El mar se ha convertido en un gigantesco vertedero. Así se deduce de diversos informes sobre contaminación marina, entre ellos, uno reciente de Naciones Unidas. Los océanos de todo el mundo acumulan millones de toneladas de residuos, desde bolsas y botellas de plástico, hasta restos de cigarrillos, televisiones, frigoríficos o camas. Los expertos señalan que los residuos se concentran más en determinados lugares del océano. Los daños a la biodiversidad marina y a la economía son cada vez mayores.
La cantidad total de basura oceánica es desconocida, debido a la falta de estudios y a que buena parte de los residuos no se ven. Acaban en el fondo o ingeridos por los seres vivos marinos. Greenpeace estima que el 10% de la producción mundial de plástico se deposita en los océanos. El PNUMA calcula que la fabricación global es de 225 millones de toneladas al año. En cuanto al origen de los restos, un 20% procede del tráfico marino y el 80%, de tierra firme.
Los expertos aseguran que todavía se puede luchar contra este problema si se toman las medidas adecuadas. Los ecologistas subrayan que el mar es el gran olvidado de los responsables institucionales. Por ello, les reclaman la aprobación de normas que impulsen la reducción de los residuos y su correcto tratamiento, además de medidas concretas para hacerlas cumplir y penalizar a quienes las infringen. Los ecologistas recuerdan que la ley de envases en España podría ser más dura frente al envasado excesivo con plástico.
Los consumidores también son esenciales, ya que pueden reducir el uso de este tipo de productos y envases, reutilizarlos y reciclarlos. La conciencia ecológica sirve en tierra firme y en el mar: no arrojar nada al agua o tirar los residuos en contenedores apropiados son gestos vitales para la vida oceánica. El año pasado, casi 400.000 voluntarios recogieron más de tres millones de kilos de basura en playas de 104 países y 42 estados de EE.UU. durante el Día Internacional de la Limpieza Costera.
Los consumidores también son esenciales, ya que pueden reducir el uso de este tipo de productos y envases, reutilizarlos y reciclarlos. La conciencia ecológica sirve en tierra firme y en el mar: no arrojar nada al agua o tirar los residuos en contenedores apropiados son gestos vitales para la vida oceánica. El año pasado, casi 400.000 voluntarios recogieron más de tres millones de kilos de basura en playas de 104 países y 42 estados de EE.UU. durante el Día Internacional de la Limpieza Costera.
Los científicos y las ONG pueden desarrollar más investigaciones para conocer este problema y tomar medidas prácticas. El proyecto Kaisei ha enviado un barco a la zona del Pacífico, que concentra toneladas de basura, para conocerla mejor y estudiar cómo se podría limpiar con el uso de robots. Sus responsables probarán un sistema para transformar estos residuos en electricidad en la planta de valorización HPower, en Hawai. La Fundación Algalita, creada por Charles Moore, también analiza las concentraciones de basura de esta zona del Pacífico.
Diversas empresas internacionales cuentan con varios barcos especiales para la eliminación de residuos en ríos. Sus responsables aseguran que con la adecuada financiación estos equipos se podrían adaptar sin problemas a la limpieza de los mares.
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