Los padres disfrutaban de una mejor salud que nosotros cuando tenían nuestra edad. Esa es la conclusión de un extenso estudio realizado en los Países Bajos que comparó los cambios generacionales en una serie de factores de riesgo metabólicos para la enfermedad cardiovascular. Tras analizar los datos, los investigadores afirmaron que “las generaciones más recientes deben estar haciendo las cosas mal”.
Por ello advierten: “la prevalencia de factores de riesgo metabólico y la exposición a ellos de por vida a ellos se han incrementado y, probablemente, continuará aumentando”.
El estudio, publicado en European Journal of Preventive Cardiology, revisó los datos de más de 6.000 personas a los que se analizó a los 6, 11 y 16 años, informó abc.es.
Por ello advierten: “la prevalencia de factores de riesgo metabólico y la exposición a ellos de por vida a ellos se han incrementado y, probablemente, continuará aumentando”.
El estudio, publicado en European Journal of Preventive Cardiology, revisó los datos de más de 6.000 personas a los que se analizó a los 6, 11 y 16 años, informó abc.es.
El peso corporal, la presión arterial, los niveles totales de colesterol (hipercolesterolemia) y los de lipoproteína de alta densidad (HDL) fueron los parámetros analizados. Los sujetos fueron clasificados por sexo y generación en grupos de edad de diez años (20, 30, 40, y 50 años), con la finalidad de determinar si una generación tenía un perfil de riesgo diferente al de otra nacida 10 años antes.
Los resultados mostraron que la prevalencia de sobrepeso, obesidad e hipertensión aumentaba con la edad en todas las generaciones pero, en general, las generaciones más recientes tenían una mayor prevalencia de estos factores de riesgo que las nacidas diez años antes. Por ejemplo, el 40% de los hombres que tenían 30 años al inicio del estudio tenían sobrepeso, pero, 11 años después, la prevalencia de sobrepeso en la segunda generación de varones con 30 años había aumentado hasta el 52%.
En las mujeres estos cambios en el peso fueron sólo evidentes en las generaciones más recientes. Similares resultados se vieron en enfermedades como la hipertensión, la diabetes, aunque no en el caso de la hipercolesterolemia.
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