jueves, 19 de septiembre de 2013

Relación Pancreatitis y diabetes

Un meta-análisis realizado en Nueva Zelanda sugiere que la pancreatitis estaría asociada con el doble de riesgo de desarrollar diabetes.
 
En la revista Gut, el equipo del doctor Maxim S. Petrov, de la Universidad de Auckland, explica que nunca se había realizado una evaluación sistemática de la relación entre esas dos enfermedades. Por eso, revisó 24 ensayos clínicos prospectivos con un total de 1.102 participantes con una primera pancreatitis aguda. Después del alta médica, el 37 por ciento desarrolló prediabetes o diabetes.
 
La prevalencia de la prediabetes era del 16 por ciento y de la diabetes, del 23 por ciento. Un 15 por ciento necesitó aplicarse insulina. El mismo porcentaje desarrolló diabetes dentro del año posterior a la pancreatitis aguda y, a los cinco años, el riesgo se multiplicó 2,7 veces. También se duplicaron las posibilidades de necesitar insulina en ese momento.
 
"El alto porcentaje de pacientes que desarrolla diabetes después de un ataque de pancreatitis aguda, que es una enfermedad gastrointestinal común que afecta a casi 300.000 personas por año sólo en Estados Unidos, explica el crecimiento constante de la incidencia de la diabetes", dijo Petrov.
 
La prevalencia observada de diabetes después de una pancreatitis era mucho más alta que en la población general (entre el 4 y el 9 por ciento), según indica el equipo, que opina que se necesitan más estudios al respecto. "Este estudio respalda fuertemente la implementación de la pesquisa y la prevención en los pacientes con una pancreatitis aguda porque muchos de ellos desarrollarán diabetes pancreatogénica", finalizó Petrov.
 
FUENTE: Gut, 2013

lunes, 16 de septiembre de 2013

La Obesidad y la migraña

Las personas obesas podrían estar en mayor riesgo de migrañas episódicas, sugiere un estudio reciente. Las migrañas episódicas, el tipo más común, ocurren 14 días o menos al mes, mientras que las crónicas ocurren al menos 15 días al mes.
 
Las migrañas se caracterizan por un dolor que late o pulsa en un área de la cabeza, según la Academia Americana de Neurología (American Academy of Neurology). Los síntomas pueden incluir náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y al sonido. Las migrañas afectan a más del diez por ciento de la población.
 
En el nuevo estudio de más de 3,800 adultos, los que tenían un índice de masa corporal (IMC, una medida de la grasa corporal determinada mediante la estatura y el peso) alto tenían un 81 por ciento más probabilidades de sufrir de migrañas episódicas que los que tenían un IMC más bajo. Esto fue así sobre todo entre las mujeres, los blancos y las personas menores de 50 años.
 
El estudio de sección cruzada no prueba que la obesidad provoque las migrañas episódicas, pero sí demuestra que las personas que son obesas tienen un mayor riesgo de sufrir más de ellas, incluso de las de baja frecuencia, apuntó la autora líder del estudio, la Dra. Barbara Lee Peterlin, directora de investigación sobre el dolor de cabeza de la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.
 
"Estos resultados sugieren que los médicos deben fomentar unas opciones saludables de estilo de vida respecto a las dietas y al ejercicio entre las personas que sufren de migrañas episódicas", apuntó Peterlin en una declaración. "Se necesita más investigación para evaluar si los programas para perder peso pueden resultar útiles en las personas con sobrepeso y obesas que padecen de migrañas episódicas".
 
El estudio aparece en la edición del 11 de septiembre de la revista Neurology. Los investigadores también presentaron los hallazgos en junio en el Congreso Internacional del Dolor de Cabeza, en Boston. La Dra. Gretchen Tietjen, directora del programa de tratamiento e investigación sobre el dolor de cabeza de la Universidad de Toledo, en Ohio, dijo que halló que el estudio era interesante, dado que los estudios anteriores habían buscado conexiones entre la obesidad y las migrañas crónicas.
 
"Que los investigadores lograran mostrar una asociación entre la obesidad y la migraña episódica da más credibilidad a algunos de los estudios anteriores que hallaron algo similar", afirmó. Sin embargo, apuntó que todavía no se sabe qué sucede primero, la obesidad o la migraña. Hay muchos escenarios posibles, dijo Tietjen.
 
