miércoles, 24 de abril de 2013

Causas de la migraña: difíciles de determinar al 100%

Para las personas que sufren de migrañas, determinar con precisión las causas de los ataques por sí mismas resulta casi imposible, señalan los investigadores. Muchas personas con migrañas intentan averiguar solas las cosas que las desencadenan. Por ejemplo, podrían concluir que se trata del estrés, las hormonas, el alcohol o incluso el tiempo. "Pero nuestra investigación muestra que ese es un método fallido, por varios motivos", señaló en un comunicado de prensa del Centro Médico Bautista de la Universidad de Wake Forest Timothy Houle, profesor asociado de anestesia y de neurología del centro.
 
"Identificar correctamente los desencadenantes le permite a los pacientes evitarlos o gestionarlos, para intentar evitar dolores de cabeza futuros", apuntó Houle. "Sin embargo, las fluctuaciones diarias de las variables, como el tiempo, la dieta, los niveles de hormonas, el sueño, la actividad física y el estrés, parecen ser suficientes para prevenir las condiciones perfectas para determinar los desencadenantes".
 
  Houle y una colega llevaron a cabo un estudio que incluyó a nueve mujeres que sufrían de migrañas, que escribieron un diario y dieron seguimiento a su estrés durante tres meses. Se recolectaron muestras diarias de orina de las mujeres en las mañanas, y se evaluaron los niveles de hormonas. Además, los investigadores analizaron los datos sobre el tiempo local durante el estudio. Para las mujeres, identificar las causas de las migrañas fue extremadamente difícil, según los hallazgos, que aparecen en una versión reciente en línea de la revista Headache.
 
  "Las personas que intentan averiguar sus propios desencadenantes probablemente no cuenten con suficiente información para realmente saber qué provoca los dolores de cabeza", señaló en el comunicado de prensa la coautora del estudio, Dana Turner, también del departamento de anestesiología del Centro Médico Bautista de la Universidad de Wake Forest. "Necesitan experimentos más formales, y deben trabajar con el médico para crear un experimento formal a fin de evaluar los desencadenantes". "Muchos pacientes viven con miedo ante la imprevisibilidad del dolor de cabeza", planteó Houle.
 
"Como resultado, con frecuencia restringen sus vidas diarias para prepararse antes la eventualidad del próximo ataque que podría dejarlos en cama y discapacitados temporalmente". "Podrían incluso utilizar estrategias de uso de medicamentos que, sin darse cuenta, empeoran sus dolores de cabeza", advirtió. "La meta de esta investigación es comprender mejor cuáles deben ser las condiciones para que un paciente individual de dolor de cabeza concluya que algo los provoca".
 
Fuente
Wake Forest Baptist Medical Center, news release

sábado, 20 de abril de 2013

Relación entre apnea del sueño y disfunción eréctil

 
Un equipo de Corea del Sur informa que un tratamiento quirúrgico para la apnea obstructiva del sueño (AOS) aliviaría la disfunción eréctil y mejoraría la calidad de vida.
 
El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) puede contribuir al desarrollo de disfunción eréctil (DE) a través de múltiples mecanismos.  Los factores que influyen en la presencia de la DE en pacientes con SAOS son fundamentalmente la edad y la hipercolesterolemia. Otros factores que pueden estar relacionados son la HTA, el mal control metabólico, la cardiopatía isquémica y el consumo de antihipertensivos, estatinas y antidiabéticos.
 
En un estudio piloto, el equipo del doctor Dong-Young Kim, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Seúl, comparó los efectos de la uvulopalatofaringoplastia (UPPP) con los de enfoques no quirúrgicos (dispositivos orales y CPAP) en el desempeño sexual y la calidad de vida de 56 hombres con AOS.
 
Todos los tratamientos mejoraron significativamente el índice de apnea-hipoapnea y la saturación mínima de oxígeno, como ocurrió también en todos los grupos con el puntaje de la Escapa de Somnolencia de Epworth. Pero la diferencia fue significativa sólo con la UPPP y los dispositivos orales. La función eréctil, medida según el Índice Internacional de Función Eréctil, mejoró significativamente sólo después de la UPPP, según publica el equipo en Journal of Sexual Medicine.
 
Los enfoques no quirúrgicos proporcionaron más satisfacción con el tratamiento, pero el impacto de las intervenciones en la vida de los pacientes no varió demasiado. "Los resultados sugieren que las intervenciones para tratar la AOS aliviarían la disfunción eréctil y mejorarían la calidad de vida de los pacientes con AOS y disfunción eréctil, en especial si consultan por disfunción eréctil y poseen una circunferencia de cuello grande", finaliza el equipo.
 
El sitio de internet de la Facultad de Medicina de la University of Maryland informa que durante una UPPP, se extirpa toda o una parte de la úvula y algunos tejidos del paladar y la garganta que están detrás, junto con las amígdalas y los adenoides. La cirugía "es uno de los tratamientos más dolorosos de la apnea del sueño y la recuperación demora varias semanas", se lee en el material de la universidad. Las complicaciones incluyen infección, insuficiencia velofaríngea (dificultad para mantener los líquidos fuera de las vías aéreas, problemas para tragar, regurgitación por la nariz o la boca y deterioro del olfato, entre otros.
 
