Es cierto que los ancianos y gente mayor no son muy adictos a las verduras, frutas y a tomar agua. Esto es muy posible que lo "aprendieron" de sus antecesores, padres y la misma generación. Es cierto también que cuseta mucho trabajo inculcar en los niños estos hábitos sanos de alimentación, pero está en nuestra responsabilidad hacerlo por el bien de ellos. para esto hay que "enseñar" con el ejemplo y tenemos que tenerlos presente en nuestra dieta en el hogar. La imaginación al prepararlos también juega un papel muy importante en la iniciación del consumo y la persona que cocina en la casa será la responsable de este ardua labor.
Un plan dietético equilibrado permite a los niños alcanzar su crecimiento y potenciales de desarrollo máximos. Además les ayuda a prevenir enfermedades importantes en la edad adulta. Por tanto, hay que apostar por educar a los niños en sabores diferentes y variados que les permitan disfrutar de una dieta rica, variada y saludable. Es tarea de los padres y madres en el hogar, y de los profesionales de restauración colectiva en el comedor escolar, inculcar buenos hábitos alimentarios y transformar las comidas en un momento placentero al incluir variedad de alimentos en el menú de cada semana.
Las verduras y hortalizas constituyen, junto con las frutas, una fuente primordial de vitaminas variadas, sales minerales, fibra y elementos antioxidantes. La deficiencia mantenida de muchos de estos nutrientes tiene relación directa con la aparición y desarrollo de algunas de las enfermedades crónicas de mayor incidencia en la edad adulta en la actualidad: aterosclerosis, diverticulitis, colon irritable, osteoporosis, anemias, cáncer, etc.
Sin ir más lejos, las vitaminas son sustancias que en su mayor parte el organismo no puede sintetizar y, aunque necesarias en muy pequeña cantidad, su ingesta inadecuada puede producir alteraciones funcionales, orgánicas y clínicas. Hasta hace unos años a las vitaminas se les atribuía un papel exclusivamente nutricional como elementos reguladores de los procesos metabólicos, entre otras funciones. En la actualidad se destaca su influencia en el freno del desarrollo de la mayor parte de las enfermedades crónicas.
Los preescolares y niños en edad escolar tienden a ser bastante maniáticos con las comidas. Suelen tener gustos y aversiones marcadas con alimentos muy nutritivos como son las verduras. Aunque las preferencias por la comida deben ser respetadas y se han de tener en cuenta a la hora de planificar los menús, no hay que dejar que sea el niño siempre quien dicte las comidas y los platos. Si la gama de alimentos que se incluyen en los menús familiares es amplia, el niño tiene más posibilidades de variar y es mucho más fácil que acepte un mayor número de alimentos. Por el contrario, si los hábitos alimentarios familiares se alejan de las recomendaciones en cuanto a la frecuencia de consumo de alimentos o incluyen una escasa variedad (tan sólo dos o tres tipos de verduras y/o de frutas), resulta difícil para el niño entender que debe comer de todo. El ejemplo sobre las costumbres en la alimentación que tenga el niño en casa marcará con casi toda seguridad sus hábitos alimentarios para el resto de su vida.
Consejos prácticos
La mayoría de los niños y adolescentes no comen las raciones de vegetales recomendados. Los siguientes consejos le pueden ayudar a aumentar el consumo de estos alimentos en todas las comidas. Cuesta poco y estamos haciendo mucho por la educación alimentaria de los más pequeños.
- Hay que presentar los platos de forma divertida, con ingredientes que aporten vistosidad y colorido y refuercen el atractivo. Supone un gancho para los niños y jóvenes, les llama más la atención y les resultará más apetitoso.
- Procure que comience el día con frutas. Un vaso de zumo de fruta, rebanadas de plátano, ciruelas o fresas, etc., darán un enérgico y delicioso comienzo al día y le ofrecerán además una cantidad alta de fibra, más vitaminas y minerales y nada de grasa.
- Las frutas se pueden llevar con facilidad a todos los lugares y pueden darle una rápida carga de sabor y energía en cualquier momento. Meta en la mochila una manzana, una naranja, una pera, un plátano o una bolsa de frutos secos o frutas desecadas.
- ¿Su hijo o hija siempre anda con prisa? Ponga las frutas y los vegetales a su alcance. Métalos en un tazón de frutas y coloque éste sobre el mostrador en la cocina. Asegúrese de que estén visibles cuando el niño abra el refrigerador. Si los ve, es más probable que se los coma.
- Utilice verduras congeladas o en conserva cuando sea imposible conseguir productos frescos para que así no pasen días sin comer verduras variadas.
- Añada frutas y verduras cortadas o en puré a los platos de carne. Por ejemplo: lomo de cerdo con puré de manzana, pechuga de pavo con piña, pollo a la naranja o pimientos, flan de espinacas y gambas, espaguetis con champiñones y setas, arroz con verduras... Utilice las verduras picadas muy finas o ralladas para mezclar con la carne picada o con los guisos de carne o pescado.
- Utilice puré de verduras para espesar sopas y añadir sabor.
- Prepare postres dulces con hortalizas (tarta de zanahoria, bocaditos dulces de calabaza...) o con frutas (bizcocho relleno de frutas, pastel de manzana, yogur o helado con culis de kiwi, fresas, etc.).
- Corte los alimentos en formas curiosas. Los hace más apetecibles. Se pueden elaborar sándwiches vegetales con lechuga, tomate, zanahoria rallada...., con queso, jamón, atún, etc., colocados en canapés cortados en forma de triángulo o círculo. Le llamará más la atención que el típico sándwich cuadrado.
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