infantil, una preocupación en la teoría.

"La buena noticia es que la medida no habría elevado el riesgo de que los niños desarrollaran cáncer", dijo la autora principal, Amy M. Linabery, de la University of Minnesota, en Minneapolis. En 1996, Estados Unidos dispuso fortificar las harinas, los panes, las pastas y otros productos de granos con ácido fólico, la versión sintética del folato, que es una vitamina B, para reducir la tasa de los defectos del tubo neural, malformaciones congénitas graves del cerebro y la columna.

Una preocupación era la capacidad de la vitamina de favorecer la aparición del cáncer; algunos estudios habían asociado la fortificación de los alimentos con un aumento de los casos de cáncer de colon en los adultos, aunque se ignoraba si el ácido fólico es el causante.

El equipo de Linabery analizó las tasas de cáncer en menores de 5 años registradas oficialmente entre 1986 y el 2008. En ese período se les diagnosticó cáncer a 8.829 niños. En general, las tasas de cáncer fueron similares antes y después de la fortificación alimentaria. Pero dos cánceres fueron la excepción: el tumor de Wilms, un tipo de cáncer renal, disminuyó de 18 casos por cada millón de niños por año a menos de 15 casos por millón.

El otro cáncer, conocido como tumor neuroectodérmico primario, pasó de cuatro casos por millón por año a menos de dos casos por millón. Ambos cánceres son bastante raros y nadie sugiere que las embarazadas consuman ácido fólico para prevenir esas enfermedades en sus bebés. "Pero pensamos que las mujeres deben recibir ácido fólico debido a que está demostrado que previene los defectos del tubo neural", dijo Linabery.

Las limitaciones del estudio incluyen que se concentró en los patrones nacionales y no en la relación entre el consumo real de ácido fólico en las mujeres y el riesgo de sus hijos de desarrollar cáncer. Aun así, Linabery sostuvo que "es importante consumir ácido fólico en la edad reproductiva". Y estos resultados, agregó, reafirman que la fortificación de los alimentos no aumentó la cantidad de cánceres infantiles en Estados Unidos.

FUENTE: Pediatrics

lunes, 21 de mayo de 2012

Cómo estimular a comer bien a los hijos

La mejor manera de estimular al niño a comer de manera saludable es dando el ejemplo. Los niños imitan a los adultos que ven a diario. Si usted come frutas y verduras, y consume menos alimentos poco nutritivos, estará enviándole el mensaje correcto.

Otra manera de dar un buen ejemplo es limitando el tamaño de las porciones y evitando comer de más. Hable sobre el estar satisfecho, en especial con los niños pequeños. Diga algo como “esto está delicioso, pero estoy satisfecho y no voy a comer más”. De igual modo, los padres que siempre están a dieta o quejándose de sus cuerpos pueden fomentar estos mismos sentimientos negativos en los niños. Trate de mantener una actitud positiva en lo que se refiere a la comida.

No pelee con la comida
Es fácil convertir la comida en una fuente de conflicto. Los padres bien intencionados pueden encontrarse en una situación en la que negocian con los niños o los sobornan para que coman alimentos saludables. Una mejor estrategia es permitir que los niños tengan cierto control, pero también limitar los tipos de alimentos que tienen en la casa.
Los niños deben decidir si tienen hambre, qué desean comer de los alimentos que les sirven y cuándo se sienten satisfechos. Los padres controlan los alimentos disponibles para los niños, tanto a la hora de la comida como entre las comidas.

A continuación, algunas pautas que puede seguir:

•Establezca un horario para las comidas y los refrigerios. Está bien elegir no comer cuando tanto los padres como los niños saben a qué hora es la siguiente comida o refrigerio.
•No obligue el niño a comer toda la comida en el plato. Eso les enseña a seguir comiendo aunque se sientan satisfechos.
•No soborne o recompense a los niños con la comida. Evite usar el postre como recompensa por haber terminado la comida.
•No use la comida como demostración de amor. Demuestre su amor abrazando a los niños, dedicándoles un tiempo o elogiándolos.

Involucre a los niños
A la mayoría de los niños les agrada participar en la selección de los alimentos que se sirven en las comidas. Converse con ellos sobre las diferentes opciones y la planificación de una comida equilibrada. Algunos niños quizá deseen ayudar en la compra y en la preparación de los alimentos.

