A pocas mujeres el ciclo menstrual les dura 28 días, que sería la cifra más exacta. En general, se registra una oscilación normal de 21 y 40 días. Más allá de este número se considera que el período es irregular. Siempre se ha pensado que estas alteraciones tras la menarquia (la primera regla) son habituales, porque pasa algún tiempo hasta que el organismo se regula. No obstante, un estudio afirma que la oligomenorrea (ciclo menstrual que dura entre 36 y 90 días) o la amenorrea (más de 90 días o ausencia de regla) podrían deberse a alteraciones metabólicas o señales de posibles enfermedades futuras. Por este motivo, ante cualquier desarreglo, los especialistas insisten en la importancia de acudir al ginecólogo.
Tras la menarquia o primera menstruación en la adolescencia, la irregularidad menstrual se entiende como un hecho normal y se justifica por una hipotética regularización hormonal que se estabiliza con los años. Sn embargo, investigadores del National Heart Lung and Blood Institute, de Estados Unidos, han publicado en la revista 'Fertility and Sterility' las conclusiones de un estudio ("Ramifications of adolescent menstrual cycles more than 42 days in young adults") que asegura que estas alteraciones podrían reflejar una propensión al sobrepeso o a la obesidad, así como ser signos tempranos de diabetes y enfermedad cardiovascular.
Se midieron durante varios años los niveles de distintas hormonas sexuales en 370 niñas a partir de 14 años. También se hicieron determinaciones de niveles de glucosa y de insulina, cifras de presión arterial, peso, altura y perímetro abdominal. Se consideraron menstruaciones irregulares aquellas con una diferencia entre ciclos de más de 42 días. El porcentaje de chicas con períodos alterados fue solo de un 2% y se detectó que las afectadas pesaban más que el resto a los 14 años y engordaron más durante los años de estudio. También tenían niveles mayores de testosterona, la hormona sexual masculina. A los 25 años, las participantes con tres o más períodos irregulares registraban un índice de masa corporal de 37,8 (obesidad grave) y mayores niveles de glucemia e insulina.
Una causa que explicaría tales efectos en el organismo es que los ovarios podrían responder a cambios en el metabolismo, como el aumento de los niveles de insulina. Los problemas menstruales serían posteriores a los síntomas indicativos de diabetes. Ello pone en evidencia que los cambios en el ciclo menstrual están provocados por alteraciones metabólicas. El segundo estudio, por su lado, concluye que el motivo puede estar en que las irregularidades se deben a anomalías metabólicas que aumentan el riesgo de resistencia a la insulina, lo que a su vez dificulta la capacidad del cuerpo para procesar la glucosa y favorece el desarrollo de la diabetes. Los períodos irregulares no provocan obesidad o niveles altos de glucosa o insulina, sino que pueden ser una señal de mal funcionamiento metabólico
Hasta ahora, esta relación se conocía en mujeres adultas y se sabía de otras causas, ya que las irregularidades menstruales se asocian a menudo con factores emocionales vinculados a situaciones de estrés, ansiedad o angustia, que alteran la producción hormonal y trastornan el proceso ovulatorio. También se habían relacionado con alteraciones del útero, los ovarios o el endometrio, como miomas, fibromas o quistes.
Muy importante
Las irregularidades menstruales son un factor de riesgo para el desarrollo del síndrome del ovario poliquístico (SOP), un trastorno hormonal que, si no se trata, puede llegar a causar infertilidad y obesidad. Este, a su vez, provocaría diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular. Los datos coinciden con el primer trabajo estadounidense mencionado, ya que señalan la relación directa entre la irregularidad en los ciclos y esta afección en los ovarios.
Bajar de peso ha demostrado ser el mejor método no farmacológico frente a la diabetes, la hipertensión arterial y los niveles de colesterol perjudicial alto y, en consecuencia, frente al ovario poliquístico. Una pérdida de peso del 5% del peso corporal total mejora el desequilibrio hormonal y reduce los problemas de fertilidad. Tratar de lograr la regularización de los períodos menstruales es otra estrategia habitual.
Para evitar las alteraciones en el período menstrual, a menudo basta con disminuir los niveles de estrés, seguir una nutrición adecuada y añadir complementos nutricionales que ayuden a equilibrar los trastornos hormonales. Las modificaciones en la dieta se basan, sobre todo, en la disminución de la ingesta de carbohidratos refinados. En caso de deficiencias nutricionales, el especialista puede sugerir complementos de calcio, magnesio o aceite de pescado. También se recomienda el ejercicio regular, aunque moderado. Estas recomendaciones no son más que pautas de hábitos saludables de prevención de muchas otras afecciones, como la diabetes, la hipertensión o enfermedades cardiovasculares.
Fuente
Consumer es.
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