martes, 8 de marzo de 2011

Por qué tenemos lumbalgia ?

La lumbalgia es una afección reumática que provoca dolor de espalda entre las últimas costillas y la zona glútea. Su etiología está relacionada con degeneración del disco vertebral, artrosis de las vértebras, fracturas por osteoporosis o escoliosis. A menudo, estas situaciones se generan a largo plazo, debido al mal trato al que se ha sometido la zona baja de la espalda durante un tiempo prolongado. Los especialistas abordan este mal todos los días y aseguran que, en buena parte, el tratamiento se basa en la educación, no solo en la forma de resolverlo, sino en buscar el modo de que éste no se desarrolle de nuevo.


La lumbalgia ocupa el segundo lugar entre las enfermedades reumáticas que provocan una peor calidad de vida respecto a las limitaciones físicas, después de la artrosis de rodilla. Sea cual sea su origen, hay siempre una inflamación que se resuelve con el tiempo. Pero por ser un proceso lento, es muy fácil volver a lesionarse la espalda. Por este motivo, hay que llevar un buen tratamiento que la convierta en episódica y no recurrente, crónica e, incluso, discapacitante.


Se recomienda, llevar a cabo actividades cotidianas que podrían ayudar a prevenir la lumbalgia: caminar por terreno llano al menos una hora cada día, mantener una higiene postural adecuada y practicar ejercicio, sobre todo natación (mejor el estilo de espalda) y bicicleta estática con el manillar elevado. Diez minutos al día de ejercicio deberían ser suficientes para prevenir el dolor de espalda y fortalecer los músculos, siempre y cuando no se practique en plena crisis.


Uno de los principales factores de riesgo de desarrollar lumbalgia es desempeñar un trabajo sedentario, que favorece adoptar malas posturas y puede derivar en dolor de espalda o de cintura. Pero no solo es la ocupación. En la actualidad, muchas personas pasan una gran parte de su tiempo de ocio ante la pantalla de la computadora. Debido a que estas afecciones se desarrollan de manera lenta, la mala posición se convierte en hábito y, éste, en un alto riesgo de padecer la enfermedad. De la misma manera, como la mayoría de las molestias se controlan al tumbarse o descansar, muchas personas optan por dejar pasar el problema.


Las mujeres se llevan la peor parte, ya que afecta más a ellas. Y no es una buena noticia, porque se une al conocido carácter femenino de la osteoporosis. Cumplidos los 55 años, los defectos posturales pueden acarrear a largo plazo más problemas, al unirse al proceso menopáusico, momento en el que se reduce la capacidad del organismo para absorber el calcio: permanecer con posturas incorrectas de forma prolongada puede provocar microfacturas óseas.


Tratamiento


Para acelerar la recuperación y reducir el riesgo de que este mal se repita en el futuro, se aconseja evitar el reposo en cama y mantener el grado máximo de actividad física que el dolor permita. Si bien no se sugiere el ejercicio en plena crisis, sí cuando se prolonga durante más de 6 semanas.


Respecto a la terapia farmacológica, los medicamentos más eficaces son analgésicos, antiinflamatorios o relajantes musculares durante tres meses. A partir de ahí, si se prolonga, se puede optar por neurorreflejoterapia (grapas quirúrgicas que estimulan las fibras nerviosas relacionadas con los nervios implicados en el dolor) o por acudir a una "escuela de la espalda", es decir, centros donde enseñan al paciente a manejar de manera activa su problema. No se proponen aquellas donde se centran exclusivamente en la higiene postural o la ergonomía.


Si el malestar va más allá de los 3 meses o cuando hay señales de mal pronóstico (un círculo vicioso que no permite superar la situación) también puede ser oportuno el tratamiento psicológico, o ante hernia discal, la posibilidad de intervención quirúrgica.




Fuente
Eroski consumer

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