viernes, 31 de octubre de 2008

Importancia de la lactancia materna

No hay ninguna duda que la lactancia materna se asocia con tasas más bajas de morbilidad y mortalidad infantil. Las enfermedades diarreicas y las infecciones respiratorias son menos frecuentes o tienen menos probabilidades de producir la muerte en niños alimentados al seno materno. Se ha estimado que implementar en forma óptima la lactancia materna puede salvar la vida de aproximadamente un millón de niños cada año.

Aún en los países industrializados la lactancia materna ha demostrado efectos benéficos sobre la salud. Grandes estudios prospectivos han encontrado un efecto protector sobre la otitis media. Los lactantes alimentados en forma exclusiva con leche materna pueden tener hasta la mitad de episodios de otitis media en comparación con niños alimentados artificialmente. Estudios recientes han encontrado este mismo efecto protector contra la otitis media en niños con paladar hendido, en quienes este problema suele ser recurrente.

Además de proteger a los niños de las infecciones respiratorias, la lactancia materna protege de los episodios de sibilancias. En un estudio se encontró que los niños lactados por un mes o más presentaban tasas significativamente mas bajas de sibilancias durante los primeros 4 meses de vida. Además se ha encontrado un fuerte efecto protector contra las infecciones por Haemophilus influenza tipo b.

La importancia de la lactancia materna exclusiva ha sido demostrada por muchos estudios, uno de los cuales fue hecho en nuestro medio. En 1989 el Dr. Kenneth Brown del Instituto de Investigación Nutricional realizó un seguimiento a una cohorte de niños desde su nacimiento hasta los 2 meses de edad. El riesgo de presentar diarrea se duplicaba con la introducción de agua y se triplicaba si se abandonaba definitivamente la lactancia materna.

El beneficio de la lactancia materna en porcentajes tan altos de nuestra población se ve limitado por la práctica inadecuada de introducir de "agüitas" y sucedáneos de la leche materna mucho antes de los seis meses. Esta costumbre no solo disminuye la oferta de energía al niño sino que introduce productos potencialmente contaminados que aumentan el riesgo de enfermar por diarrea. La promoción de la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida es relativamente reciente. La mayoría de nuestras madres aún piensan que es necesario dar agüitas a los bebés desde el nacimiento. Las razones que dan las madres son variadas: creer que el niño tiene sed, evitar cólicos, prevenir el estreñimiento. Ninguno de estos argumentos es válido. Todas las necesidades de agua son cubiertas por la lactancia materna, aún en zonas de clima cálido, por lo tanto es innecesario dar agua libre durante el primer semestre. Los niños lactados en forma exclusiva no presentan estreñimiento, es más, las heces suelen ser algo liquidas, siendo esto un fenómeno normal. El cólico infantil no guarda ninguna relación con la práctica de dar o no agüitas tempranamente.

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