El eczema, o dermatitis atópica, puede ser uno de los primeros signos de alergia durante los primeros días de vida. Una de las hipótesis afirma que surge por el retraso en el desarrollo del sistema inmune, aunque actualmente se desconoce su causa. Investigadores alemanes han realizado un estudio de tres años de duración que ha reclutado a más de 2.200 bebés con historia familiar de alergias. En esta investigación, conocida como "German Infant Nutritional Intervention" (GINI, en sus siglas inglesas), se ha descubierto que las fórmulas infantiles que contienen caseína (proteína láctea) hidrolizada reducen la aparición y el desarrollo del eczema hasta en un 33%.
Las proteínas de la leche de vaca, la leche más utilizada en la elaboración de las fórmulas infantiles, son las más alergénicas en la infancia. Parece ser que este potencial negativo se reduce si este nutriente se rompe (se hidroliza) en la elaboración industrial de las leches infantiles confeccionadas para los más pequeños.
Según el estudio alemán publicado en el "Journal of Allergy and Clinical Inmunology", se confirma que el riesgo de dermatitis atópica puede reducirse gracias a una intervención nutricional en niños con riesgo alto de atopia. Se entiende como atopia la predisposición del organismo a reaccionar exageradamente frente a sustancias o estímulos ambientales, en este caso procedentes de la alimentación. Esta reacción exagerada puede tener lugar a cualquier nivel; en la piel, la atopia sería responsable de la dermatitis atópica.
La leche es uno de los alimentos más relacionados con la aparición del eczema del bebé. Según una de las más prestigiosas fuentes de evidencia científica, la revisión Cochrane, en este caso la realizada sobre fórmulas que contienen proteínas hidrolizadas para la prevención de alergias y de la intolerancia alimentaria en lactantes, publicada en el año 2006, "cuando los pequeños no son alimentados exclusivamente con leche materna, el uso de fórmulas hidrolizadas para el lactante en lugar de la fórmula de leche de vaca habitual podría reducir la alergia en los lactantes y los niños".
No obstante, se advierte de la necesidad de estudios adicionales para confirmar esta hipótesis. En este sentido, el Estudio Alemán de Intervención Nutricional en Niños (GINI) ha dado más luz sobre este tema debido a su rigurosidad y a la extensión de la población estudiada.
Por otra parte, también se han creado leches infantiles a las que se les han agregado probióticos (microorganismos vivos) en respuesta a los datos de estudios que reflejan el beneficio de estos componentes funcionales en la modulación del sistema inmune y la protección frente a la dermatitis atópica y la alergia a alimentos. No obstante, un informe del ESPGHAN Committee on Nutrition, publicado en 2004 en el "Journal Pediatric Gastroenterology Nutrition", advierte que "los datos disponibles hasta el momento no garantizan la seguridad del uso de probióticos en recién nacidos y prematuros con el sistema de defensas inmaduro". Se requieren, por tanto, más y nuevas evidencias que aclaren esta incertidumbre, antes de hacer general la recomendación.
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