Para reforzar el sistema inmunológico es conveniente que nuestra dieta esté compuesta por alimentos ricos en proteínas vegetales procedentes de LEGUMINOSAS (lentejas, garbanzos, habas, alubias), GRANOS INTEGRALES (arroz, avena, maíz, cebada, amaranto y quinoa) y FRUTAS Y VERDURAS debido a su alto contenido de vitaminas, minerales y fitoquímicos, muchos del grupo de los flavonoides.
Varios compuestos de éste grupo poseen efectos antibióticos y antivirales. Entre las mejores frutas para consumo frecuente podríamos destacar las ciruelas, ya que contienen casi todas las vitaminas del complejo B, lo que las convierte en excelentes antibióticos naturales. Los ácidos grasos poliinsaturados de su piel refuerzan la protección de la membrana de todas las células del cuerpo, impidiendo así la entrada de bacterias causantes de infecciones y enfermedades. También refuerzan el sistema inmunitario y el corazón.
Para prevenir las infecciones conviene asimismo reducir al máximo el consumo de harinas, azúcares refinados, lácteos y carnes. Su alto contenido en grasas saturadas y sus deficiencias de ácidos grasos omega 6 y omega 3 ejercen un efecto negativo sobre las defensas y favorecen las infecciones recurrentes. Existen además Plantas Medicinales con poderosos efectos antibióticos directos o bien activadores de las defensas que conviene consumir con cierta regularidad o utilizar expresamente como alternativa a los antibióticos químicos cuando sea preciso.
Alimentos con elevadas dosis de vitaminas como la A (retinol) ayudan a mantener la integridad de los epitelios, que es por donde penetra cualquier infección. Otras vitaminas básicas son la E (antioxidante) ya que la oxidación celular aumenta considerablemente durante las infecciones, y el ácido ascórbico o vitamina C, que suele usarse asimismo en los procesos infecciosos porque aumenta las defensas frente a los gérmenes. Otro nutriente importante para ayudar al cuerpo a luchar contra la infección fabricando anticuerpos específicos es el zinc, ya que disminuye la severidad de los síntomas y acorta la duración del episodio infeccioso.
La inclusión de prebióticos (sustancias que se encuentran en alimentos como el trigo, ajo, melocotones, cebolla, remolacha o las alcachofas), y/o probióticos (presentes en alimentos como el yogur y leches fermentadas, ambos ricos en lactobacilos acidofilus) en nuestra dieta diaria ayuda a equilibrar y mantener saludable la flora intestinal y la vaginal, disminuyendo así la susceptibilidad de sufrir infecciones de estómago, intestino y vaginales. Así mismo, los prebióticos y probióticos son vitales en aquellas personas que están recibiendo tratamiento médico con antibióticos, ya que reponen la flora intestinal y vaginal (lactobacilos) destruida por estos, previniendo así la aparición de diarreas. En general, tienen un importante papel como anticancerígenos, sobre todo contra el colon.
Son numerosas las plantas crucíferas y liliáceas que poseen un intenso poder antibiótico.
CRUCÍFERAS:
En este grupo cabe citar la MOSTAZA, EL RABANO, LA COCLEARIA y, en especial, el BERRO. El consumo de 20 gramos de estos últimos permite obtener un potente efecto antimicrobiano que persiste en la orina durante horas, gracias a los compuestos azufrados especiales (S-metil y S-propilcistein-sulfóxido) que contiene esta planta.
LILIÁCEAS:
A esta familia pertenecen AJOS, CEBOLLAS y PUERROS. Todos ellos contiene ácido tiociánico-HSCN, cuya estructura química presenta complejos compuestos azufrados con gran poder bactericida. Además de favorecer la actividad de las enzimas involucradas en la desintoxicación del organismo, ayudan en el proceso de curación de heridas, ejercen efecto antiinflamatorio y analgésico y en especial el AJO y la CEBOLLA tienen un efecto anticancerígeno.
Equinácea.
Jengibre.
Orégano.
Corteza de Uña de Gato
Orégano.
Corteza de Uña de Gato
Camu Camu
Hojas de Graviola Regaliz.
Semillas de pomelo (extracto).
Tomillo.
Hojas de Graviola Regaliz.
Semillas de pomelo (extracto).
Tomillo.
Fuente
Alimentación sana
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