martes, 18 de noviembre de 2008

Enfermedades autoinmunes: Cuando el mismo cuerpo se ataca

Cansancio, dificultades para incorporarse, miembros inflamados y sangrado. Estos son algunos de los muchos y variados síntomas que pueden estar anunciando el padecimiento de distintas enfermedades autoinmunes, cuando las defensas del organismo se convierten en sus atacantes. Debido a la poca especificidad de sus síntomas, el diagnóstico entraña dificultades y puede demorarse: una razón de peso para acudir al médico ante la menor sospecha. En estas enfermedades, el diagnóstico precoz es crucial para evitar daños irreparables, incluso en personas jóvenes.

Las enfermedades autoinmunes son aquellos trastornos que consisten en fabricar defensas (o inmunidad) contra nosotros mismos (de ahí el prefijo "auto"), de modo que nuestro sistema inmunitario deja de funcionar como un sistema defensivo puro - e inofensivo para el cuerpo humano- y se convierte en su enemigo. Esto significa que, en lugar de fabricar defensas contra los microorganismos patógenos que invaden el organismo, fabrican anticuerpos que se dirigen contra las células de nuestro propio cuerpo y las dañan.

La lista de enfermedades autoinmunes es amplia; ya se han identificado más de 100. Entre ellas figuran enfermedades conocidas, como la fibromialgia, la esclerosis múltiple, la enfermedad celíaca o la enfermedad de Crohn. Pero también otras, que quizás sean menos conocidas por la población, como la anemia perniciosa, la artritis reumatoide, la enfermedad de Behçet, el síndrome antifosfolípido, el síndrome de Sjögren, la esclerodermia, el vitíligo, distintos tipos de vasculitis, las miopatías inflamatorias o la miastenia grave. Algunas enfermedades afectan a un único órgano, como la diabetes mellitus de tipo 1 o diabetes juvenil, mientras que otras afectan a varios de ellos (multiorgánicas o sistémicas), como el lupus eritematoso sistémico (LES).

Su causa es un misterio

La causa de las enfermedades autoinmunes es aún desconocida. Entre otras hipótesis, se ha atribuido su origen a la famosa "teoría de la higiene", según la cual las personas que sufren infecciones a una edad temprana estarían mejor protegidas frente a las alergias y a este tipo de enfermedades. Según esta teoría, en los países con mayor higiene estarían aumentando ambas entidades, mientras que en los países en vías de desarrollo aún seguirían siendo más importantes las enfermedades infecciosas.

El principal problema de las enfermedades autoinmunes es que los médicos tardan en diagnosticarlas, ya que se caracterizan por un amplio espectro de manifestaciones clínicas que no son específicas y que pueden ser comunes a otras enfermedades. Por otro lado, aunque son más frecuentes en mujeres, las autoinmunes pueden afectar a ambos sexos y a todos los grupos de edad. La suma de todas estas características añade dificultad al diagnóstico y lleva a que, en muchos casos, éste se retarde.

Llegando al diagnóstico

Algunas afirmaciones que los pacientes exponen a sus médicos en las consultas, como "tengo las manos hinchadas", "no puedo levantar los brazos", "me suele sangrar la nariz", "estoy muy cansado", "se me cae el pelo", "no puedo apoyar la cabeza", "necesito ayuda para levantarme", pueden poner sobre la pista a su médico y ser la clave para que éste pueda diagnosticarles una enfermedad autoinmune.

Una vez que se ha efectuado la anamnesis y la historia clínica, el segundo paso importante para el diagnóstico es que el paciente se someta a una exploración clínica, en la que es indispensable que participen profesionales de varias disciplinas. Es un trabajo interdisciplinar. Esta tarea compete a varios especialistas debido a que las enfermedades autoinmunes pueden afectar a cualquier órgano o sistema del organismo humano. Dependiendo de qué enfermedad se trate, participan reumatólogos, nefrólogos, cardiólogos, neurólogos, hematólogos, inmunólogos clínicos y dermatólogos, entre otros profesionales.

Una vez que un equipo interdisciplinar completa la exploración clínica, el paciente debe someterse a varias pruebas de laboratorio, otro paso imprescindible para descartar otras posibles enfermedades o dolencias, antes de llegar al diagnóstico de alguna de las enfermedades autoinmunes. Y, tras descartar otras patologías, se procede al cuarto paso, a las pruebas complementarias, que tienen por objetivo confirmar las sospechas que hayan podido resultar de los pasos anteriores.

Seguidamente la histología o biopsia, que no siempre es posible realizar pero que, en caso de salir bien, confirma el diagnóstico al cien por cien de las enfermedades autoinmunes. Todo este proceso culmina con el paso que permite salvar la vida del paciente: el diagnóstico precoz de la enfermedad autoinmune. Los avances médicos y la aparición de nuevas estrategias terapéuticas -como las terapias biológicas- han hecho que el diagnóstico precoz sea una pieza primordial para poder tratarla en sus primeras fases y, de esta forma, evitar en pacientes, que a veces pueden ser muy jóvenes, daños mayores e irreparables.

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