Existen estudios que se han dado en las últimas semanas en donde se analizan ciertos complementos dietéticos que favorecen a reducir la hipertensión arterial y que aclaran realmente sus bondades y algunos mitos que se tejen en su consumo. A continuación citaremos algunos:
Ajo en polvo o fresco
Los resultados obtenidos a partir de los preparados de ajo son superiores al placebo en la reducción de la presión sanguínea en quienes sufren de hipertensión. Esta es la conclusión de la reciente revisión sistemática realizada sobre el efecto del ajo en la hipertensión arterial publicada en junio de 2008 en la revista médica BMC Cardiovascular Disorders, y realizada por investigadores de la Universidad de Adelaide, en Australia. Aunque los resultados son alentadores, los autores apuntan que se precisan ensayos a largo plazo en los que recomiendan usar preparados de ajo estandarizados en futuros ensayos. El extracto de ajo y los preparados de ajo sometidos a un tratamiento térmico contienen menos alicina y, por tanto, pierden propiedades hipotensoras. Los dientes de ajo crudo (2 g de peso medio) son los más concentrados en alicina (5-9 mg), si bien los preparados de ajo en polvo tienen la ventaja de evitar el mal olor del aliento, al tiempo que conservan los compuestos activos que merman en el ajo crudo cuando se toma cocinado.
Los resultados obtenidos a partir de los preparados de ajo son superiores al placebo en la reducción de la presión sanguínea en quienes sufren de hipertensión. Esta es la conclusión de la reciente revisión sistemática realizada sobre el efecto del ajo en la hipertensión arterial publicada en junio de 2008 en la revista médica BMC Cardiovascular Disorders, y realizada por investigadores de la Universidad de Adelaide, en Australia. Aunque los resultados son alentadores, los autores apuntan que se precisan ensayos a largo plazo en los que recomiendan usar preparados de ajo estandarizados en futuros ensayos. El extracto de ajo y los preparados de ajo sometidos a un tratamiento térmico contienen menos alicina y, por tanto, pierden propiedades hipotensoras. Los dientes de ajo crudo (2 g de peso medio) son los más concentrados en alicina (5-9 mg), si bien los preparados de ajo en polvo tienen la ventaja de evitar el mal olor del aliento, al tiempo que conservan los compuestos activos que merman en el ajo crudo cuando se toma cocinado.
Suplementos minerales
Los suplementos de calcio, magnesio y potasio se han propuesto como un medio para reducir la presión arterial, aunque no hay unanimidad en la comunidad científica. Estudios metabólicos sugieren que estos minerales influyen en la regulación de la presión arterial, lo que lleva a pensar que modificaciones sustanciales en la dieta puedan tener efectos preventivos y protectores. Las más recientes investigaciones coinciden en constatar la asociación de una ingesta insuficiente de calcio con el aumento de la presión arterial. Sin embargo, no se observan los efectos positivos esperados tras la administración de suplementos de calcio como para recomendar y apoyar su uso en el control de la tensión arterial. Sí se aconseja el consumo de alimentos ricos en calcio, ya que estudios epidemiológicos han revelado que las personas con una mayor ingesta de calcio tienden a mantener una presión arterial baja.
Omega 3
Varios ensayos clínicos demuestran que los suplementos de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (con frecuencia denominados aceite de pescado) pueden reducir la presión arterial en personas hipertensas. Pero este efecto sólo se observa en dosis altas (3 g/día). Por sus posibles efectos secundarios, se recomienda seguir el consejo médico y evitar el consumo descontrolado.
Te verde y te negro
Apenas se han elaborado análisis sobre los efectos sobre la presión arterial de beber té verde. Los que se han desarrollado han tratado de asociar el efecto sobre la presión arterial de los flavonoides, sustancias vasodilatadoras abundantes en esta planta, que pudieran contrarrestar el efecto hipertensor de la teína. El único metaanálisis, realizado por el Departamento de Farmacología del Hospital Universitario de Colonia (Alemania), incluye sólo cinco estudios aleatorios controlados, aunque son de corta duración (entre siete días y cuatro semanas). Los investigadores concluyen que se observan discretos efectos de un mejor control de la presión arterial entre el consumo regular de té verde, ni del té negro.
Péptidos en leches fermentadas
Diversos estudios coinciden en señalar que el consumo diario de leches fermentadas que contienen péptidos bioactivos como el IPP (isoleucina-prolina-prolina) y el VPP (valina-prolina-prolina) reduce de forma leve la presión arterial en personas con prehipertensión o hipertensión leve-moderada. Estos péptidos lácteos actúan impidiendo la formación de angiotensina II (vasoconstrictora), por lo que se produce vasodilatación y la presión sanguínea disminuye.
La industria alimentaria trata de sacar partido a este nuevo descubrimiento con el diseño de alimentos funcionales enriquecidos en estos compuestos activos. Por el momento, aunque los resultados de la mayoría de estudios son reveladores, queda mucho por definir para fijar el tratamiento adecuado con este tipo de alimentos funcionales.
Muy importante
Ante la incertidumbre y la falta de evidencias al 100% de estos suplementos, los especialistas insisten en la importancia de modificar los hábitos de vida y alimentación con el fin de reducir la tensión arterial. Además, recalcan que la elección de estos productos debe adoptarse como medida preventiva en caso de pre-hipertensión (valores muy cercanos a la hipertensión) y como terapia complementaria de las medidas higiénico-dietéticas pero, en ningún caso, como sustitutivos del tratamiento antihipertensivo dictado por el médico.
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