Los padres no deberían sentirse culpables si no les preparan un desayuno caliente a sus hijos. Un reciente estudio que comparó a niños que se saltan la primera comida del día, los que comen cereales y quienes toman "otros" desayunos, determinando que aquellos que consumen cereales tienen una alimentación más saludable.
Independientemente de si las comidas eran relativamente ricas o no en azúcar, los niños que consumen cereales no ingieren la cantidad diaria recomendada. En cambio, quienes no toman desayuno obtienen más energía diaria de "azúcares agregados" que los que desayunan, lo que lleva a que consuman menos fibra y nutrientes y obtengan un menor porcentaje de energía diaria mediante las proteínas.
También tienen una mayor circunferencia de cintura y un índice de masa corporal (IMC) más alto que los que desayunaban. Saltarse el desayuno no sólo es malo nutricionalmente, sino que puede provocar desafíos futuros para la salud, publicó Journal of the American Dietetic Association.
A veces, los cereales listos para comer son cuestionados porque algunos son ricos en azúcares, señaló la coautora del estudio Carol O'Neil, de la Universidad del Estado de Luisiana. Pero "muchos son ricos en nutrientes, están fortificados con vitaminas y contienen granos integrales con fibra agregada", añadió.
El 22 por ciento de los que se saltean el desayuno son obesos, versus menos del 20 por ciento de los que consumen "otros desayunos" y el 15 por ciento de los que comen cereales. Tras analizar lo que habían comido los niños durante 24 horas, el equipo halló que los que consumieron cereales listos para comer tenían "perfiles de consumo de nutrientes más favorables" y un peso más recomendable que los que no desayunaban u optaban por "otros desayunos".
El equipo de O'Neil estudió a casi 10.000 niños de entre 9 y 18 años, que habían participado en la encuesta National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) entre 1999 y el 2006. El 20 por ciento de los niños de entre 9 y 13 y casi un tercio de los niños de entre 14 y 18, no desayunaban. El hábito de comer a la mañana comenzó a disminuir a medida que los niños crecían. Y, al llegar al secundario, casi un tercio dejaba de lado la primera comida del día. Lo mismo ocurría con un tercio de las niñas mayores.
"Se preocupan por el peso y piensan que si saltan esa comida ingieren menos calorías en el día; en realidad, empiezan a sentir hambre y comen snacks con más calorías y menos nutrientes", explicó O'Neil.
Los niños, agregó, no saben que los cereales listos para comer son una manera rápida y accesible de ingerir un buen desayuno. "Debería explorarse por qué tantos niños y adolescentes se saltan el desayuno", dijo.
El equipo observó que el porcentaje más alto de niños y adolescentes que no desayunaban eran hijos de padres solteros o de hogares de bajos ingresos. Además, los niños de comunidades minoritarias consumían menos cereales que los blancos.
Por lo menos un estudio ya había mostrado que el acceso y la disponibilidad de los alimentos saludables, incluidos los cereales fortificados listos para comer, no son tan comunes para los afroamericanos como para los blancos.
Fuente
Journal of the American Dietetic Association
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