La Asociación Médica Americana (AMA) ha publicado una guía basada en la mejor evidencia científica disponible para, entre otras cosas, mejorar la información del médico sobre la importancia de recomendar a los pacientes el uso a dosis bajas de ácido acetilsalicílico (AAS). El principal objetivo es el de prevenir episodios cardiovasculares, primera causa de fallecimiento en los países desarrollados.
Ante este escenario tan desolador, las guías actuales de práctica clínica, que incluyen las elaboradas por la Sociedad Europea de Cardiología, la Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana del Ictus, entre otras, aconsejan a los médicos que consideren la terapia con dosis bajas de ácido acetilsalicílico (AAS) para la prevención primaria y secundaria, en pacientes de alto riesgo, de episodios cardiovasculares.
Prevención y más prevención
En el origen de la patología cardiovascular juega un papel clave la trombosis -formación de coágulos en la sangre- determinado tanto por el flujo sanguíneo como por cualquier lesión vascular subyacente. Por este motivo, el tratamiento con antiagregantes plaquetarios, como el AAS, son utilizados en prevención y tratamiento de la enfermedad cardiovascular. Aspirina es el nombre comercial mundialmente conocido del AAS. A pesar de que es una marca registrada, el uso popular ha hecho que en muchos países como EE.UU pase a ser el nombre genérico de la sustancia ("aspirin"). En realidad, la misma compañía, en España, lo comercializa bajo el nombre de Adiro®.
Hasta hace poco las evidencias científicas no demostraban que los antiagregantes orales fueran efectivos en la prevención primaria del accidente vascular cerebral (AVC o ictus) isquémicos. Sin embargo, recientemente, un estudio -auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)- apunta que el consumo diario de dosis bajas de AAS puede reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares, incluido el ictus.
Según las últimas investigaciones realizadas se considera que la dosis óptima de AAS para prevenir eventos cardiovasculares como antiagregante es entre 75 y 162 mg/día, además de presentar menor número de complicaciones -molestias gastrointestinales, úlcera gastrointestinal y hemorragia digestiva, entre otras.
Resistentes al AAS
Los pacientes con antecedentes de eventos cardiacos resistentes al efecto antiplaquetario del AAS -en los que sus plaquetas no responden a los efectos del fármaco-, son más propensos a sufrir infarto de miocardio o un ictus, e incluso, de fallecer a causa de algún episodio cardiovascular. Así concluye un estudio efectuado en la Universidad canadiense McMaster, y publicado en la revista "British Medical Journal". Los investigadores del estudio exponen que ni se conocen las causas de esta resistencia, ni hay manera de saber quién es o no sensible a los efectos del medicamento.
Por este motivo, la única solución es tener en cuenta la existencia de esta entidad cuando se recomiende la aspirina como terapia antiplaquetaria, y dirigir las investigaciones en la búsqueda de cómo identificar este trastorno. Asimismo, como explican los autores del estudio, en estos pacientes "resistentes", otros antiagregantes plaquetarios, como el clopidogrel (Scover® o Plavixo®) o el tirofibán (Agrastat®), no les aportaba ningún beneficio.
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