Los bebés que no son amamantados podrían experimentar consecuencias de salud a largo plazo, sugiere un estudio reciente.
Investigadores franceses compararon el crecimiento, la composición corporal (masa grasa frente a masa magra) y la presión arterial en tres grupos de recién nacidos. Un grupo fue amamantado durante los primeros cuatro meses de vida, mientras que los bebés de los otros dos grupos recibieron uno de dos tipos de fórmula: una fórmula más pobre en proteínas con 1.8 gramos (g) de proteína por cien kilocalorías (kcal) o una fórmula más rica en proteínas con 2.7 g/100 kcal.
El contenido de proteína de ambas fórmulas caían dentro del rango recomendado de niveles proteicos para la leche de fórmula, según señalaron los investigadores. Luego de cuatro meses, los bebés de los grupos alimentados con fórmula siguieron recibiendo la misma fórmula, mientras que los bebés amamantados fueron cambiados a la fórmula con menos proteína, si era necesario. Entonces, los investigadores dieron seguimiento a los 234 niños durante tres años.
Para los tres años de edad, la presión arterial diastólica y la promedio de los bebés alimentados con la fórmula más rica en proteína eran más altas que para los niños amamantados, aunque la presión arterial seguía en el rango normal.
Los niños amamantados también mostraron un patrón de crecimiento y perfil metabólico distintos que los alimentados con fórmula. Los bebés amamantados tenían niveles más bajos de insulina en sangre cuando tenían quince días y cuatro meses de edad, pero no cuando tenían nueve meses. Los bebés amamantados también tenían patrones de crecimiento distintos en su primer año de vida, pero para los tres años no hubo diferencias en estatura, peso ni composición corporal (masa grasa frente a magra).
Aunque no está claro qué significan estas diferencias a lo largo de la vida, los investigadores dijeron que podría ser evidencia de un "efecto de programación metabólica", o del concepto de que las experiencias nutricionales en momentos críticos a principios de la vida pueden influir en la salud y el metabolismo futuros de una persona.
"Parece que la alimentación con leche de fórmula induce diferencias en algunos perfiles hormonales así como también en los patrones de crecimiento, en comparación con la lactancia materna", apuntó en un comunicado de prensa de la Academia Estadounidense de Pediatría el coautor del estudio, el Dr. Guy Putet. "Las consecuencias a largo plazo de dichos cambios no se comprenden del todo en los humanos, y podrían tener que ver con la salud posterior. Se necesitan estudios bien diseñados con un seguimiento a largo plazo".
El estudio debe ser presentado el lunes en la reunión anual de las Sociedades Pediátricas Académicas en Denver. Los datos y conclusiones deben ser considerados como preliminares hasta que se confirmen en estudios a largo plazo.
Fuentes
American Academy of Pediatrics
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