martes, 24 de junio de 2008

Paracetamol y embarazo: Niños con asma


En este estudio, realizado por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental y el Instituto Municipal de Investigación Médica de Barcelona con la colaboración de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, se hizo un seguimiento de 66.445 mujeres incluidas en una base de datos en la que se encuentran registrados los nacimientos desde 1996 a 2003, en Dinamarca. De allí se extrajo información relativa al uso de paracetamol y otros fármacos durante la gestación. Posteriormente, se efectuó una entrevista a todas las madres cuando los niños cumplieron los 18 meses para saber si sufrían asma u otros problemas respiratorios. Tras obtener esta información, 12.773 niños volvieron a ser evaluados al cumplir siete años.

Los resultados evidenciaron un incremento del 20% de probabilidad de padecer asma durante los primeros 18 meses de vida y del 50% a los siete años, concluye el estudio que ha sido publicado en la revista "Internacional Journal of Epidemiology". Investigaciones previas, como las realizadas en el 2002 por un equipo del King's College de Londres y la Universidad de Bristol, ya habían alertado sobre el uso de paracetamol durante el periodo de gestación.

Las conclusiones podrían tener consecuencias importantes, ya que el paracetamol se utiliza durante el embarazo al ser uno de los fármacos que hasta ahora se habían considerado más seguros. Aunque todavía no está claro qué dosis es la que resulta perjudicial y por qué mecanismo, uno de los autores del estudio comenta que posiblemente el efecto nocivo se produzca con la administración continuada y que dosis puntuales no acarreen problemas.

Durante el embarazo son relativamente frecuentes pequeños trastornos que causan dolor o malestar y que precisan la utilización de analgésicos o antiinflamatorios. Muchas mujeres sienten temor a los potenciales efectos secundarios que el fármaco pudiera causar sobre el feto, y a menudo prefieren abstenerse y aguantar las molestias, a veces, innecesariamente. Hay una serie de recomendaciones sobre el uso de estos fármacos que pueden resultar útiles y que si se siguen, minimizan mucho la posibilidad de que puedan aparecer efectos secundarios.

Aquí, las recomendaciones

El general, el uso de antiinflamatorios parece relativamente seguro cuando se utilizan en tratamientos cortos, de forma puntual y a dosis bajas. En las últimas semanas del embarazo, los AINES (antiinflamatorios no esteroideos) pueden disminuir las contracciones uterinas, prolongar la gestación y también la duración del parto. Sin embargo, también pueden provocar el cierre prematuro del ductus arterioso -comunicación que normalmente existe entre el sistema arterial pulmonar y la aorta durante la vida fetal- e hipertensión arterial pulmonar en el neonato. Estos efectos perjudiciales se producen por la inhibición de las prostaglandinas (sustancias parecidas a las hormonas que regulan la actividad de las células y que entre otras funciones controlan los procesos inflamatorios).

El ibuprofeno podría ser el fármaco de elección dentro de este grupo. El diclofenaco parece ser también de los más adecuados, ya que no ha demostrado ser teratógeno - agente capaz de causar un defecto congénito- aunque sí embriotóxico en animales. La indometacina no se recomienda por el riesgo de cierre del ductus arterioso. La aspirina también es de uso restringido puesto que, al actuar sobre la función plaquetaria, puede producir hemorragias en la madre y el feto, aunque en algunos estudios parece ser segura si se limita su uso al primer y tercer trimestre de la gestación.

En cuanto a los analgésicos opiáceos, su riesgo teratógeno es bajo, pero si se utilizan en el último trimestre del embarazo pueden producir depresión respiratoria en el recién nacido y síndromes de abstinencia si el tratamiento ha sido prolongado.

Teresa Romanillos

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