El gusto por los dulces de los estadounidenses podría estar contribuyendo a la creciente cantidad de personas que tienen hipertensión. Dos estudios recientes relacionan la fructosa, el tipo de azúcar de las gaseosas y muchos tipos de comidas endulzadas, con la presión sanguínea elevada, la cual es un importante factor de riesgo para los ataques cardiacos, la apoplejía y otras enfermedades cardiovasculares.
"El estudio plantea la posibilidad de que la fructosa pueda tener que ver con toda la patogénesis de la hipertensión", señaló el Dr. Richard J. Johnson, profesor y jefe de la división de enfermedades renales e hipertensión de la Universidad de Colorado y coautor de uno de los estudios. Los hallazgos iban a ser presentados esta semana en la Conferencia 'Investigación sobre la Presión Arterial Alta' de la American Heart Association en Chicago.
"Muestra que si se ingiere cierta cantidad de fructosa, se puede elevar la presión arterial" al nivel de la hipertensión, aseguró Johnson. La fructosa compone cerca de la mitad del azúcar de mesa común. La otra mitad es glucosa. La fructosa es utilizada ampliamente por los fabricantes de alimentos y bebidas porque es de muy bajo costo. "Los estadounidenses están consumiendo cantidades enormes de este azúcar, tres o cuatro veces más que hace cincuenta años", aseguró Johnson.
En el estudio, dirigido por Johnson y el Dr. Santos Pérez Pozo, nefrólogo del Hospital Mateo Orfila de Menorca, España, participaron 74 hombres que tenían una media de edad de 51 años que llevaban una dieta que incluía 200 g de fructosa al día. Eso es mucho más que el promedio de consumo estadounidense de entre 50 y 70 g, aunque "algunos personas están consumiendo hasta 150 g diarios, por lo que no estamos tan lejos", aseguró Johnson.
La mitad de la gente también tomaba dosis diarias de allopurinol, un medicamento para la gota que reduce los niveles de ácido úrico en la sangre, mientras que los demás tomaban un placebo.
Luego de dos semanas, los hombres que llevaban una dieta rica en fructosa que tomaban el placebo experimentaron un incremento promedio de seis puntos en la presión arterial sistólica (el número superior de una lectura de 120/80) y tres puntos de presión arterial diastólica (la otra cifra). Los hombres que tomaron allopurinol junto con la dieta rica en fructosa solo tuvieron un aumento de un punto en la presión sistólica.
Luego de dos semanas, los hombres que llevaban una dieta rica en fructosa que tomaban el placebo experimentaron un incremento promedio de seis puntos en la presión arterial sistólica (el número superior de una lectura de 120/80) y tres puntos de presión arterial diastólica (la otra cifra). Los hombres que tomaron allopurinol junto con la dieta rica en fructosa solo tuvieron un aumento de un punto en la presión sistólica.
Los resultados del estudio parecen confirmar la creencia de que la fructosa incrementa la presión arterial aumentando los niveles de ácido úrico, señaló Johnson, pero resaltó que el hallazgo es preliminar. "Claramente necesitamos más ensayos", apuntó. "Necesitamos estudios poblacionales más grandes para determinar si existe una relación causal".
En los EE. UU., uno de tres adultos tenían hipertensión, que fue la causa de muerte o un factor contribuyente en cerca de 319,000 muertes en los EE. UU. en 2005, según la asociación cardiaca.
El otro estudio programado para su presentación en la reunión cardiaca halló que el momento junto con la cantidad de fructosa consumida afectaban la presión arterial. El estudio fue realizado en ratones. Para el estudio, los ratones que durmieron durante el día tenían acceso no restringido a agua enriquecida con fructosa y acceso restringido a horas diurnas o nocturnas. Los monitores se implantaron en ratones para medir la presión arterial.
Los ratones consumieron grandes cantidades de agua endulzada, señaló Mariana Morris, vicepresidente asistente de estudios de postgrado y presidenta del departamento de farmacología y toxicología de la facultad de medicina Boonshoft de la Universidad Estatal Wright de Dayton Ohio, quien dirigió el experimento.
Los ratones que consumieron fructosa continuamente o en la noche experimentaron un aumento en la presión arterial, con un pico nocturno, cuando estaban despiertos. El patrón se revirtió en ratones que consumieron fructosa en las horas diurnas, elevado durante el día y bajo en la noche. La reversión del ritmo diurno y nocturno "es similar al patrón observado en diabéticos humanos", señaló Morris. Esto sugiere que el momento de la ingesta de fructosa es importante para las patologías cardiovasculares, dijo.
Todos los ratones aumentaron de peso. "Si se les da fructosa en el momento incorrecto, cuando se supone que deban estar dormidos, el efecto patológico en la presión arterial y el peso corporal es mayor", dijo Morris. "Pero les encanta, no importa la hora en la que la reciban". Los resultados fueron similares a los de otro estudio sobre el que se informó el 3 de septiembre en línea en Obesity en el que se puso a los ratones en una dieta rica en grasa. Algunos se alimentaron durante las horas diurnas normales de sueño, mientras que otros fueron alimentados en la noche. Los ratones que comieron durante el día (cuando se supone que debían estar durmiendo) alcanzaron en promedio un 48 por ciento de aumento de peso, en comparación con el veinte por ciento de los que fueron alimentados en la noche.
Lo que sucede con los ratones sucede probablemente en humanos, aseguró Morris. "Tenemos el 99 por ciento del mismo genoma", dijo.
Fuentes
Richard J. Johnson, M.D., professor and head, division of renal diseases and hypertension, University of Colorado, Denver; Mariana Morris, Ph.D., assistant vice president, graduate studies, and chairwoman, Pharmacology and Toxicology Department, Boonshoft School of Medicine, Wright State University, Dayton, Ohio; Sept. 23-24, 2009, presentations, American Heart Association High Blood Pressure Research Conference, Chicago
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