Un nuevo estudio brinda a las mujeres un motivo más para dejar de fumar antes de quedar embarazadas: reducir el riesgo de sufrir un aborto espontáneo.
En un estudio sobre casi 1.300 japonesas que habían tenido un embarazo, los autores hallaron que las grandes fumadoras al comienzo del embarazo eran dos veces más propensas que las no fumadoras a tener un aborto espontáneo en el primer trimestre.
Hay muchos motivos para que las mujeres dejen de fumar antes del embarazo. La adicción eleva el riesgo de tener un parto de feto muerto, un parto prematuro o un bebé con bajo peso al nacer.
Y el nuevo estudio, publicado en la revista Human Reproduction, respalda la asociación entre el tabaquismo y la pérdida del embarazo.
El equipo de Sachiko Baba, de la Universidad de Osaka, revisó los registros de 430 mujeres que habían sufrido un aborto espontáneo en el primer trimestre de gestación. A cada mujer se la comparó con otras dos de la misma edad que habían tenido un bebé ese mismo año.
Las mujeres que habían fumado por lo menos 20 cigarrillos diarios durante el embarazo fueron dos veces más propensas que las no fumadoras a perder el embarazo. El 7 por ciento (32) de las 430 mujeres que sufrieron un aborto fumaba esa cantidad de cigarrillos, comparado con el 4 por ciento (36) de las 860 mujeres que tuvo un bebé.
Según estudios previos, se estima que hasta el 8 por ciento de los embarazos se pierde entre la sexta y la octava semana posterior al último período menstrual. A las 10 semanas, esa tasa se reduce al 2 por ciento. La mayoría de esos abortos espontáneos suceden en el primer trimestre y los expertos estiman que la mayoría se debe a anormalidades genéticas que no se pueden prevenir.
De todos modos, ciertos hábitos del estilo de vida pueden elevar relativamente ese riesgo, incluido el consumo excesivo de alcohol, la drogadicción y el tabaquismo.
Los nuevos resultados no prueban que el tabaquismo en sí haya sido la única causa del aumento del riesgo de perder el embarazo en el estudio. El equipo pudo identificar otros factores: consumo de alcohol y abortos espontáneos anteriores, mientras que la relación tabaquismo-aborto se mantuvo.
Además, las mujeres que habían trabajado en el primer trimestre eran un 65 por ciento más propensas a perder el embarazo que las que no habían trabajado fuera de sus casas. Un tercio de las mujeres que perdieron el embarazo dijo que había trabajado fuera del hogar, comparado con el 19 por ciento de las que tuvieron un bebé.
Se desconoce el origen de este resultado. El equipo no halló estudios fuera de Japón que hayan identificado la relación entre el trabajo y el aumento del riesgo de perder un embarazo. Se necesitan más estudios para explicar ese resultado, indicaron los autores.
Según el Colegio Estadounidense de Obstetricia y Ginecología, no hay pruebas de que trabajar durante el embarazo eleve el riesgo femenino de sufrir un aborto espontáneo.
Fuente
En un estudio sobre casi 1.300 japonesas que habían tenido un embarazo, los autores hallaron que las grandes fumadoras al comienzo del embarazo eran dos veces más propensas que las no fumadoras a tener un aborto espontáneo en el primer trimestre.
Hay muchos motivos para que las mujeres dejen de fumar antes del embarazo. La adicción eleva el riesgo de tener un parto de feto muerto, un parto prematuro o un bebé con bajo peso al nacer.
Y el nuevo estudio, publicado en la revista Human Reproduction, respalda la asociación entre el tabaquismo y la pérdida del embarazo.
El equipo de Sachiko Baba, de la Universidad de Osaka, revisó los registros de 430 mujeres que habían sufrido un aborto espontáneo en el primer trimestre de gestación. A cada mujer se la comparó con otras dos de la misma edad que habían tenido un bebé ese mismo año.
Las mujeres que habían fumado por lo menos 20 cigarrillos diarios durante el embarazo fueron dos veces más propensas que las no fumadoras a perder el embarazo. El 7 por ciento (32) de las 430 mujeres que sufrieron un aborto fumaba esa cantidad de cigarrillos, comparado con el 4 por ciento (36) de las 860 mujeres que tuvo un bebé.
Según estudios previos, se estima que hasta el 8 por ciento de los embarazos se pierde entre la sexta y la octava semana posterior al último período menstrual. A las 10 semanas, esa tasa se reduce al 2 por ciento. La mayoría de esos abortos espontáneos suceden en el primer trimestre y los expertos estiman que la mayoría se debe a anormalidades genéticas que no se pueden prevenir.
De todos modos, ciertos hábitos del estilo de vida pueden elevar relativamente ese riesgo, incluido el consumo excesivo de alcohol, la drogadicción y el tabaquismo.
Los nuevos resultados no prueban que el tabaquismo en sí haya sido la única causa del aumento del riesgo de perder el embarazo en el estudio. El equipo pudo identificar otros factores: consumo de alcohol y abortos espontáneos anteriores, mientras que la relación tabaquismo-aborto se mantuvo.
Además, las mujeres que habían trabajado en el primer trimestre eran un 65 por ciento más propensas a perder el embarazo que las que no habían trabajado fuera de sus casas. Un tercio de las mujeres que perdieron el embarazo dijo que había trabajado fuera del hogar, comparado con el 19 por ciento de las que tuvieron un bebé.
Se desconoce el origen de este resultado. El equipo no halló estudios fuera de Japón que hayan identificado la relación entre el trabajo y el aumento del riesgo de perder un embarazo. Se necesitan más estudios para explicar ese resultado, indicaron los autores.
Según el Colegio Estadounidense de Obstetricia y Ginecología, no hay pruebas de que trabajar durante el embarazo eleve el riesgo femenino de sufrir un aborto espontáneo.
Fuente
Human Reproduction
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