
En primer lugar, la diabetes aumenta el riesgo de derrame cerebral que daña los vasos sanguíneos del cerebro y, por tanto, puede contribuir al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. El cerebro depende también de diferentes sustancias químicas que pueden perder su balance debido al exceso de insulina; algunos de estos cambios pueden provocar el inicio de esta enfermedad neurodegenerativa. Por último, un alto nivel de azúcar en la sangre produce inflamación, la cual puede también dañar las células del cerebro y contribuir a su desarrollo.
Varias investigaciones han señalado también a la diabetes de tipo 2 como factor de riesgo para desarrollar tuberculosis pulmonar. En un estudio en el Hospital de Bombay (India), la tuberculosis resultó ser la complicación más grave (5,9%) en una cohorte de 8.000 pacientes con diabetes de tipo 2.
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