El uso de ciertos antibióticos podría poner a los niños en mayor riesgo de desarrollar enfermedades intestinales, halla una investigación reciente.
Mientras más pronto toman antibióticos los niños, y mayor es la cantidad que toman, más elevado es el riesgo de desarrollar posteriormente enfermedades intestinales inflamatorias conocidas como enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, hallaron los investigadores.
"Parece haber un efecto de 'respuesta a la dosis'", planteó el Dr. Matt Kronman, profesor asistente de enfermedades infecciosas pediátricas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Seattle. "Mientras más antibióticos tomaban los niños, más aumentaba su riesgo".
Estudios anteriores han sugerido un vínculo entre la enfermedad intestinal y el uso de antibióticos, pero la mayoría de dichos estudios presentaban limitaciones.
El nuevo estudio, que aparece en la edición en línea del 24 de septiembre de la revista Pediatrics, observó datos de más de un millón de niños con una edad máxima de 17 años en casi 500 consultorios de salud que participaban en una red de salud de Reino Unido. Se dio seguimiento a los niños durante dos o más años entre 1994 y 2009.
Los investigadores hallaron que 64 por ciento de los niños habían tomado algún tipo de antibiótico al menos una vez, y alrededor del 58 por ciento habían tomado antibióticos antianaerobios, que se dirigen a bacterias que no necesitan del oxígeno para desarrollarse. Los antibióticos antianaerobios incluyen a la penicilina, la amoxicilina, las tetraciclinas, el metronidazol, la cefoxitina y otros.
Durante el periodo de seguimiento, casi 750 niños desarrollaron enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa.
Los síntomas comunes de estas afecciones de por vida incluyen dolor abdominal, diarrea y pérdida de peso. El riesgo fue más de cinco veces más elevado para los bebés que habían recibido los medicamentos antes de cumplir un año de edad, en comparación con los bebés que no recibieron antibióticos, pero el riesgo se redujo significativamente con la edad.
Aunque hubo un aumento de 84 por ciento en el riesgo de desarrollar enfermedades intestinales entre los que tomaron antibióticos, el riesgo del mundo real sigue siendo muy bajo, apuntó Kronman. Además, aunque el estudio halló una asociación, no estableció una relación causal, así que los padres no deberían negar la medicación necesaria a sus hijos en base a estos resultados, enfatizaron los expertos.
En Estados Unidos, cada año se emiten alrededor de 49 millones de recetas para antibióticos pediátricos, y alrededor de la mitad de ellas son para penicilina, según la información de respaldo del estudio. Los autores dijeron que esas recetas se asociarían con 1,700 casos adicionales de enfermedad del intestino irritable cada año.
Se sabe que los antibióticos cambian el ambiente bacteriano normal en los intestinos, y Kronman especula que esto podría provocar la inflamación. Las enfermedades intestinales se caracterizan por inflamación crónica de los intestinos.
"Nuestro estudio confiere credibilidad a esa hipótesis", afirmó. Pero los autores apuntaron que aún quedan muchas preguntas.
Kronman sospecha que los antibióticos antianaerobios fomentan el aumento en el riesgo. "La gran mayoría de bacterias de los intestinos son antianaerobios", comentó.
Sin embargo, no hallaron una relación entre la tetraciclina, un antibiótico antianaerobio, y la enfermedad intestinal.
El gran número de niños estudiados es uno de los puntos fuertes de la nueva investigación, planteó otro experto, el Dr. William Muinos, codirector de gastroenterología del Hospital Pediátrico de Miami y profesor asistente de pediatría de la Universidad Internacional de Florida en Miami.
Muinos dijo que ha observado el vínculo en los pacientes. A él le parece que los fármacos que afectan más a las colonias anaeróbicas son peores en cuanto el aumento del riesgo de enfermedad intestinal.
Kronman aseguró que la moraleja no es evitar usar el antibiótico en los niños a cualquier precio, sino usarlos con sabiduría. "Cuando se necesitan, son esenciales", dijo.
Los padres deben sentirse libres de preguntar al médico que receta un antibiótico si sus hijos lo necesitan en ese momento dado, añadió Kronman. Los padres también pueden pensar en preguntar a los médicos si pueden elegir un antibiótico dirigido que se enfoque en una variedad más limitada de bacterias.
Dijo que un mensaje para los padres es informar al pediatra del niño si tiene antecedentes familiares de enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa.
Fuentes
Matt Kronman, M.D., assistant professor of pediatric infectious diseases, Seattle Children's Hospital and University of Washington School of Medicine, Seattle; William Muinos, M.D., co-director, gastroenterology, Miami Children's Hospital, and assistant professor of pediatrics, Florida International University, Miami; October 2012 Pediatrics
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