No habrá una panacea en el futuro próximo para el tratamiento de las personas infectadas con ébola, comentan unos expertos en enfermedades infecciosas.
Nadie sabe si alguno de los fármacos experimentales usados durante la epidemia actual de ébola en realidad funciona. A las terapias más promisorias (ZMapp, TKM-Ebola y brincidofovir) les faltan meses o años para llegar a los ensayos clínicos que probarían su efectividad.
"No hay medicamentos con licencia para el tratamiento del ébola", comentó el Dr. Pritish Tosh, profesor asistente de enfermedades infecciosas de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
"Los fármacos sobre los que se habla ahora no han pasado por ensayos clínicos, así que no sabemos si tienen algún efecto que mejore o dañe a los pacientes".
En lugar de ello, los médicos actualmente recurren a dos opciones comprobadas con el tiempo para el tratamiento del ébola: la atención de respaldo y las transfusiones de sangre de los supervivientes de ébola.
Actualmente, la mayor esperanza para un paciente de ébola es acudir a un hospital que pueda proveer atención de respaldo, comentó Tosh.
El ébola, que durante meses ha estado causando estragos en países de África occidental (Guinea, Liberia y Sierra Leona), ataca a los órganos importantes del cuerpo, al final estropeándolos a medida que la enfermedad avanza.
Tosh dijo que la única forma comprobada de ayudar a un paciente a sobrevivir es darle bastantes líquidos y usar tecnología para reemplazar la función de los órganos que sucumben bajo el asalto del ébola: diálisis para reemplazar los riñones, respiración artificial para reemplazar los pulmones, y cosas por el estilo.
Los nuevos pacientes también están comenzando a recibir transfusiones sanguíneas de los supervivientes al ébola, con la esperanza de que los anticuerpos formados durante la enfermedad del superviviente ataquen al virus que asola al receptor.
Nina Pham, la enfermera de Dallas que contrajo el virus mientras atendía al primer paciente de ébola diagnosticado en Estados Unidos, recibió una transfusión de plasma del Dr. Kent Brantly. Brantly, un misionario médico, sobrevivió tras contraer el ébola en Liberia mientras realizaba trabajo voluntario como cooperante en el país. La sangre de Brantly también se ha donado a al menos otro paciente de ébola, el Dr. Rick Sacra, un compañero médico misionario que también sobrevivió a la enfermedad.
La transfusión del plasma de la sangre de Brantly administrada a Pham "es una herramienta significativamente mejor para combatir este virus que solo ofrecer atención de respaldo", afirmó Stefan Juretschko, director de diagnóstico de enfermedades infecciosas del Sistema de Salud North Shore-LIJ en Great Neck, Nueva York.
"Su plasma (la parte clara de la sangre, centrifugada y separada de los glóbulos rojos) está lleno de anticuerpos acumulados durante su propia batalla contra el ébola hace varios meses. Esa cantidad de anticuerpos de Brantly sirven como armas contra el virus, y es muy superior a los anticuerpos aún por formar de la enfermera de Texas a medida que combate la enfermedad", añadió Juretschko.
Las transfusiones sanguíneas de los supervivientes de ébola no son algo nuevo, comentó Tosh. Los médicos las han estado usando desde el primer brote de ébola en África, ya en 1976.
"Transfundieron sangre de un superviviente a un trabajador de laboratorio que se había infectado, y funcionó. El paciente sobrevivió", dijo. "Desde entonces, se ha hecho en varias ocasiones".
Brantly también recibió el fármaco experimental contra el ébola ZMapp, un coctel de tres anticuerpos producidos en el laboratorio. También lo recibió otra cooperante estadounidense afligida por el ébola, Nancy Writebol.
Pero hay un número limitado de dosis de ZMapp disponibles, y ya se han usado, dijo el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE. UU. Además, los científicos no tienen forma de saber si el ZMapp ayudó a Brantly y a Writebol a sobrevivir, o si sobrevivieron exclusivamente debido a la atención de respaldo que recibieron en un hospital estadounidense.
"Ya no quedan más dosis", lamentó Fauci. "Ni siquiera sabemos si [el ZMapp] ayudó, hizo daño o no tuvo ningún efecto en las personas que lo recibieron".
La producción del ZMapp se ha acelerado mediante un contrato de 24.9 millones de dólares y 18 meses de duración entre el gobierno de EE. UU. y el desarrollador del fármaco, Mapp Biopharmaceutical de San Diego. Pero no está claro cuándo habrá más dosis disponibles.
Otro medicamento experimental contra el ébola, el TKM-Ebola, también se ha usado para tratar a los pacientes en el brote actual, sobre todo a Sacra, que se recuperó en el Centro Médico de Nebraska, en Omaha.
Pero la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. mantiene el medicamento bajo unas restricciones parciales.
La agencia pidió al fabricante del fármaco Tekmira Pharmaceuticals Corp. de Vancouver, Canadá, información adicional para garantizar que el fármaco es seguro en unas dosis más altas. Hasta que no se eliminen esas restricciones, no se pueden realizar ensayos clínicos para probar su seguridad y efectividad.
El brincidofovir, un fármaco que se administra a los pacientes de ébola y que ya tiene cierto historial, es la mayor esperanza de los investigadores. El antiviral experimental se encuentra en ensayos clínicos avanzados para su uso en humanos contra el citomegalovirus, una infección que con frecuencia afecta a los niños, y contra el adenovirus, que por lo general conduce a enfermedades respiratorias.
"Hay un buen suministro, y ya se ha administrado a más de mil humanos por otros motivos", dijo Fauci.
"Hay una experiencia considerable con la seguridad del brincidofovir".
También se ha mostrado que el brincidofovir mata al ébola en el laboratorio, señaló el Dr. Craig Smith, director médico de enfermedades infecciosas en el Sistema Universitario de Atención de Salud de Augusta, Georgia.
Smith comparó el brincidofovir con el AZT, un fármaco que se marchitó en el laboratorio durante años como un controversial fármaco contra el cáncer antes de que se probara como un tratamiento efectivo para el VIH, dijo.
"Creo que este producto está surgiendo como terapia potencial", aseguró Smith. "Se podría apostar que probablemente funcionará en las personas".
Pero toda esta atención en las nuevas terapias no debe restar atención de la investigación y el control de infección que en última instancia acabarán con el brote actual en África occidental, planteó Tosh.
"El enfoque real debe estar en el campo en África occidental, donde se necesita para detener el brote", enfatizó.
FUENTES: Pritish Tosh, M.D., assistant professor of infectious diseases, Mayo Clinic, Rochester, Minn.; Anthony Fauci, M.D., director, U.S. National Institute of Allergy and Infectious Diseases; Stefan Juretschko, Ph.D., director of Infectious Diseases Diagnostics, North Shore-LIJ Health System, Great Neck, N.Y.; Craig Smith, M.D., medical director of infectious diseases, University Health Care System, Augusta, Ga.
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