En el supermercado, enseñe a los niños a leer las etiquetas para que comiencen a aprender sobre los valores nutritivos. En la cocina, asígnele a su hijo tareas apropiadas para su edad de modo de evitar que se lastime o se sienta abrumado. Al final de la cena, no se olvide de elogiar al cocinero. Los almuerzos escolares también pueden servir de aprendizaje para los niños. Es más, si puede lograr que ellos comiencen a pensar en lo que van a almorzar, es probable que pueda ayudarlos a hacer cambios positivos.

Sugiérales que digan qué tipos de alimentos les gustaría comer en el almuerzo o vayan juntos al supermercado para comprar alimentos saludables que puedan llevarse a la escuela. Otra buena razón para involucrar a los niños es prepararlos de modo que tomen buenas decisiones en lo que respecta a los alimentos que comen. Eso no quiere decir que repentinamente su niño preferirá una ensalada a las papas fritas, pero los hábitos alimenticios que usted le ayude a formar en el presente pueden encaminarlo hacia decisiones más saludables por el resto de su vida.

Fuente
Kid Health

viernes, 18 de mayo de 2012

La lactancia materna previene la obesidad en niños

Los bebés amamantados ganan menos peso en su primer año de vida que aquellos que reciben leche materna o fórmula a través del biberón, según revela un estudio realizado en Estados Unidos. El informe, publicado en Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, es parte de la creciente evidencia de que amamantar parecer ser la mejor opción para un recién nacido, además de proteger contra la obesidad en la vida futura. La autora Ruowei Li, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por su sigla en inglés), dijo que la diferencia se debería al rol que juegan los bebés en la decisión de dejar de alimentarse, en lugar de que las madres o padres los obliguen a terminar el biberón.

"Si los bebés son alimentados a través del pecho, el niño juega un rol muy activo, dado que son los que deciden cuándo succionar y cuando dejar de hacerlo", explicó. Li y sus colegas siguieron a alrededor de 1.900 bebés de todo Estados Unidos que nacieron a mediados de la década del 2000. Mediante una serie de sondeos enviados a sus madres, los investigadores consultaron, entre otras cosas, el peso de los bebés a diferentes edades y con cuánta frecuencia eran amamantados, tomaban leche materna en biberón o recibían fórmula.

Los bebés alimentados mediante biberón -ya sea sólo con leche materna o sólo con fórmula- subían alrededor de 85 gramos más por mes comparado con aquellos que solamente eran amamantados. Luego de eso, los resultados se volvieron un poco más complicados. Cuando las madres combinaban la lactancia y el biberón sólo relleno con leche materna, los niños no aumentaban más de peso. Pero si los bebés recibían tanto leche materna como fórmula, crecían de manera similar a los que sólo eran amamantados.

No está claro por qué esos bebés alimentados con una combinación de leche materna en biberón y fórmula no ganaron peso adicional, indicaron los investigadores. No obstante, "el mensaje clave de este estudio es que la lactancia materna es realmente la primera alternativa para los bebés", dijo Li, quien agregó que complementar la lactancia con leche de pecho en biberón es una buena segunda alternativa.

La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que las madres amamanten exclusivamente a sus hijos durante seis meses y continúen la lactancia a medida que introducen la alimentación sólida al menos hasta el año de vida. Pero los expertos reconocen que debe considerarse no colocar a las madres bajo la presión de amamantar, ya que muchas veces eso no puede ser posible por muchas razones. "Hubo millones de bebés alimentados con fórmula mucho antes de que comenzara la epidemia de obesidad", dijo Jeffrey Wright, pediatra de la Escuela de Medicina de la University of Washington, quien escribió un editorial sobre el estudio.

"Cada familia debería sopesar los beneficios y desventajas de hacerlo, y el padre debería participar de ese debate", agregó Wright.

