viernes, 10 de diciembre de 2010

El Asma bronquial y la natación

Hasta ahora, algunos estudios habían sostenido que nadar en piscinas podía constituir un riesgo para el desarrollo de asma infantil. Sin embargo, un nuevo trabajo, el más amplio realizado hasta el momento, ha concluido que, lejos de aumentar el riesgo de asma en niños, este deporte podría mejorar la función pulmonar e, incluso, proteger frente al desarrollo de esta enfermedad respiratoria. Los expertos advierten de que se deberán realizar más estudios para confirmar estos resultados, pero destacan que, por el momento, no hay motivo para desaconsejar esta práctica deportiva.


El Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) de Barcelona y la Universidad de Bristol, en Gran Bretaña, se han encargado de llevar a cabo este trabajo, publicado en 'American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine'. Hasta la fecha, es el estudio más importante sobre natación y asma en niños y sus conclusiones evidencian que la asistencia a piscinas no aumenta el riesgo de padecer asma infantil. Afirma que los pequeños que practican natación tienen el mismo riesgo de desarrollarlo que quienes no lo hacen. Es más, defiende que nadar podría mejorar la función pulmonar y disminuir el riesgo de que los niños sufran asma.


Entre los casi 6.000 participantes en el estudio, cerca del 50% nadaban en piscinas, al menos, una vez a la semana entre los 4 y los 7 años, mientras que el 20% no lo hacía nunca o casi nunca. Al comparar los síntomas de quienes habían practicado natación con los de quienes no lo habían hecho, el estudio desveló que los casos de asma no eran más frecuentes entre los niños que acudían más a menudo a la piscina.


Para comprobar si el estudio era consistente, se analizaron varios grupos de edades y no se obtuvieron diferencias entre los niños de 7 a 10 años. Se constató que entre el grupo de 7 años, 1 de cada 5 había padecido asma alguna vez. En cambio, quienes nadaban con más frecuencia durante la infancia no tenían más riesgo de sufrir esta enfermedad de los 7 a los 10 años, frente a quienes habían nadado poco o nada. Los pequeños que habían practicado natación tampoco registraban síntomas respiratorios ni alérgicos, como sibilancias, fiebre del heno, atopia o eczema.


La natación forma parte de un estilo de vida saludable, no sólo para el bienestar en general, sino también para la salud respiratoria. Tadavía es necesaria una explicación biológica para saber qué ocurre y "poder responder a muchas preguntas".


Fuente
Consumer es.

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