"Quizás la persona primero tuvo migrañas y luego comenzó a tomar medicamentos como la amitriptilina o el ácido valproico", planteó. "Esos medicamentos se asocian con el aumento de peso". La conexión posible entre la obesidad y las migrañas se sigue debatiendo. Una teoría que respalda el vínculo se centra en las sustancias inflamatorias del tejido graso (adiposo) que se liberan en el organismo, apuntó Tietjen.
 
Las mujeres premenopáusicas tienen más tejido adiposo en general que los hombres, y las mujeres tienen más tejido adiposo superficial y menos tejido adiposo profundo, comentó Peterlin. Pero tras la menopausia, el tejido adiposo es más similar entre ambos sexos. El tejido adiposo secreta distintas proteínas inflamatorias según cuánto tejido hay y dónde está ubicado. Dado que las mujeres más jóvenes y las personas obesas tienen más tejido adiposo, esto podría explicar, al menos en parte, por qué contraen más dolores de cabeza.
 
Por otro lado, Peterlin también sugirió que una posible conexión podría relacionarse con el cerebro. "Datos anteriores de imágenes de pacientes de migrañas han mostrado una activación en el hipotálamo, la parte del cerebro que controla el impulso de comer", dijo. Una alternativa es que quizás las personas que sufren de migraña podrían tener una mayor tendencia a conductas asociadas con el aumento de peso, como ser menos activas. ¿Conllevaría perder peso una reducción en la frecuencia de las migrañas? Aunque en general se anima a las personas obesas a perder peso, esto no necesariamente resultará en un alivio de las migrañas, advirtieron tanto Peterlin como Tietjen. Al menos dos estudios pequeños han evaluado las migrañas en personas obesas que se sometieron a una cirugía bariátrica para perder peso, dijo Peterlin.
 
Aunque esos estudios hallaron que algunos pacientes experimentaban menos dolores de cabeza, los estudios eran pequeños y se necesita más investigación para ver si esto es congruente. Es posible que los cambios en el estilo de vida necesarios para perder peso reduzcan la frecuencia de las migrañas, en lugar de perder peso en sí, plantearon los expertos.
 
Las personas que eliminan los alimentos procesados, las comidas ricas en calorías y el alcohol (que pueden ser desencadenantes de la migraña) podrían terminar experimentando menos dolores de cabeza. Desafortunadamente, también podría ocurrir lo contrario si las personas que hacen dieta introducen nuevos alimentos que son desencadenantes de las migrañas. Por ejemplo, algunas personas podrían desarrollar migrañas cuando consumen ciertos sustitutos del azúcar. También hay datos limitados que sugieren que las personas con obesidad grave que hacen ejercicio podrían sufrir menos migrañas, dijo Peterlin.
 
"Nuestros datos e investigaciones anteriores sirven como un llamado para los investigadores en el campo del dolor de cabeza para que identifiquen opciones seguras y adecuadas de tratamiento para [las personas] obesas con migrañas episódicas de todas las clasificaciones, no solo las que califican para cirugía [para perder peso]", planteó. Peterlin también sugirió que los médicos, además de ofrecer una educación sobre el estilo de vida a sus pacientes obesos con migrañas episódicas, tomen en cuenta el efecto sobre ganar o perder peso que podrían tener los medicamentos contra la migraña en los pacientes.
Fuentes
Barbara Lee Peterlin, D.O., associate professor, neurology, and director, headache research, Johns Hopkins University School of Medicine, Baltimore; Gretchen Tietjen, M.D., professor, neurology, and director, headache treatment and research program, University of Toledo, Ohio; Sept. 11, 2013, Neurology

jueves, 5 de septiembre de 2013

Los niños con Síndrome de Down no suelen tener glándulas salivales

Un estudio pequeño de Israel sobre niños con síndrome de Down detectó una alta tasa de glándulas salivales faltantes. "La ausencia congénita de la glándula salival provocaría caries dentales tempranas. Por lo tanto, la detección precoz permitiría que estos niños se beneficien con el tratamiento temprano", escriben los autores en Archives of Disease in Childhood.
 
El equipo del doctor Marwan Odeh, del Hospital de Galilea Occidental, Nahariya, publica también que los niños con síndrome de Down tienen una composición de la saliva distinta a la del resto. Los autores reunieron a 15 niños con el síndrome y 31 niños sin el síndrome de la misma edad y sexo. En los estudios por ultrasonido, el grupo control tenía las glándulas salivales parótidas y submandibulares normales e intactas, mientras que a cuatro niños con síndrome de Down (26,7 por ciento) le faltaba una o más glándulas salivales.
 