Fuente
Journal of Sexual Medicine, 2013

jueves, 11 de abril de 2013

Hijos tienen peor salud que sus padres

 
Los padres disfrutaban de una mejor salud que nosotros cuando tenían nuestra edad. Esa es la conclusión de un extenso estudio realizado en los Países Bajos que comparó los cambios generacionales en una serie de factores de riesgo metabólicos para la enfermedad cardiovascular. Tras analizar los datos, los investigadores afirmaron que “las generaciones más recientes deben estar haciendo las cosas mal”.

Por ello advierten: “la prevalencia de factores de riesgo metabólico y la exposición a ellos de por vida a ellos se han incrementado y, probablemente, continuará aumentando”.

El estudio, publicado en European Journal of Preventive Cardiology, revisó los datos de más de 6.000 personas a los que se analizó a los 6, 11 y 16 años, informó abc.es.
 
El peso corporal, la presión arterial, los niveles totales de colesterol (hipercolesterolemia) y los de lipoproteína de alta densidad (HDL) fueron los parámetros analizados. Los sujetos fueron clasificados por sexo y generación en grupos de edad de diez años (20, 30, 40, y 50 años), con la finalidad de determinar si una generación tenía un perfil de riesgo diferente al de otra nacida 10 años antes.
 
Los resultados mostraron que la prevalencia de sobrepeso, obesidad e hipertensión aumentaba con la edad en todas las generaciones pero, en general, las generaciones más recientes tenían una mayor prevalencia de estos factores de riesgo que las nacidas diez años antes. Por ejemplo, el 40% de los hombres que tenían 30 años al inicio del estudio tenían sobrepeso, pero, 11 años después, la prevalencia de sobrepeso en la segunda generación de varones con 30 años había aumentado hasta el 52%.
 
En las mujeres estos cambios en el peso fueron sólo evidentes en las generaciones más recientes. Similares resultados se vieron en enfermedades como la hipertensión, la diabetes, aunque no en el caso de la hipercolesterolemia.

martes, 2 de abril de 2013

Embarazadas con estrés con mayor riesgo en dar a luz mortinatos

Los eventos vitales estresantes aumentan el riesgo de una mujer de dar a luz un mortinato, halla un estudio reciente. Un mortinato es un feto que murió a las 20 semanas o más de embarazo. Hubo un mortinato por cada 167 nacimientos vivos en Estados Unidos en 2006, según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de EE. UU.
 
El estudio incluyó a más de 2,000 mujeres a quienes se preguntó si habían experimentado un evento vital emocional, financiero o estresante de otro tipo en el año antes de dar a luz. Entre los ejemplos de esos eventos se incluía perder el trabajo o que un ser querido estuviera en el hospital. El 83 por ciento de las mujeres que dieron a luz un mortinato y el 75 por ciento de las mujeres que tuvieron un nacimiento vivo experimentaron al menos un evento vital estresante. Casi una de cada cinco mujeres con mortinatos y una de cada diez mujeres con nacimientos vivos dijeron que habían tenido cinco o más eventos vitales estresantes en el año anterior.
 
Los investigadores calcularon que dos eventos estresantes aumentaban el riesgo de mortinato en alrededor del 40 por ciento. Las mujeres que habían tenido cinco o más eventos estresantes presentaban un riesgo casi 2.5 veces más alto de dar a luz un mortinato en comparación con las mujeres que no experimentaron eventos estresantes. Tras tomar en cuenta otros factores de riesgo de los mortinatos, como antecedentes de un embarazo anterior, los investigadores determinaron que las mujeres que experimentaban tres o cuatro eventos estresantes seguían teniendo un mayor riesgo de dar a luz un mortinato.
 
Las mujeres negras eran más propensas a reportar eventos estresantes que las blancas o las hispanas. Esto podría explicar en parte por qué las mujeres negras tienen unas tasas más altas de mortinatos que las blancas o las hispanas, apuntaron los investigadores.
 
El estudio, que aparece en la edición en línea del 26 de marzo de la revista American Journal of Epidemiology, fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. "Dado que una de cada cinco mujeres embarazadas sufre tres o más eventos estresantes en el año antes de dar a luz, el impacto potencial de salud pública de unas intervenciones efectivas podría ser sustancial, y ayudar a aumentar el nacimiento de bebés sanos", aseguró en un comunicado de prensa de los Institutos Nacionales de Salud la autora líder, la Dra. Carol Hogue, profesora de salud materna e infantil de la Universidad de Emory. Marian Willinger, coautora del estudio y jefa en funciones de la Rama de Embarazo y Perinatología del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de EE. UU., señaló que los hallazgos refuerzan "la necesidad de que los proveedores de atención de salud pregunten a las futuras madres sobre lo que sucede en sus vidas, monitoricen los eventos vitales estresantes y ofrezcan respaldo como parte de la atención prenatal".
 
Aunque el estudio encontró una asociación entre los niveles estresantes durante el embarazo y los mortinatos, no estableció causalidad.
 
Lic. Carmela Fernandini Artola
 
Fuente
U.S. National Institutes of Health, news release, March 27, 2013
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