El aceite es uno de los productos más utilizados en todas las cocinas del mundo. En casi todas sus variedades se usa para freír y facilitar la elaboración de diversas recetas que en cierta medida requieren grasa para poder cocinarse.
Al adquirirlo en el mercado es muy normal notar que casi todos son de origen vegetal. Pero… ¿Será que esto quiere decir que todos son saludables?
Muchas personas consideran que sí pero, en realidad, el hecho de provenir de ciertos vegetales no quiere decir que estén libres de compuestos dañinos para la salud.
Al ir al mercado es muy fácil confundirse al comprar aceite, ya que suele haber muchas presentaciones y diferentes marcas. El problema es que más del 70% son de los que concentran altas cantidades de ácidos grasos saturados, considerados como los menos saludables.
Cuando de preparar alimentos con aceite se trata, es primordial que todos los consumidores sepan que los mejores son aquellos que están compuestos en gran medida por ácidos grasos monoinsaturados.
Contrario a lo que muchos piensan, la grasa es una parte muy valiosa de la dieta, ya que el organismo la necesita para cumplir de forma óptima sus funciones. La cosa es que hay que saber elegirla para que sean mayores los beneficios que le aporte al cuerpo y menor el impacto negativo que le produzca.
ACEITE DE OLIVA
Esencial en la dieta mediterránea, el aceite de oliva está considerado como el más saludable para cocinar todo tipo de alimentos.
Está compuesto por ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados que podrían resultar muy beneficiosos para funciones importantes del organismo como es el caso del metabolismo y la circulación.
Cuenta con ácidos grasos omega 9, concretamente ácido oleico, el cual no interfiere en el metabolismo del omega 3como sí hace el omega 6 que contiene el aceite de girasol.
Siempre se aconseja elegir el que es 100% extra virgen, ya que no ha sido sometido a refinamientos y conserva al máximo todas sus propiedades; sin embargo, cabe mencionar que puede ser bastante costoso.
A la hora de cocinar se puede utilizar a medias y altas temperaturas. Su suave sabor va muy bien en casi todo tipo de platos, aunque algunos creen que podría ser demasiado fuerte para la elaboración de dulces.
ACEITE DE SACHA INCHI
Sacha Inchi es una semilla autóctona de la amazonía peruana, que fue conocida por los nativos hace miles de años. Tras la conquista de la civilización de los chancas, los inkas comenzaron a representarla en sus cerámicas fruto del conocimiento heredado de la tribu precedente. Esta semilla oleaginosa se conoce también como maní del inka.
Los estudios científicos actuales señalan el Sacha Inchi como la mejor oleaginosa por su composición y alta calidad nutricional:
El Aceite de Sacha Inchi tiene alto contenido en ácidos grasos Omega 3 (más de 48%), Omega 6(36%) y Omega 9 (8%)
Su digestibilidad es muy alta (más de 96%).
Contiene antioxidantes vitamina A y alfa-tocoferol vitamina E.
Más del 60% de la almendra desgrasada es proteína completa de alta calidad (99% digestible).
Muy rica en aminoácidos esenciales y no esenciales, en cantidades suficientes para la salud.
Muy rica en aminoácidos esenciales y no esenciales, en cantidades suficientes para la salud.
El Aceite Inka de Sacha Inchi supone una fuente de precursores de Omega 3 (con una adecuada combinación de Omega 6 y de Omega 9) de origen vegetal y orgánico que permite al ser humano metabolizar su propio Omega 3 y lo convierte en un producto muy superior para la salud en relación a otros aceites. Incluso el aceite de pescado característico en contenido de Omega 3, contiene menos porcentaje de omegas y más alto porcentaje de saturados en comparación con el Sacha Inchi.
Los dos ácidos grasos Alfa Linolénico Omega-3 y Linoléico Omega-6(84%), que contiene en gran cantidad el aceite de Sacha Inchi puede ser de gran ayuda en la función de controlar y reducir el colesterol, intervienen en la formación del tejido nervioso (mielinización), del tejido ocular y de la estructura de las membranas celulares. Estos ácidos pueden intervenir en otras funciones importantes de manera directa, desde la regulación de la presión arterial, pasando por la función inmunitaria hasta la agregación deplaquetas.
El Aceite de Sacha Inchi siendo producto natural de cultivo ecológico y contando con un proceso de extracción garantizado de prensado en frío, es un aceite de alta calidad para la alimentación y la salud.
Sus componentes (ácidos grasos insaturados y vitaminas) son de amplio uso en la industria cosmética.
El Aceite de Sacha Inchi reestructura y protege la piel, el cabello y las uñas, limitando la deshidratación, fortaleciendo y reconstruyendo su barrera natural.
Su uso externo está indicado para pieles sensibles, deshidratadas, secas, incluyendo inflamaciones e irritaciones, y para cabellos estropeados o secos. La vitamina E es un componente activo de la regeneración y los ácidos grasos insaturados nutren, previenen y tratan los problemas de la piel y del cabello.
