Elemento químico, cuyo símbolo es As y su número atómico, 33. El arsénico se encuentra distribuido ampliamente en la naturaleza (cerca de 5 x 10-4% de la corteza terrestre). Es uno de los 22 elementos conocidos que se componen de un solo nucleido estable, 7533As; el peso atómico es de 74.922. Se conocen otros 17 nucleidos radiactivos de As.
La exposición al Arsénico inorgánico puede causar varios efectos sobre la salud, como es irritación del estómago e intestinos, disminución en la producción de glóbulos rojos y blancos, cambios en la piel, e irritación de los pulmones. Es sugerido que la toma de significantes cantidades de Arsénico inorgánico puede intensificar las posibilidades de desarrollar cáncer, especialmente las posibilidades de desarrollo de cáncer de piel, pulmón, hígado, linfa. A exposiciones muy altas de Arsénico inorgánico puede causar infertilidad y abortos en mujeres, puede causar perturbación de la piel, pérdida de la resistencia a infecciones, perturbación en el corazón y daño del cerebro tanto en hombres como en mujeres. Finalmente, el Arsénico inorgánico puede dañar el ADN. El Arsénico orgánico no puede causar cáncer, ni tampoco daño al ADN. Pero exposiciones a dosis elevadas puede causar ciertos efectos sobre la salud humana, como es lesión de nervios y dolores de estómago.
Dentro del arsenal de la quimioterapia disponible para el cáncer está utilizándose desde hace unos años el arsénico, veneno bien conocido, para tratar algunos tipos de leucemia. La utilización de compuestos de arsénico procede de la identificación, en 1992, del principio activo en una medicina tradicional china, que resultó ser precisamente un óxido de arsénico. Sin embargo, hasta ahora se desconocía (al igual que sucede con otros compuestos químicos utilizados en quimioterapia) su mecanismo de acción, según indica la revista "Nature Cell Biology", que publica el primer estudio que desvela su complejidad.
Lo que han identificado los investigadores, de la Universidad de Dundee (Reino Unido) y París (Francia), es la enzima, fruto del tratamiento con arsénico, que a su vez prepara una proteína implicada en el cáncer para que se destruya. Al degradarse esa proteína se frena la enfermedad. Este hallazgo proporciona información crucial sobre el uso del arsénico y sus compuestos en la terapia contra el cáncer y podría ayudar al desarrollo de mejores tratamientos de este tipo.
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