Siguiendo con este tema de la depresión y stress, ahora nos referiremos a este mal en tiempos de Navidad, en donde por lo general deberían ser felices y agradables.
La depresión es un padecimiento que afecta a hombres, mujeres, niños y ancianos. No respeta edad, raza, ni credo religioso o filiación política y en esta época del año se exacerba porque, al tenerse la idea de que la Navidad debe ser una época de felicidad, cualquier evento negativo tiene mayor impacto y de por sí se considera ya una desgracia.
El inicio de la depresión durante la Navidad es muy traicionero y puede fácilmente pasar desapercibido. Por ejemplo, puede empezar diciéndose a sí mismo: “a mí no me importan la Navidad” o “no me interesan”; esto puede ya indicar un rechazo inconsciente. Puede sentirse más cansado de lo normal y no querer salir de la cama en las mañanas o llegar a casa y lo único que quiere hacer es echarse a dormir. Puede posponer la compra de sus regalos hasta el día previo a la fiesta de intercambio de regalos. Puede volverse irritable, mandando a rodar a amigos o familiares o, si trabaja con gente, darse cuenta que la está tratando mal.
La siguiente es una prueba muy simple que usan los doctores en sus consultorios para saber si su paciente tiene una depresión escondida. Para reconocer la depresión quiero que conteste con un SÍ o con un NO a las siguientes preguntas:
Durante las dos últimas semanas:
1. ¿Se ha sentido triste la mayor parte del tiempo?
1. ¿Se ha sentido triste la mayor parte del tiempo?
2. ¿Ya no le encuentra placer a las cosas que antes lo hacían feliz?
3. ¿Ha tenido problemas con el apetito, es decir ha estado comiendo mucho o muy poco?
4. ¿Ha tenido problemas con el sueño, es decir ha estado durmiendo mucho o muy poco?
5. ¿Ha tenido problemas en tomar decisiones, es decir se le están amontonando las cosas y usted no puede atar ni desatar?
6. ¿Se siente sin esperanzas y piensa que no vale nada?
7. ¿Se siente cansado sin ninguna razón la mayor parte del día?
8. ¿Ha tenido pensamientos suicidas?
Si usted contestó que sí a por lo menos cinco de esas preguntas (o a la pregunta número 8), usted puede tener depresión y no saberlo. Lo que debe hacer es buscar ayuda inmediata. Busque a su médico de cabecera o si tiene facilidad, busque la opinión de un psiquiatra.
La depresión puede tratarse adecuadamente con psicoterapia (conversación guiada por un profesional) y con medicinas que restablecen el equilibrio bioquímico del cerebro. El tratamiento dura aproximadamente dos años. Una depresión no reconocida, no solamente hace que la persona viva en un mundo triste y solitario, sino que disminuye la productividad en el trabajo, hace mella en las relaciones con amigos, familiares y obviamente con la pareja.
Estos son los cinco consejos que le damos para evitar o disminuir la depresión asociada a las fiestas de Navidad:
No muerda el anzuelo. Con esto queremos decirle que el tener unas buenas fiestas no necesariamente significa gastar mucha plata comprando regalos o decoraciones caras. No le haga caso a la propaganda que le hace creer que la Navidad es la época de los regalos maravillosos y perfectos. Sea realista y dése cuenta que lo maravilloso está en lo simple y auténtico.
Mueva el esqueleto. Esfuércese para hacer ejercicio diario; el oxígeno y el aire fresco lo ayudarán mucho a superar la tristeza de la Navidad. Si no tiene la facilidad de ir a un gimnasio, por lo menos salga a caminar, vaya a la playa a nadar y trate de hacerlo siempre en compañía.
Reemplace sus viejas tradiciones por unas nuevas. Esto es muy importante para las personas que han perdido seres queridos durante el año y estas serán la primera Navidad sin ellos. Al igual que esos familiares ausentes fueron iniciadores o parte de ciertas tradiciones familiares, usted puede empezar este año las suyas, las cuales serán por siempre diferentes. No significa esto que va a olvidar a sus seres queridos, pero usted necesita reacomodarse y seguir para adelante.
Dime cómo es tu familia y te diré cómo será tu Navidad. Con esto los psicólogos dicen que el orígen de la depresión puede estar en la propia dinámica familiar. Desavenencias entre hermanos o padres pueden exacerbarse más en esta época del año; y el tener que pasar una cena en familia, puede ser la ocasión perfecta para que muchos de esos resentimientos afloren y se expresen negativamente. El encontrar la manera de manejar esos eventos antes de que se presenten puede ser muy importante.
El pedir ayuda es de valientes, no de cobardes. Con esto queremos decir que es más fácil evadir que enfrentar las responsabilidades. Busque ayuda con su médico familiar o con un psiquiatra. Queremos repetirle que la depresión puede tratarse adecuadamente con psicoterapia o con modernos medicamentos; lo importante es buscar ayuda.
Mas vale prevenir que lamentar
Dr. Elmer Huerta
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