jueves, 6 de noviembre de 2008

¿Quieres ser más inteligente?: Alimenta tus neuronas


El modo en que pensamos y sentimos depende de lo que comemos. Muchas de las enfermedades mentales que hacen que la gente acuda a las consultas de psiquiatría podrían evitarse, aliviarse o curarse mediante un cambio en los hábitos alimenticios y con el apoyo de suplementos nutricionales. Salud mental de primer nivel.

Para los expertos en medicina nutricional, lo que la mayoría de la gente logra intelectual, social y emocionalmente está por debajo de su verdadero potencial, pero una alimentación apropiada puede aumentar su inteligencia, mejorar su estabilidad emocional, reforzar su memoria y mantener joven su mente.

Según estos especialistas, una correcta combinación de nutrientes funciona mejor para las neuronas que los fármacos y carece de sus efectos secundarios, y muchas de las enfermedades mentales que hacen que la gente acuda a las consultas de psiquiatría pueden evitarse, aliviarse o curarse cambiando los hábitos alimenticios y con el apoyo de suplementos nutricionales.

“Sólo tiene un cerebro, cuídelo”, señala el psicólogo experimental Patrick Holford, fundador del Instituto para la Nutrición Optima de Estados Unidos y autor del libro “Nutrición óptima para la mente”, en el cual brinda una serie de claves para pensar, recordar y sentirse mejor.

Según el doctor Holford, el modo en que cada uno piensa y siente depende directamente de lo que come, mientras que la mayoría de los problemas psicológicos pueden resolverse o aliviarse ayudando a la terapia psicológica, por medio de una correcta nutrición. Para el experto, hay cinco tipos de nutrientes que nos mantienen con una salud mental de primera.

Equilibra tu glucosa

Según Holford los alimentos ricos en hidratos de carbono de liberación lenta, que el cuerpo transforma en glucosa, son el mejor combustible para el cerebro y el sistema nervioso, porque no forman sustancias tóxicas en el organismo, y liberan su energía de una manera constante y paulatina.

Engrasa tu cerebro

Si se le quita el agua, el cerebro está formado en un 60 por ciento de grasas, algunas de las cuales, como los ácidos omega-3 y omega-6 son esenciales tanto para prevenir dolencias como el Alzheimer o la depresión, y sacar el máximo provecho a la inteligencia. En cambio, el exceso de otras grasas, como el colesterol o las saturadas, es nocivo.

Fosfolípidos

Las moléculas de la memoria. Estas grasas “inteligentes” que ayudan a fabricar la mielina que recubre los nervios, favoreciendo que las señales lleguen sin problemas al cerebro, no sólo mejoran nuestro humor, refuerzan la mente y optimizan el rendimiento intelectual, sino que además nos protegen frente al declive de la retentiva y el mal de Alzheimer.

Aminoácidos para los mensajes cerebrales

Estos compuestos, que son los “ladrillos” con los que se construyen las proteínas, mejoran la capacidad de comunicación interna del cerebro, y su deficiencia puede ocasionar depresiones, incapacidad de relajarse, mala memoria y falta de concentración. Si las palabras con que se comunican las neuronas y nervios entre sí son unos mensajeros químicos los llamados neurotransmisores, las letras con las cuales éstos se forman son los aminoácidos. El mas importante de ellos es la Colina que unida a una vitamina del complejo B se transforma en acetilcolina y unida a los fosfolípidos forma la fosfatidilcolina, lejos los mejores neurotransmisores del cerebro.

Nutrientes que afinan la mente.

Igual que en una producción artística donde trabajan numerosos asistentes “detrás del escenario” para respaldar a los intérpretes, sucede en el cerebro con las vitaminas y minerales, que ayudan a que la glucosa se transforme en energía, los aminoácidos en neurotransmisores, las grasas esenciales en otras más complejas, como el GLA o las prostaglandinas, y la colina y la serina en fosfolípidos. Estos nutrientes contribuyen a construir y reconstruir el cerebro y el sistema nervioso y permiten que todo funcione sin sobresaltos.

La dieta más sana para el intelecto. Para garantizar un buen aporte de los cinco compuestos que alimentan el sistema nervioso y eliminar aquellos que te perjudican, tanto para curar el cerebro, mejorarlo o evitarle problemas, el doctor Holford ha establecido diez reglas de oro que deben aplicarse a la dieta cotidiana:

1. Come alimentos integrales, desde cereales integrales, lentejas, judías y nueces, hasta semillas, frutas y hortalizas frescas, y evite los alimentos refinados, blancos y demasiado cocidos.

2. Toma cinco o más raciones de fruta y hortalizas cada día, eligiendo las de hoja y raíz, como berro, zanahorias, boniato, brécol, coles de Bruselas, espinacas, judías verdes o pimientos, crudos o ligeramente hervidos. Opta por las frutas frescas como manzanas, peras, bayas, melones o cítricos y come plátanos con moderación. Diluye los zumos frutales y toma fruta seca sólo de modo ocasional, en pequeñas cantidades y remojada.

3. Toma cuatro o más raciones diarias de cereales completos como arroz, mijo, centeno, avena, trigo, maíz o quínoa, en forma de granos, pan y pasta integrales.

4. Evita cualquier forma de azúcar y los alimentos que la llevan añadida como los pasteles, las tortas etc., sobre todo las bebidas gaseosas y más aun las llamadas bebidas colas.

5. Combina los alimentos de proteínas con los carbohidratos, ingiriendo cereales y frutas con nueces o semillas, y asegúrate de consumir productos de fécula, como patatas, pan, pasta o arroz, junto con pescado, lentejas, judías o tofú (requesón de soja).

6. Ingiere pescado de especies carnívoras de agua fría. Una ración de arenques, caballa, salmón o atún fresco, dos o tres veces a la semana es una buena fuente de ácidos grasos omega-3, al igual que hay que incluir en la dieta fuentes de proteína vegetal, como las lentejas, judías, quínua, tofú y hortalizas de semilla. Si tomas proteína de origen animal, elija carne de lomo o pescado.

7. Toma huevos, preferiblemente de granja, orgánicos y altos en ácidos grasos omega-3.

8. Come semillas. Las mejores son las de lino, cáñamo, calabaza, girasol y sésamo. Las aprovecharás mejor moliéndolas primero y esparciéndolas sobre cereales, sopas y ensaladas.

9. Consume aceites de semillas prensados en frío, tanto para aliñar las ensaladas y las verduras.

10. Minimiza la ingestión de alimentos fritos, productos procesados y grasas saturadas procedentes de la carne y los lácteos.

Fuente:
Tener Salud

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