El incremento de ácido úrico en sangre puede llevar a desarrollar gota, una forma común y muy dolorosa de artritis. Recientemente, investigadores del National Heart, Lung, and Blood Institute estadounidense han identificado dos genes nuevos, además de confirmar el rol de un tercer gen, asociados a hiperuricemia. Según los resultados, que se publican en la revista "The Lancet", si estos tres genes se combinan el riesgo puede llegar a ser 40 veces mayor. Hasta ahora el tratamiento se basaba en el control de los ataques agudos y de los niveles de ácido úrico en sangre; no obstante, una nueva terapia muestra un futuro más esperanzador.
La enfermedad gotosa, la artritis inflamatoria más común entre varones adultos, puede estar aumentando su incidencia auspiciada por unos hábitos alimenticios poco saludables, el uso de fármacos diuréticos, además de por el progresivo envejecimiento de la población. Según la Sociedad Española de Reumatología (SER), la última culpable es la acumulación de cristales de urato monosódico -producto final del metabolismo de las purinas- en articulaciones, riñón y tejidos blandos, que produce un intenso dolor. Esta situación está provocada por una elevada producción o deficiente eliminación en el organismo de ácido úrico.
La enfermedad gotosa, la artritis inflamatoria más común entre varones adultos, puede estar aumentando su incidencia auspiciada por unos hábitos alimenticios poco saludables, el uso de fármacos diuréticos, además de por el progresivo envejecimiento de la población. Según la Sociedad Española de Reumatología (SER), la última culpable es la acumulación de cristales de urato monosódico -producto final del metabolismo de las purinas- en articulaciones, riñón y tejidos blandos, que produce un intenso dolor. Esta situación está provocada por una elevada producción o deficiente eliminación en el organismo de ácido úrico.
Según el Framingham Heart Study, uno de los mayores estudios epidemiológicos de salud cardiovascular realizados hasta el momento, la incidencia anual de gota es de entre 8,4 a 14 casos por 10. 000 pacientes en todo el mundo. De momento, el único tratamiento eficaz se basa en controlar las crisis con analgésicos y los niveles de ácido úrico en sangre (hiperuricemia) para prevenir en lo posible nuevos ataques.
Investigadores del National Heart, Lung, and Blood Institute estadounidense (NHLBI, Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre), coordinados por Carolina Fox, han desarrollado una medida de riesgo genético basada en tres genes que podría identificar a quienes tienen más riesgo de padecer la enfermedad antes de que aparezcan síntomas clínicos. La investigación se ha valido de datos del estudio Framingham y el estudio Rótterdam, con 7.700 individuos -de tres generaciones- y 4.148 participantes, respectivamente.
Investigación genética
Tras el análisis genético de estos dos grupos para discernir cuáles estaban ligados al exceso de ácido úrico en sangre, los autores confirman la asociación del gen SCLA29 (que participa en el transporte de ácido úrico) con la gota. Además, creen que el ABCG2 y el SLC17A3 tienen una función similar. Los investigadores, después, comprobaron los resultados sobre los casi 14.900 participantes del estudio de Riesgo de Aterosclerosis en Comunidades (ARIC), del NHLBI.
Asimismo, en una prueba de riesgo genético han llegado a la conclusión de que cuantas más asociaciones, mayor es su nivel de ácido úrico y, en consecuencia, su riesgo de sufrir gota. Las autoridades sanitarias estiman que sólo en EE.UU. tres millones de adultos sufren gota producida por la acumulación de ácido úrico en sangre, en forma de pequeños cristales que, además del dolor profundo en articulaciones, puede causar daño renal si no se toman las medidas adecuadas.
Medidas terapéuticas
Además de la terapia farmacológica, sobre todo para tratar los ataques agudos de gota, hay otras medidas largamente recomendadas por los especialistas. No obstante, no existe para muchas de ellas la suficiente evidencia científica de que sean eficaces para evitar el número de recurrencia de los ataques. Primero, resulta primordial valorar el estado general del paciente y, si hubiera ataques, tratar aquellos procesos asociados como la hipertensión, el sobrepeso o la obesidad, dislipemias y patologías vasculares, entre otras.
Las guías de práctica clínica recomiendan restringir la ingesta calórica si el paciente sufre sobrepeso y evitar los platos ricos en grasas y proteínas. Es importante que la dieta sea baja en purinas, sustancias que provienen de las nucleoproteínas de las células musculares que cuando son metabolizadas en el organismo se transforman en ácido úrico. Los estudios corroboran que reducirlas en la dieta ayuda a disminuir los valores en sangre del ácido úrico; por este motivo, se recomienda no abusar de vísceras, carnes, pescados azules o marisco. Algunos autores apuntan que las purinas de origen vegetal (en verduras, frutas y legumbres) no son perjudiciales, aunque hay una gran controversia. También recomiendan los expertos tomar alimentos bajos en grasa (como la leche descremada) por el probable efecto protector de la caseína y lactoalbúmina.
