lunes, 26 de julio de 2010

Caida de cabello y genética

Los investigadores han implicado ocho genes en el desarrollo de la alopecia areata, un trastorno que provoca el debilitamiento de la fibra capilar y la caída del pelo. Estos genes se han relacionado de hecho a otras enfermedades autoinmunes, que incluyen la artritis reumatoide y la diabetes tipo 1, lo que significa que tal vez ya haya medicamentos en camino que podrían beneficiar a las personas que pierden el cabello, señalaron los investigadores.

"Esto acelera en gran medida nuestra capacidad para pensar en nuevos medicamentos para los pacientes de alopecia areata porque son muchos los trabajos que se han hecho en estas otras enfermedades", dijo la autora principal del estudio Angela Christiano, profesora de dermatología, genética y desarrollo en el Centro Médico de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. "Es una gran ventaja".


El estudio aparece en la edición del 1 de julio de la revista Nature. La alopecia areata afecta a más de 5 millones de personas en Estados Unidos, de acuerdo con la National Alopecia Areata Foundation, lo que la convierte en una de las enfermedades autoinmunes más comunes. La pérdida de pelo podría limitarse a parches de calvicie en el cuero cabelludo, pero en algunos casos se extiende a todo el cuero cabelludo o el cuerpo entero, incluso las cejas y las pestañas.


Los hombres y las mujeres resultan afectados por igual, aunque las mujeres son diagnosticadas con más frecuencia porque son más propensas a buscar tratamiento. Es una falsa idea que los hombres sufren menos esta enfermedad, aseguró Vicki Kalabokes, presidenta y directora ejecutiva de la fundación para la alopecia, que ayudó a financiar la investigación. "Es muy traumático para los hombres y es más difícil de ocultar", señaló Kalabokes. "La pérdida del cabello altera la vida. Uno pierde la identidad exterior. La persona no cambia por dentro, pero eso no es lo que el mundo ve".


La progresión de la enfermedad es impredecible. Algunas personas podrían perder solamente un parche de cabello, mientras que otros podrían perder todo el pelo en unos pocos días, explicó Kalabokes. La pérdida de cabello puede llegar a ser muy difícil para los niños, agregó. Los investigadores descubrieron que el número de genes asociados con la alopecia que tenía una persona se correlacionaba con la gravedad de la afección. Los que portaban 16 o más genes (los genes están en pares) eran más propensos a progresar hacia la alopecia universal o la pérdida total del cabello.


Los investigadores esperaban que los genes de alopecia serían los mismos a los asociados a otras enfermedades autoinmunes de la piel tales como la psoriasis (en la que el sistema inmunológica señaliza la sobreproducción de células de la piel, lo que resulta en lesiones secas y escamosas) o vitíligo (pérdida del pigmento de la piel cuando las células llamadas melanocitos dejan de funcionar).


Aún así, la alopecia y la psoriasis tenían sólo uno de ocho genes en común, dijo Christiano. "Abordamos este estudio de asociación del genoma completo para indagar de manera imparcial y dejar que los genes nos dijeran cuáles eran las asociaciones más probables con la alopecia areata", explicó Christiano. "Nos sorprendió mucho encontrar que los genes que afloraron tenían un mecanismo que era compartido por la diabetes tipo 1 y la artritis reumatoide".


En las personas que tienen alopecia, las células T del sistema inmunológico están presentes en gran número en los folículos pilosos. Bajo el microscopio, "parece como si el folículo piloso fuera atacado por un enjambre de abejas, que son las células T", explicó Lo que los investigadores no sabían era qué atraía a las "abejas" en primer lugar, aunque el estudio sugiere la respuesta.


Entre los ocho genes, uno en particular, el ULBP3 parecía atraer células tóxicas que pueden invadir y destruir un órgano. En una persona sin alopecia, el ULBP3 está inactivo. Pero entre los que tienen alopecia, las proteínas del ULBP3 abundan en los folículos.


"En las personas con alopecia areata, observamos una gran expresión del gen ULBP3 en la capa más externa del folículo", destacó Christiano. "El ULBP3 es una señal de peligro que les dice a las células T que vengan y ataquen el folículo. Es como poner néctar en el folículo del pelo, luego las 'abejas' vienen y hacen daño".


Cuando el folículo es atacado, el cabello se cae. Si las células T permanecen, que es lo que hacen en la alopecia areata, el folículo se mantiene inactivo. Actualmente no hay ningún tratamiento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. para la alopecia areata, señaló Kalabokes, aunque las personas ponen a veces su esperanzas en las inyecciones de esteroides en el cuero cabelludo y otros remedios no autorizados.


Fuentes
Angela Christiano, M.D., professor of dermatology and genetics & development at Columbia University Medical Center, New York, N.Y.; Vicki Kalabokes, president and CEO, National Alopecia Areata Foundation, San Rafael, Calif.; Nature, July 1, 2010

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