
Dos estudios presentados recientemente en la reunión anual de la American Urological Association en Orlando, Florida (EE.UU.), evalúan la eficacia de un nuevo tratamiento para la disfunción eréctil. El eje central de la investigación es la terapia con un gen llamado Maxi-K, relacionado con los problemas de erección. En los dos estudios se ha utilizado un método conocido como transformación, que consiste en la alteración genética de una célula mediante la incorporación y expresión de material genético externo (ADN).
El primer estudio consistió en la inyección de dicho gen en los penes de 11 pacientes de disfunción eréctil que no habían tenido éxito con otros tratamientos, incluido el sildenafilo (Viagra ®). Los resultados mostraron que la transferencia genética tenía efectos favorables para los pacientes que tuvieron una función sexual normal durante seis meses, aunque luego volvieron a su estado previo. Se calcula que dos dosis al año serían suficientes para que la mayoría de los hombres mantuviera una función sexual normal.

El segundo estudio ha sido realizado con cuatro monos, quienes fueron previamente alimentados con una dieta rica en grasa para reducir su apetito sexual. Seguidamente se les suministró el gen Maxi-K y se estudió su comportamiento. Los investigadores observaron que el número de erecciones parciales y completas aumentó en cinco veces del mismo modo que aumentó también la frecuencia de eyaculaciones. La terapia también modificó positivamente su comportamiento, haciéndolos más sociables y más comunicativos con las hembras.
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