Para muchos adolescentes el estudiar es una tarea que preferirían no realizar, sin embargo, un test revela que a más tiempo dedicado al estudio, menores son las posibilidades de padecer de demencia o el mal de Alzheimer.
El estudio fue realizado por la neuróloga Catherine Roe y sus colegas del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer, y aplicado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en San Luis, en donde se comprobó que los participantes que hicieron bien las pruebas tendían a ser personas que habían estudiado durante más años que las demás.
Los niveles de educación académica de los participantes fueron utilizados para calibrar una cualidad teórica conocida como Reserva Cognitiva, que se refiere a las habilidades mejoradas en el pensamiento, el aprendizaje y la memoria, que resultan de usar de manera habitual el cerebro para retos intelectuales y otras tareas mentales que requieren esfuerzo.
Los neurólogos han especulado durante mucho tiempo con que esta cualidad es un equivalente aproximado al beneficio que obtiene el cuerpo mediante el ejercicio físico regular, y que puede ayudar al cerebro a hacer frente a los daños causados por la enfermedad de Alzheimer.
Durante la investigación, como se esperaba, aquellos participantes cuyos cerebros mostraron poca evidencia de formación de placas obtuvieron puntuaciones altas en todas las pruebas cognoscitivas y aquellos con altos niveles de presencia de placas cerebrales obtuvieron resultados pobres en las pruebas.
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