
El 20 por ciento de los cánceres cerebrales primarios son glioblastomas multiformes, un tipo de tumor del que sobrevive tan sólo un 5 por ciento de los pacientes cinco años después del diagnóstico. Los científicos que querían utilizar el sistema inmunológico para acabar con las células cancerígenas cerebrales debían hacer frente a dos retos: reclutar las células defensivas que reconocen al antígeno del tumor, llamadas dendríticas, desde la médula ósea y ayudarlas a reconocer las células tumorales.
Ahora, un equipo de investigadores del Cedars Sinai Medical Center de Los Ángeles, según informa la revista Public Library of Science Medicine, ha logrado con éxito ambos objetivos gracias a la combinación de una terapia genética y química.

En declaraciones a Efe, la responsable de la investigación, la argentina María G. Castro, explicó que el primer paso del complejo proceso consistió en inyectar dos virus terapéuticos en el interior de la masa tumoral, lo que produjo una doble respuesta complementaria de activación del sistema inmune. Uno de los virus, que hace que el cáncer fabrique una proteína del tipo citoquina, atrajo a las células dendríticas, que migraron por el torrente sanguíneo desde la médula ósea.
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