Fuente
MedLine Plus

lunes, 7 de mayo de 2012

Los celiacos y la migraña

Es más probable que las migrañas sean un problema para las personas con enfermedad celíaca que para las que no sufren de la enfermedad, según una investigación reciente. La conexión entre el tracto digestivo y el cerebro ha sido estudiada en Europa, pero esta es la primera vez que investigadores estadounidenses han relacionado la enfermedad celíaca y otros problemas intestinales con las migrañas, señaló la coautora del estudio, la Dra. Alexandra Dimitrova. "Hallamos una prevalencia significativamente más alta de dolores de cabeza en pacientes de enfermedad celíaca que en los que no sufrían de esa enfermedad", comentó Dimitrova, residente en neurología del Instituto de Neurología del Centro Médico de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York.

La enfermedad celiaca es una enfermedad autoinmune que afecta a una de cada 133 personas en Estados Unidos, según la Fundación de la Enfermedad Celíaca (Celiac Disease Foundation). Las personas que sufren de la afección no pueden comer pizza, postres de harina ni otros alimentos que contengan gluten. Los síntomas incluyen problemas estomacales, dolor articular y dolores de cabeza. Las manifestaciones neurológicas de la enfermedad celíaca se han descrito desde los 60, y una mala coordinación y una pérdida sensorial sutil están entre los síntomas más comúnmente reportados, apuntó Dimitrova.

Los investigadores también observaron dos otras afecciones relacionadas. Más de 1.5 millones de estadounidenses tienen enfermedad de Crohn o colitis ulcerativa, las formas más comunes de enfermedad intestinal inflamatoria, según la Clínica Mayo. Ambas enfermedades inflaman el revestimiento de los intestinos y pueden provocar ataques de diarrea, sangrado rectal y calambres abdominales, además de dolor, fiebre y pérdida de peso.

Para el estudio, Dimitrova y colegas encuestaron a más de 700 personas, utilizando un cuestionario de cuatro páginas. Se registró una historia médica detallada, que incluía si el participante había sido diagnosticado con enfermedad celíaca o enfermedad intestinal inflamatoria, o tenía problemas para comer alimentos que contuvieran trigo. Los investigadores también preguntaron sobre los antecedentes de dolor de cabeza. También se documentaron los detalles del estilo de vida, como los hábitos de consumo de cigarrillos, alcohol y café. "Terminamos analizando a 502 personas", dijo Dimitrova. "Eliminamos a los que tenían un trauma en la cabeza o tumores cerebrales, a todo el que bebía más de dos copas de alcohol al día, y a las personas que bebían cuatro o más tazas de café al día, o sea todo lo que pudiera contribuir a dolores de cabeza"

. El estudio de un año de duración halló que 188 personas tenían enfermedad celíaca, 111 tenían enfermedad intestinal inflamatoria y 25 eran sensibles al gluten, lo que quiere decir que no resultaron positivos para la enfermedad celíaca pero reportaban síntomas cuando comían alimentos con trigo. Los otros 178 individuos sanos sirvieron como grupo de control. El 56 por ciento de los participantes sensibles al gluten reportaron dolores de cabeza crónicos de cualquier tipo, al igual que 30 por ciento del grupo con enfermedad celíaca y 23 por ciento de los que sufrían de enfermedad intestinal inflamatoria, mientras que apenas el 14 por ciento de los del grupo de control reportaron dolores de cabeza.


Dimitrova dijo que cuando los investigadores exploraron específicamente las migrañas, 21 por ciento del grupo de enfermedad celíaca y 14 por ciento del grupo de enfermedad intestinal inflamatoria cumplían con los criterios para ese tipo de dolor de cabeza, que a veces resulta debilitador, frente a apenas 6 por ciento del grupo de control. "Nuestros hallazgos sugieren que la migraña es una manifestación neurológica común en la enfermedad celíaca, la sensibilidad al gluten y la [enfermedad intestinal inflamatoria]", apuntó Dimitrova, quien también apuntó que no saben cuál es el mecanismo. "Es posible que los pacientes de [enfermedad intestinal inflamatoria] tengan una respuesta inflamatoria generalizada, y esto podría ser similar en los pacientes de enfermedad celíaca, donde todo el cuerpo, incluso el cerebro, se ve afectado por la inflamación", planteó. "La otra posibilidad es que haya anticuerpos en la enfermedad celíaca que podrían... atacar las células y membranas del cerebro que recubren el sistema nervioso, y que de alguna forma provoquen dolores de cabeza. Lo que sabemos con certeza es que hay una mayor prevalencia de dolor de cabeza de cualquier tipo, incluso migrañas, en comparación con los controles sanos".

