Es una enfermedad cada vez más frecuente. Produce una sensación persistente de fatiga, que no se resuelve con el descanso ni se corresponde con las actividades realizadas. Se suele acompañar de cefaleas, dolores abdominales, alteraciones del hábito intestinal y dolores articulares y musculares.
“Me siento preso de mi propio cuerpo” es la frase más cercana para describir el estado anímico originado por una dolencia hasta hace poco desconocida. Se trata del síndrome de la fatiga crónica, un mal que la padecen alrededor de 17 millones de personas en el mundo y que empieza a manifestarse con un intenso agotamiento, falta de predisposición para hacer las cosas e insomnio.
El doctor Óscar Barrenechea, médico de Quilab, División Farmacéutica de Química Suiza S.A., explicó que el síndrome de fatiga crónica es una afección que se caracteriza por un cansancio inexplicable. Lo alarmante es que ocurre luego de realizar cualquier tipo de esfuerzo físico o mental y se prolonga por varios meses. Esta situación conlleva muchas veces a la depresión y provoca el aislamiento social, ya que la fatiga impide seguir con el ritmo de vida habitual.
El doctor Óscar Barrenechea, médico de Quilab, División Farmacéutica de Química Suiza S.A., explicó que el síndrome de fatiga crónica es una afección que se caracteriza por un cansancio inexplicable. Lo alarmante es que ocurre luego de realizar cualquier tipo de esfuerzo físico o mental y se prolonga por varios meses. Esta situación conlleva muchas veces a la depresión y provoca el aislamiento social, ya que la fatiga impide seguir con el ritmo de vida habitual.
“Se prevé que algunas infecciones como el sarampión, las alergias y el estrés emocional podrían desencadenarlos, sin embargo, se continúa investigando la causa principal”.
Asimismo, el médico señaló que este problema afecta a personas de todas las edades, siendo más común en mujeres, pero con menor frecuencia en niños. Los síntomas más usuales son: problemas de concentración y memoria, fuertes dolores de cabeza, falta de sueño, es decir, no sentirse descansado ni siquiera después de dormir.
Como no existe una cura definitiva para este mal, el doctor recomienda a los afectados algunos cambios en el estilo de vida que los pueden ayudar a sentirse mejor, como el realizar una rutina de ejercicios físicos ya que aumenta los niveles de energía y favorece la sensación de bienestar, aprender a controlar el estrés a través de técnicas y con orientación psicológica, además de una buena alimentación y actitud positiva.
Finalmente, exhortó a realizarse un diagnóstico temprano de la enfermedad, pues solo así se aprenderá a manejarla y a tomar conciencia de los propios límites.
“Me siento preso de mi propio cuerpo” es la frase más cercana para describir el estado anímico originado por una dolencia hasta hace poco desconocida. Se trata del síndrome de la fatiga crónica, un mal que la padecen alrededor de 17 millones de personas en el mundo y que empieza a manifestarse con un intenso agotamiento, falta de predisposición para hacer las cosas e insomnio.
El doctor Óscar Barrenechea, médico de Quilab, División Farmacéutica de Química Suiza S.A., explicó que el síndrome de fatiga crónica es una afección que se caracteriza por un cansancio inexplicable. Lo alarmante es que ocurre luego de realizar cualquier tipo de esfuerzo físico o mental y se prolonga por varios meses. Esta situación conlleva muchas veces a la depresión y provoca el aislamiento social, ya que la fatiga impide seguir con el ritmo de vida habitual.
“Se prevé que algunas infecciones como el sarampión, las alergias y el estrés emocional podrían desencadenarlos, sin embargo, se continúa investigando la causa principal”.
Asimismo, el médico señaló que este problema afecta a personas de todas las edades, siendo más común en mujeres, pero con menor frecuencia en niños. Los síntomas más usuales son: problemas de concentración y memoria, fuertes dolores de cabeza, falta de sueño, es decir, no sentirse descansado ni siquiera después de dormir.
Como no existe una cura definitiva para este mal, el doctor recomienda a los afectados algunos cambios en el estilo de vida que los pueden ayudar a sentirse mejor, como el realizar una rutina de ejercicios físicos ya que aumenta los niveles de energía y favorece la sensación de bienestar, aprender a controlar el estrés a través de técnicas y con orientación psicológica, además de una buena alimentación y actitud positiva.
Finalmente, exhortó a realizarse un diagnóstico temprano de la enfermedad, pues solo así se aprenderá a manejarla y a tomar conciencia de los propios límites.
Fuente
Vivir mejor
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