ACEITE DE SÉSAMO (AJONJOLÍ)
El aceite de sésamo es un aceite que aporta interesantes beneficios, y muy rico en cuanto a propiedades nutricionales, gracias a su aporte en ácidos grasos, vitaminas y minerales. Las semillas de sésamo se convierten en un alimento ideal e indispensable dentro de una dieta variada y equilibrada, gracias sobre todo a su riqueza nutricional. De hecho, aporta interesantes cantidades de grasas insaturadas, proteínas, vitaminas y minerales. No en vano, dentro del grupo de oligoelementos y minerales, podemos encontrarnos con calcio, hierro, zinc, cromo, fósforo, cobre y magnesio.
Precisamente por su contenido en zinc destaca por ser un alimento ideal cuyo consumo regular está recomendado en los hombres, ya que ayuda a prevenir la infertilidad masculina. Además, no debemos olvidarnos de la importancia que tiene el zinc para la calidad tanto de los espermatozoides como del semen.
Por otro lado, también es útil en caso de colesterol alto, además de ser adecuada para mujeres tanto embarazadas como menopáusicas.
Desde un punto de vista nutricional, el aceite de sésamo destaca de la misma manera que lo hacen sus semillas cuando son consumidas enteras. Sorprende especialmente su composición en ácidos grasos insaturados, sobre todo ácido linoleico (omega 6) y ácido oleico (omega 9).
También contiene interesantísimas cantidades de zinc, además de otros minerales y oligoelementos como calcio, magnesio y fósforo. En este sentido, no podríamos olvidarnos tampoco de su contenido en vitamina E, que ayuda desde un punto de vista natural a la hora de que el aceite no se ponga rancio. A su vez es un aceite rico en lecitina y fosfolípidos.
Por su riqueza en ácidos grasos omega 6 y omega 9, el aceite de sésamo es ideal a la hora de cuidar nuestro sistema cardiovascular, ejerciendo una acción realmente beneficiosa para el aparato circulatorio.
Por ejemplo, es útil para reducir el conocido como colesterol malo y para bajar los triglicéridos. Esto significa que es un aceite ideal para prevenir la formación de coágulos, y de ahí previene a su vez los infartos, derrames cerebrales, ictus… y todos aquellos trastornos y condiciones físicas que se producen como consecuencia de la formación de estos coágulos.
ACEITE DE COCO
Los beneficios del aceite de coco incluyen cuidado del cabello, cuidado de la piel, alivio del estrés, mantenimiento de nivel de colesterol, pérdida del peso, estimular el sistema del inmune, la digestión y regular el metabolismo. También proporciona la relevación de los problemas renales, enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, diabetes, VIH y el cáncer, mientras que ayuda a mejorar la cualidad de los dientes y los huesos. Estas ventajas del aceite pueden atribuirse a la presencia de ácido láurico, ácido cáprico y el ácido caprílico y sus respectivas propiedades, tales como antimicrobianos, antioxidante, anti fúngicas, antibacterianas y cualidades calmantes.
El cuerpo humano convierte el ácido láurico en monolaurin, que es supuestamente útil en el tratamiento de los virus y las bacterias que causan enfermedades tales como herpes, gripe, citomegalovirus y hasta VIH. También ayuda en luchar contra las bacterias dañinas tales como listeria monocytogenes y helicobacter pylori y los protozoos dañinos como giardia lamblia.
Más del noventa por ciento de aceite de coco se compone de grasas saturadas (¡no se asuste! No es tan malo como parece, lea hasta el final de esta análisis y puede cambiar su opinión), junto con rastros de algunos ácidos grasos no saturados, tales como ácido graso monoinsaturado y ácido graso poliinsaturado. El aceite de coco virgen no es diferente de esto.
Los ácidos grasos saturados:
La mayoría de ellos son triglicéridos de cadena media, que se suponen asimilar bien en el sistema del cuerpo. El ácido láurico es el principal contribuyente, representando más del cuarenta por ciento del total, seguido por el ácido cáprico, ácido caprílico, ácido mirístico y palmítico.
Los ácidos grasos poliinsaturados: Ácido Linoleico.
Los ácidos grasos monoinsaturados: Ácido Oleico.
Poli-fenoles: El Coco contiene ácido gálico, que es también conocido como ácido fenólico. Los polifenoles son responsables de la fragancia y el sabor del aceite de coco y el aceite de coco virgen es rico en polifenoles.
Ciertos derivados del ácido graso como Betaínas, etanolamida, etoxilados, ésteres grasos, polisorbatos grasos, monoglicéridos y poliol ésteres.
Cloruro de graso, sulfato del alcohol graso.
Pérdida de peso
El aceite de coco es muy útil para pérdida de peso. Contiene ácidos grasos de cadena media y corta que ayudan en perder el peso excesivo. También es fácil de digerir y ayuda en el funcionamiento saludable de la tiroides y el sistema endocrino. Además, aumenta la tasa metabólica del cuerpo quitando la tensión en el páncreas, de esa manera quema más energía y ayuda a las personas obesas y con exceso de peso a perder peso. Por lo tanto, las personas que viven en las zonas costeras tropicales, quienes utilizan aceite de coco todos los días como su principal aceite de cocina, normalmente no son gordas, obesas o con sobrepeso.
Fuentes
Vivir mejor y sano
Ayurveda al dia
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