La glándula submandibular faltaba unilateralmente en tres niños y faltaba bilateralmente en uno. Además, tres niños con síndrome de Down tenían todas las glándulas, pero la parótida era muy pequeña. El equipo admite que el estudio es pequeño, pero asegura que "la rareza de esta ausencia congénita de una o más glándulas salivales, y su alto porcentaje en los participantes, sugiere que el resultado sería significativo".
 
Los autores opinan que el estudio también serviría para realizar el diagnóstico prenatal del síndrome de Down. El doctor Martin M. Ferguson, de la Universidad de Otago, Dunedin, Nueva Zelanda, dijo por e-mail: "Los niños con síndrome de Down tienen varias diferencias de crecimiento, esqueléticas y del tejido blando". Ferguson, cuyo informe sobre un caso de aplasia de las glándulas salivales en un paciente con síndrome de Down aparece citado en el estudio de Israel, comentó que "la aplasia y la hipoplasia de las glándulas salivales están reconocidas en personas sin el síndrome: una característica que no suele identificarse". Aún así, comentó que "el estudio confirma que la aplasia de las glándulas salivales pueden ser una característica del síndrome de Down".
 
FUENTE:
Arch Dis Child

lunes, 2 de septiembre de 2013

Las mujeres son más propensas a los cálculos renales

Cada vez más mujeres están siendo diagnosticadas con cálculos renales (piedras en los riñones), y la epidemia de obesidad podría explicar el creciente número de casos de esta dolorosa afección, sugiere un estudio reciente. "Las mujeres son cada vez más obesas. La obesidad es un importante factor de riesgo para el desarrollo de un cálculo renal", apuntó en un comunicado de prensa del Sistema de Salud Henry Ford el autor líder del estudio, el Dr. Khurshid Ghani, del Instituto de Urología Vattikuti del sistema de salud, en Detroit.
 
"Un aspecto fascinante sobre las mujeres en comparación con los hombres es que las mujeres obesas son más propensas a contraer un cálculo que los hombres obesos". Para llevar a cabo el estudio, que aparece en la edición en línea del 8 de agosto de la revista Journal of Urology, los investigadores examinaron las visitas a las salas de emergencia entre 2006 y 2009. Identificaron más de 3.6 millones de visitas provocadas por cálculos del tracto urinario superior.
 
Durante el estudio de cuatro años, la prevalencia de cálculos renales aumentó de 289 a 306 casos por cada 100,000 personas. "Aunque el número de pacientes que visitaron el departamento de emergencias aumentó en ese periodo, las que mostraron el mayor aumento en las visitas fueron las mujeres", apuntó Ghani. Sin embargo, entre las personas incluidas en el estudio, apenas el 12 por ciento fueron hospitalizadas por cálculos renales.
 
Los investigadores sugirieron que unas herramientas para el diagnóstico más precisas podrían ayudar a explicar por qué menos personas están siendo admitidas al hospital con esa afección. "En los últimos diez años, la forma en que los urólogos gestionan a los pacientes de cálculos renales en emergencias ha cambiado dramáticamente", señaló Ghani.
 
"Hoy en día, el médico de la sala de emergencias y el urólogo tienen acceso a mejores herramientas diagnósticas que les permiten un diagnóstico más preciso. Usamos una TC, que es la prueba más rápida que permite un diagnóstico inmediato, y que está disponible en todos los departamentos de emergencias". Añadió que un mayor uso de las TC para diagnosticar los cálculos renales podría ser uno de los motivos por los cuales los cargos por las visitas a las salas de emergencias aumentaron de 3.8 mil millones de dólares en 2006 a 5 mil millones de dólares en 2009.
 
"Hace quince años, más o menos entre un 5 y un 10 por ciento de los pacientes que visitaban el departamento de emergencias con un cálculo renal recibían una TC", apuntó Ghani. "Actualmente, el 70 por ciento de los pacientes que acuden al departamento de emergencia se someten a un escáner. Aunque es una maravillosa herramienta tecnológica que permite un diagnóstico preciso, es costoso". Ghani añadió que algunas personas pueden expeler el cálculo con la ayuda de medicamentos y ser monitorizados como pacientes ambulatorios. Los que son admitidos al hospital por cálculos renales con frecuencia están siendo tratados por infecciones relacionadas en la sangre, que pueden ocurrir cuando un cálculo provoca un bloqueo.
 
FUENTE:
Henry Ford Health System
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