Una de las quejas más comunes de las mujeres, es que sus esposos, novios, enamorados, “no hablan”. Un sentimiento asociado a esta queja, es que se sienten no queridas.
Muchos hombres se comportan como si padecieran de un trastorno de déficit atencional: están ahí pero es “como si no estuvieran”, parecen “idos”, como si no les interesara el tema o la preocupación de su pareja. Muchas veces no se trata de desinterés, sino de una dificultad para sintonizar o para mostrar su interés, de la manera en que su pareja necesitaría sentirlo. Y el problema es que, sin proponérselo necesariamente, se va creando un abismo entre ellos y sus parejas, e incluso con los hijos y el resto de la familia. Esta brecha se va a expresar luego en todos los ámbitos de las relaciones. No es extraño que el sentimiento de vacío vaya apoderándose de estos hombres. Muchas veces son los otros miembros de la familia los que se dan cuenta de esto, y los propios interesados, los que lo sufren, no se dan cuenta.
Una pareja que puede conservar el diálogo, tiene los instrumentos para intentar sobreponerse a los conflictos, no solamente de la pareja, sino de cada uno de sus componentes. Algo importante para que este diálogo sea posible, será evitar los malos entendidos y resentimientos producto del desencuentro entre dos maneras distintas de estar y de comunicarse, sin desvalorizarse uno al otro por ser y comportarse diferente.
El hombre deberá hacer un esfuerzo por conectar con su mujer y por prestarle una atención más evidente, y la mujer tendrá que comprender que no puede esperar de él una disposición similar a la suya o a la que tendría una amiga mujer también, sino aceptar que la forma de interesarse de su pareja puede ser distinta.
Dr. Leopoldo Caravedo
Psicoanalista y Psicólogo Clínico
Fuente
RPP Noticias
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