lunes, 19 de julio de 2010

Alivie el dolor sin fármacos


Cuando el médico lo prescribe o recomienda y la molestia es intensa, muy duradera o crónica, hay que tomar un analgésico, pero en otros casos, para aliviar algunos dolores menos severos o más pasajeros, pueden ser útiles algunas sencillas opciones naturales: té de menta, respiración lenta y actividad placentera.

¿Le duele algo? Nadie duda de la comprobada eficacia de los medicamentos analgésicos y/o anti-inflamatorios como el ibuprofeno, el paracetamol o la aspirina, prescritos ampliamente en todo el mundo para tratar los dolores de cabeza, muelas o articulaciones, entre otras muchas molestias dolorosas. Sin embargo, existen otras posibilidades más cercanas a la Naturaleza y al poder de la mente que a la química de laboratorio, las cuales pueden utilizarse como alternativa o complemento de los productos de farmacia, y que pueden ser igualmente eficaces y seguras, como demuestran algunos estudios recientes.

Una investigación de la Universidad de Newcastle, en Inglaterra, señala que la Hyptis crenata, una planta conocida como menta brasileña y que se usa frecuentemente en la herboristería americana para tratar algunos dolores de forma segura, tiene propiedades analgésicas como las de algunos fármacos sintéticos.

Durante miles de años los curanderos brasileños han usado la menta para aliviar el dolor y ahora su eficacia se ha comprobado científicamente, según la investigadora Graciela Rocha, que ha dirigido la investigación británica.

El método utilizado más comúnmente para preparar esta planta medicinal consiste en hacer una infusión de té, hirviendo las hojas secas de menta en agua durante 30 minutos y dejando que se enfríe el líquido antes de beberlo. El sabor de la menta brasileña, se parece más al de la salvia, que al que la gente identifica como menta en muchos países.

El equipo de Newcastle ha encontrado, en ensayos con roedores que prevén realizar dentro de poco en seres humanos, que esta variedad de menta es tan efectiva como un analgésico similar a la aspirina sintética llamado indometacina.

Según Rocha, en el mundo se usan más de 50.000 plantas con fines medicinales, y más de la mitad de los medicamentos que se recetan actualmente se basan en moléculas presentes de forma natural en los vegetales. Para ayudar a aliviar el dolor físico también puede ser útil pensar en algo placentero o realizar actividades que nos hagan sentir mejor como la fotografía o la música, según concluye otro reciente estudio de la Universidad de Columbia en Nueva York (EE.UU), según el cual las emociones o el estado de ánimo pueden alterar la forma en que reaccionamos al dolor.

Analgésicos naturales
Para el doctor Mathieu Roy, el autor principal de la investigación, las intervenciones no farmacéuticas, que producen bienestar y mejoran el estado de ánimo, se pueden utilizar para ayudar a aliviar el dolor, y además son económicas.

Por el contrario, el dolor se puede amplificar cuando se combina con emociones negativas, como el mal humor, según este trabajo americano, efectuado con personas que fueron estudiadas mientras recibían choques eléctricos dolorosos mientras observaban imágenes placenteras, poco placenteras o neutrales.

Otro estudio estadounidense de la Universidad Estatal de Arizona, en Tempe, sugiere que respirar con más lentitud, con ejercicios de respiración similares a los del yoga y la meditación, alivia el dolor crónico y disminuye sus reacciones físicas y emocionales a los estímulos moderadamente dolorosos, alequilibrar el sistema nervioso.
El trabajo analizó la respuesta al dolor de 27 mujeres que sufren fibromialgia (un dolor persistente de la musculatura sin causa aparente) y de otras 25 mujeres sanas. Todas las participantes vieron reducidas reacciones a los estímulos moderadamente dolorosos, como recibir pulsaciones de calor en la palma de su mano, cuando respiraban con lentitud.
El equipo, dirigido por el profesor de psicología Alex J. Zautra, encontró que tanto el dolor como el malestar emocional de las mujeres fueron menos intensos cuando ellas bajaban su frecuencia respiratoria a la mitad, si bien este efecto positivo fue mayor en las participantes sanas.
De acuerdo a Zautra, la investigación no ha valorado las técnicas del yoga o la meditación, sino los efectos del control de la respiración, que es la base de ambas disciplinas, y demuestra que la forma en que respiramos altera nuestra percepción y las respuestas al dolor.

Fuente
EFE

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