Un estudio realizado en Australia sugiere que beber té negro durante el día aportaría un beneficio extra: un descenso leve de la presión arterial. Aunque la investigación no identifica los compuestos del té responsables de ese efecto, los autores recuerdan que estudios previos habían señalado los beneficios cardíacos de los flavonoides presentes en muchas plantas, incluido el té.
"El mensaje no es que todos empecemos a consumir mucho té", dijo Jonathan Hodgson, autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Australia Occidental, sino que la reducción de la presión es una ventaja.
En el estudio, publicado en Archives of Internal Medicine, los autores dividieron en dos grupos a 95 australianos con presión normal. Una de las cohortes bebió té negro y la otra, una bebida con el mismo sabor y contenido de cafeína. Antes del inicio del estudio, la presión diurna de los participantes era de 121/72 mm Hg. Los valores de hasta 120/80 mm Hg son normales, pero cuando superan 140/90 indican hipertensión. El rango entre ambos valores se considera "prehipertensión". Cada grupo ingirió la bebida asignada tres veces por día, durante seis meses.
Al finalizar el experimento, la presión sistólica (valor máximo) de los bebedores de té era 2 mm Hg más baja. La presión diastólica también se redujo unos 2 mm Hg. Toda disminución de la presión es buena, pero 2 mm Hg no son lo suficientemente significativos como para sacar de la zona de riesgo a una persona con presión alta. "Son cambios pequeños o insignificantes si se los compara con el efecto de un antihipertensivo", dijo el doctor Joseph Vita, de la Facultad de Medicina de la Boston University, quien que no participó del estudio.
Con todo, la presión sistólica del grupo de control aumentó 1 mm Hg, mientras que la presión diastólica lo hizo unos 0,5 mm Hg.
Para descartar la influencia de otros alimentos, todos los participantes disminuyeron el consumo de alimentos ricos en flavonoides, como manzanas, uvas, chocolate amargo y vino, durante cuatro semanas, antes y durante el estudio.
Hodgson señaló que ese cambio alimentario podría haber causado el aumento de la presión en el grupo de control.
El estudio se realizó con subsidios públicos y del área de Investigación y Desarrollo de Unilever, que comercializa la marca de té Lipton.
Fuente:
Archives of Internal Medicine
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