La Linfoterapia es una terapia que no actúa de la misma forma en todos los casos. Muchas veces puede optarse por un tratamiento a corto plazo que consista en pocas sesiones para tratar problemas puntuales, pero en caso de enfermedades como la artritis, por ejemplo, el tratamiento ha de ser más largo.
¿Pero en qué consiste un tratamiento de Linfoterapia? Un tratamiento a largo plazo de esta terpia se divide básicamente en dos partes. La primera intensiva, la segunda de mantenimiento.
En la primera fase lo que el terapeuta busca es que el paciente reduzca drásticamente los problemas que lo afectan. De este modo, las sesiones son intensas y muy concentradas, pudiendo llegar al punto de tener sesiones todos los días, estando éstas condicionadas por la gravedad del caso. Las sesiones pueden durar entre tres y ocho semanas.
En la segunda fase, la fase de mantenimiento, lo que el terapeuta buscará es que el accionar de la Linfoterapia quede instalado y actuando en el cuerpo del paciente una vez la terapia haya dejado de aplicarse. Así, las sesiones se estirarán a una frecuencia semanal, quincenal y luego a revisiones mensuales hasta conseguir la plena independencia del paciente.
Es importante que al ingresar a esta fase el paciente sea consciente de que su colaboración es crucial en el desarrollo de ella. Por ello se recomienda que realice algunos ejercicios elásticos o que tome clases de yoga o de pilates. También puede llegar a ser necesario que el paciente acuda a un fisioterapeuta especializado.
Como toda terapia alternativa, la Linfoterapia no es universal. Su aplicación depende del caso, al igual que las características de su tratamiento y su frecuencia. Por ello lo mejor es que si deseas saber más sobre Linfoterapia para tratar tus afecciones consultes a un linfoterapeuta que examine tu cuerpo.
Fuente:
WGate
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