Tampoco es aconsejable el consumo de alcohol, en especial de cerveza o destilados de alta graduación. Es conveniente aumentar la ingesta hídrica hasta los dos litros al día para ayudar a la eliminación del ácido úrico y reducir la posibilidad de formación de cálculos renales. Si el paciente está tomando fármacos que, "per se", elevan el ácido úrico, como los diuréticos, deberán buscarse tratamientos alternativos. La aspirina, que a dosis bajas (75-150 mg/día) para profilaxis cardiovascular se puede mantener, logra agravar el cuadro a dosis analgésicas ya que impide la excreción de ácido úrico por los túbulos renales.
Alivio rápido de la gota
Parece ser que un medicamento experimental llamado pegloticasa es capaz de normalizar los niveles de ácido úrico en sangre en seis horas. Estas son las buenas noticias que se desprenden de un estudio aún en fase II (de experimentación preclínica para proporcionar información sobre la eficacia del producto y establecer la relación dosis-respuesta), llevado a cabo por investigadores de Centro Médico de la Universidad de Duke (EE.UU.) y de Savient Pharmaceuticals, el laboratorio que desarrolla el fármaco. La investigación se ha realizado con una muestra de 41 participantes, a los que se les administró, mediante una perfusión venosa de pegloticasa, diferentes dosis (cada dos, ocho, doce o catorce semanas).
Los resultados, publicados en "Arthritis & Rheumatism", son esperanzadores: la pegloticasa normalizó los niveles de ácido úrico en cuestión de seis horas en todos los participantes, aunque los que recibieron mayor dosificación del fármaco son los que mantuvieron los niveles bajos a lo largo del estudio. No obstante, el 88% de los participantes aquejó ataques de gota y algunos efectos secundarios, como reacciones a la medicación y dolor articular, considerados leves o moderados por los autores.
John Sundy, coordinador del estudio y reumatólogo de la Universidad de Duke, afirma que el objetivo es disminuir la concentración de urato sérico a menos de 6 mg/dl. Ante los resultados, los autores son cautos y avisan que son necesarias más investigaciones que los corroboren. Está previsto que los resultados el ensayo de fase III (en la que se confirma su eficacia y seguridad como tratamiento habitual) sean presentados este mes de octubre en la Reunión Anual del American College of Rheumatology, en San Francisco.
Tratamientos complementarios
La acción de antiinflamatorios desaparece el dolor que provoca la gota pero se debe complementar el tratamiento con programas de ejercicio, descanso, relajación, tensión, alimentos bien-balanceadas y manteniendo el peso apropiado, incluyendo aparatos de asistencia que sirven de apoyo a las articulaciones para relevar la presión.
Se recomienda el ejercicio en una piscina o alberca del agua tibia. La terapia física y ocupacional puede ayudar a las articulaciones a restaurar la fuerza y el aumento del movimiento común. Las técnicas de la relajación pueden ser útiles para controlar el dolor. Alguna gente encuentra la reducción de la tensión y las respuestas físicas del cuerpo son provechosas.
Acaso los mejores remedios naturales para la gota son las cerezas y las fresas. Estos frutos tienen la particularidad de facilitar la eliminación natural de ácido úrico del cuerpo. Por ende, nada mejor que aumentar el consumo de estas frutas a diario. Prueba con una taza de ellas por día, según tu preferencia, o alternándolas.
El ajo también es otro de los excelentes remedios naturales contra la gota. Nada mejor que, directamente, comer algunos dientes de ajo por día en ayunas. Dos o tres serán suficientes. Este vegetal que tantas propiedades tiene para luchar contra las enfermedades, permitirá que las toxinas sean eliminadas de tu cuerpo con mayor facilidad.
También es muy importante la hidratación. Beber al menos dos litros diarios de agua, facilitará la micción y la eliminación de ácido úrico. Es totalmente recomendable comer con poca sal. Esta retiene líquidos y no permite una depuración correcta. Más allá de todo, es muy importante la alimentación que llevas adelante diariamente. Debes eliminar el alcohol, algunas legumbres, los mariscos, los embutidos y las vísceras de animales. Todas estas cosas elevan notablemente la cantidad de ácido úrico y, por ende, favorecen la inflamación que produce la gota.
La raíz de bardana se utiliza como remedio de hierbas para la gota. Esta hierba tiene propiedades que disminuyen los niveles séricos de ácido úrico altos en los pacientes con gota. La raíz de bardana contiene grandes cantidades de inulina y mucílago. Esto puede explicar sus efectos calmantes sobre el tracto gastrointestinal. Los componentes amargos de la raíz también pueden explicar el uso tradicional de la bardana para mejorar la digestión. También contiene poliacetilenos que han demostrado tener actividad antimicrobiana.
Fuentes:
Consumer.es
Innatia
Vivir bien
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