miércoles, 11 de marzo de 2009

Los Beneficios de la Natación infantil

Se forman, crecen y nacen rodeados de agua. Así como el líquido amniótico es el medio básico de enriquecimiento del bebé en el útero de la madre, el agua también lo es desde los primeros meses de vida extrauterina. Por eso la natación es una de las actividades físicas más completas para potenciar el desarrollo de los niños y mejorar su coordinación, equilibrio y fuerza muscular, amén de proporcionar numerosos beneficios psíquicos.
No obstante, la natación para bebés poco tiene que ver con nadar o aprender a nadar: es una forma de estimular al recién nacido en el medio acuático. Ahora bien, en ningún caso adquirirán las habilidades necesarias para desarrollar la autonomía necesaria en el agua y aprender los movimientos propios que requiere la práctica de la natación.

Beneficios

1) La natación a edades tempranas ayuda al desarrollo psicomotor, ya que los bebés encuentran en el agua la posibilidad de moverse de forma tridimensional, con una gran libertad y continuidad de movimientos.
2) Los niños adquieren nociones de desplazamiento y distancia, lo que redunda en un mayor equilibrio y coordinación motriz. Además, su alineación postural se ve favorecida.
3) La natación fortalece el sistema cardiorrespiratorio de los más pequeños. Mediante los ejercicios de respiración en el agua se logra que aumente la eficiencia en la oxigenación y traslado de la sangre.
4) La práctica de la natación incrementa el apetito y mejora la movilidad intestinal.
5) Niños y bebés, incluso los más moviditos o hiperactivos, se relajan y duermen mejor tras disfrutar de unas horas en la piscina.
6) El agua estimula la capacidad de juego de los bebés, lo que resultará muy ventajoso en su aprendizaje futuro, ya que desarrollan una percepción más amplia del mundo en el que viven, y son más creativos y observadores.
7) En el agua el niño empieza a conocer sus posibilidades y limitaciones, y se siente seguro.
8) La actividad acuática en común mejora y fortalece la relación afectiva y cognitiva entre el bebé y sus padres.
9) El medio acuático está recomendado sobre todo en niños con problemas de salud que dificultan su natural movilidad. Es el caso de los menores que sufren daños en la columna y precisan de silla de ruedas, e incluso, en aquellos casos de obesidad infantil.

Inconvenientes

1) Los niños más pequeños pueden presentar hiperhidratación por la ingesta masiva de agua y, derivado de ello, trastornos iónicos (la sangre se diluye y se reduce la cantidad de sales en ella).
2) Otras enfermedades frecuentes, en este caso con los ojos como protagonistas, son la conjuntivitis química por cloro, la conjuntivitis infecciosa vírica o bacteriana, y la infección de córnea en niños que usan lentillas.
3) Las infecciones en la espalda (pitiriasis versicolor), en los pies por hongos, y/o diarreas también se pueden contraer en el agua.

La edad apropiada

La edad recomendable para que el pequeño de la casa disfrute de su primer baño en la piscina son los 3-4 meses, una vez que el bebé ya mantiene la cabeza erguida y su sistema inmunológico ha madurado. No obstante, conviene consultar con el pediatra esta decisión.

1) Empiece las clases cuando se sienta seguro, teniendo en cuenta que a partir de los 8 ó 9 meses el bebé perderá algunos reflejos innatos determinantes y precisará aprenderlos. (Hasta los 4 meses de vida el bebé conserva una serie de capacidades que favorecen su adaptación al medio acuático). Los recién nacidos se caracterizan por su capacidad de flotar, de mover su cuerpo dentro del agua de forma relajada y de mantener el reflejo de apnea basado en cerrar la glotis, de manera que no tragan agua ni experimentan la sensación de atragantarse.
2) No se cree falsas expectativas. Hasta los 4 ó 5 años los niños son incapaces de nadar como un adulto. Hasta entonces son demasiado pequeños para desarrollar autonomía en el agua y adquirir los movimientos propios de la natación.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...