Las fobias sociales se caracterizan por miedo y evasión de las situaciones que puedan someter a la persona al escrutinio de los demás. El inicio puede darse durante la adolescencia y estar asociado a sobreprotección de parte de los padres u oportunidades sociales limitadas. Hombres y mujeres resultan afectados por igual en este trastorno. Existen muchos lugares en la internet donde los que experimentan este "problema" tienen la oportunidad de superar su situación y hay foros donde de manera interactiva se tocan los problemas que se exponen.
En algún momento de la vida podemos experimentar incertidumbre, ansiedad e inseguridad al conocer a personas nuevas, pero luego generalmente nos habituamos y nos sentimos cómodos. Eso es la timidez, una inhibición natural, pero que no limita ni interfiere en nuestra vida cotidiana.
Cualitativamente 'timidez' o 'fobia social' son similares. Hablamos del 'miedo al otro' o de 'una alergia a la gente'", pero cuantitativamente la ansiedad social es mucho más extrema. Existen "diferentes grados" dentro de este trastorno. En un nivel muy elevado, interfiere notablemente en la vida cotidiana, desde la posibilidad de rendir exámenes, de discutir con los jefes, de pedir algo, de relacionarse con los otros, de trabajar con personas de autoridad.
La fobia social o ansiedad social es un trastorno psicológico del espectro de los trastornos de ansiedad. Como cualquier fobia, se centra en el miedo mayor o menor (suele ser grave para considerarse fobia) frente a varios tipos de situaciones, entre las que destacan:
* Encuentros inesperados con conocidos, familiares, amigos, etc.
* Reuniones sociales en las que tendrá que relacionarse.
* Mantener fija la mirada con alguien.
Estas situaciones y otra serie de sucesos hacen que el que la padezca se sienta inseguro, acechado, incómodo, con sensaciones intensas y desagradables acerca de lo que pueden estar hablando de él (cierta paranoia).
Se suele desarrollar en la juventud, después de la adolescencia. Su aparición es mucho más común de lo que se piensa popularmente, y no hay que considerar esta fobia como extraña. Aceptarlo abiertamente en público es el mejor modo de comenzar a superarlo, para poder intentar sentirse mejor comprendido y de ese modo, aminorar la angustia.
La intensa ansiedad y angustia en situaciones de desenvolvimiento social, resulta especialmente perturbadora en los jóvenes, para quienes es de capital importancia la pertenencia a un grupo o el inicio de relaciones laborales y de pareja. En un intento de aliviar sus síntomas, descubren y utilizan, una y otra vez, el efecto desinhibidor del alcohol (“voy a tomar algo fuerte para darme coraje”), ansiolíticos y otros tóxicos.
Quienes padecen de Trastorno de Ansiedad Social (también denominada Fobia Social) experimentan un temor exagerado a ser objeto de juicios negativos por parte de otros. Es por ello que evitan de modo constante un gran número de actividades de orden social ya que cuando se exponen a las mismas sufren una gran tensión y síntomas tales como rubor, palpitaciones, transpiración profusa y temblor. Las situaciones temidas pueden ser, numerosas, y en este caso se trata del subtipo generalizado (concurrir a fiestas o reuniones, conocer gente nueva, participar de pequeños grupos de trabajo, realizar conquistas amorosas) o únicas y específicas, subtipo discreto (dar un discurso, actuar frente al público, ir al baño cuando hay personas en el ambiente contiguo)
El 39,6 % de las personas con Ansiedad Social presentan abuso de sustancias. Téngase en cuenta la importancia que este dato reviste, dado que gran parte de quienes la padecen son personas jóvenes, que presentan así un alto grado de vulnerabilidad a desarrollar una adicción. Este abuso o dependencia de sustancias y/o alcohol, como una forma de automedicarse, disminuye los niveles de ansiedad de los pacientes gracias a la desinhibición que el alcohol produce. Además, estudios realizados revelaron un promedio de 32% de Fobia Social en poblaciones de alcohólicos, un porcentaje casi tres veces mayor que en la población general.
Diagnóstico y tratamiento
La fobia social es un trastorno hoy bien definido, crónico, que arruina o disminuye fuertemente la calidad de vida del individuo. Para diagnosticar fobia social, el paciente debe sentir ansiedad irracional cuando se expone a reuniones públicas y tratar de evitar por todos los medios el contacto social.
Cuando se ve forzado a éste -por ejemplo en bancos, en la universidad, fiestas, restaurantes, cines, o reuniones- comienza a sentir síntomas que a veces desembocan en crisis de pánico. Aparece sudoración, palpitaciones, deseos urgentes de orinar, falta de aire, mareos, sensación de desmayo y fuerte temblor, o el que lo padece se pone "terriblemente colorado".
Puede sentir temor a decir tonterías, a sufrir disminución intelectual delante de otros, a quedar mal si habla, a tartamudear. Esto hace que el paciente evite todo contacto social, declinando paulatinamente su calidad de vida y teniendo una severa perturbación social y laboral. Este tipo de trastornos comienza generalmente en la infancia o en la adolescencia y puede prolongarse indefinidamente toda la vida. Lamentablemente, el trastorno permanece sin diagnóstico ya que es raro que el paciente consulte por el problema a un especialista y muchas veces, un médico general no lo reconoce como tal.
Este trastorno ansioso, afecta algo más a los varones que a las mujeres y se complica. Lo curioso del mismo es que -al igual que el pánico- si se lo deja librado a su normal evolución o no se realiza el tratamiento adecuado, se cronifica y se va hacia la depresión o el abuso de sustancias. El tratamiento se realiza con medicación específica y en especial, con terapia cognitiva de tipo grupal. Este último tratamiento produce -en la mayoría de los casos- mejorías en pocas semanas. Como siempre, el diagnóstico precoz evita las complicaciones y permite disfrutar de una mayor calidad de vida cuanto antes.
Fuente: Intramed / junio 2008
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