El Dr. Alessio Fasano, director médico del Centro de Investigación sobre la Enfermedad Celíaca de la Universidad de Maryland en Baltimore, apuntó que no es inusual escuchar a sus pacientes de enfermedad celíaca quejarse de dolores de cabeza. "Alrededor de un tercio de los pacientes de enfermedad celíaca o sensibles al gluten que atendemos sufren de alguna forma de migraña", comentó Fasano. "Conocemos muy bien la asociación con trastornos relacionados con el gluten. No sabemos a qué se debe. ¿Cuál es la conexión?".

Dimitrova señaló que muchos pacientes reportaron mejoras importantes en la frecuencia y gravedad de los dolores de cabeza cuando adoptaron una dieta libre de gluten. Fasano dijo que también lo ha visto funcionar al revés: las personas con migraña con frecuencia también se quejan de problemas estomacales, y algunos experimentan menos problemas digestivos cuando adoptan dietas libres de gluten. "Lo cierto es que, en muchas personas que sufren de migraña, adoptar una dieta libre de gluten mejora o hace que los dolores de cabeza desaparezcan", afirmó.

Los pacientes de migraña que no obtienen alivio de los tratamientos deben pedir a sus médicos una prueba para la enfermedad celíaca, aconsejó Dimitrova. Los investigadores presentaron sus hallazgos la semana pasada en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología (American Academy of Neurology) en Nueva Orleáns. Los datos y conclusiones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista reseñada por profesionales.

Fuentes
 Alexandra Dimitrova, M.D., resident, department of neurology, Neurological Institute, Columbia University Medical Center, New York City; Alessio Fasano, M.D., medical director, University of Maryland Center for Celiac Research, Baltimore; April 25, 2012, presentation, American Academy of Neurology annual meeting, New Orleans

jueves, 3 de mayo de 2012

Factores de riesgo de la Hipertensión

Manejar la presión arterial es lo más importante que puede hacer para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV), la cuarta causa principal de muerte en Estados Unidos, señalan expertos. Pero muchas personas no se dan cuenta de que están en riesgo de sufrir de hipertensión, según la American Heart Association y la Asociación Americana del Accidente Cerebrovascular (American Stroke Association).

Como parte del Mes estadounidense del ACV en mayo, expertos en el corazón y los ACV describen los principales factores de riesgo de la presión arterial alta o hipertensión.

Antecedentes familiares.
Si sus padres o un pariente cercano tuvieron hipertensión, usted también está en riesgo de la afección. Una buena idea es investigar los antecedentes médicos de su familia para averiguar si en su familia hay hipertensión.

Una edad avanzada.
A medida que las personas envejecen, tienen un mayor riesgo de hipertensión y enfermedad cardiovascular. Esto se debe a que los vasos sanguíneos pierden su flexibilidad con la edad, lo que lleva a una presión creciente sobre el sistema cardiovascular.

Sexo.
Los hombres son más propensos que las mujeres a sufrir de hipertensión, hasta los 45 años. Entre los 45 y los 50, y los 55 y los 64, el riesgo de hipertensión es más o menos el mismo para hombres y mujeres. Tras los 64, las mujeres son mucho más propensas a tener hipertensión que los hombres.

Ser inactivo.
Sentarse demasiado tiempo al escritorio o en el sofá aumenta el riesgo de tener hipertensión. Hacer ejercicio con regularidad es una forma natural de reducirla.

Un exceso de sal.
La sal mantiene el líquido excesivo en el cuerpo, de forma que puede acumularse y sobrecargar al corazón, aumentando el riesgo de hipertensión. Mantenga la ingesta de sodio en menos de 1,500 miligramos al día.

Tener sobrepeso o ser obeso.
Vigile su peso. Si tiene sobrepeso, perder apenas entre 4.5 y 9 kilos (de 10 a 20 libras) puede ayudar a reducir la presión arterial.

Beber en exceso.
Un consumo alto y regular de alcohol puede llevar a un aumento dramático en la presión arterial y también provocar insuficiencia cardiaca, ACV y arritmias cardiacas. Si bebe alcohol, limite su consumo a no más de dos bebidas al día para los hombres y una bebida al día para las mujeres.

Fuente
American Heart Association/American Stroke Association
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