viernes, 30 de julio de 2010

Alergias alimentarias y baja estatura

Los niños pequeños con alergias alimentarias tenderían a ser más pequeños que el resto, aunque consuman el mismo nivel de nutrientes, según un nuevo estudio. En promedio, los niños alérgicos analizados estaban dentro de los rangos normales de peso y altura para la edad.

Pero los resultados destacan la importancia de que reciban una alimentación equilibrada y controles pediátricos regulares, según publicó la revista Pediatric Allergy and Immunology. Las alergias alimentarias infantiles son cada vez más comunes. En Estados Unidos, se estima que las padecen el 4 por ciento de los niños, sobre todo relacionadas con el maní, la leche de vaca y el huevo.


El equipo de Antoine Deschildre, del Jeanne de Flandre Hospital, en Lille, Francia, evaluó a 96 niños con alergias alimentarias confirmadas mediante pruebas objetivas. A cada uno se lo comparó con otro niño de la misma edad (4 años en promedio) y sexo, pero sin problemas de este tipo.


No hubo diferencias de peso y altura entre los grupos. Pero al evaluar la altura y el peso para la edad, los datos promedio tendieron a ser más bajos, aunque normales, en el grupo de los niños alérgicos. Nueve niños con alergias alimentarias tenían un "Z-score" en la medición del peso, es decir, un desvío estándar de más de 2 puntos por debajo de la mediana, o punto medio, para su edad y sexo, algo que no se detectó en el grupo de control.


Siete niños alérgicos tenían una altura con un desvío típico de 2 por debajo de la mediana, a diferencia de 2 niños sin alergias. El Z-score es una forma de medir el peso y la altura infantil en niños de la misma edad y sexo.


Por ejemplo, el Z-score promedio para una niña de 4 años se traduce en 15,8 kilos; una niña con un desvío estándar de 2 por debajo de ese promedio pesaría unos 11,7 kilos, según la cartilla de desarrollo de la Organización Mundial de la Salud. Según el equipo, se desconocen las causas de esas diferencias antropométricas.


Los autores no observaron diferencias significativas en los diarios alimentarios de los niños -registrados por los padres- en relación al consumo de calorías, proteína y calcio. Los niños con alergias alimentarias tendieron a consumir más vitaminas A y E que el grupo de control. Una hipótesis del equipo es que la inflamación intestinal permanente en los niños alérgicos podría afectar la absorción de nutrientes.


Los padres del 88 por ciento de los niños alérgicos habían recibido orientación nutricional con un profesional y el resto habían sido aconsejados por el pediatra. Para el equipo, los resultados subrayan la importancia de la orientación y de los controles regulares del crecimiento de los niños para evitar diferencias en los niños con alergias alimentarias.


Fuente
Pediatric Allergy and Immunology

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