sábado, 6 de septiembre de 2008

La Vitamina D y la mortalidad

Las propiedades antirraquíticas y el papel de la vitamina D en la homeostasis del calcio y del fósforo son bien conocidas. En las últimas décadas, varios estudios han documentado los papeles no tradicionales de esta vitamina y las consecuencias adversas de su déficit en diversas condiciones, como la salud ósea, el cáncer, la enfermedad cardiovascular, la intolerancia a la glucosa, la hipertensión arterial, algunas enfermedades infecciosas, la esclerosis múltiple y la diabetes mellitus tipo 2. A diferencia de los efectos sobre la salud ósea –demostrados en estudios clínicos aleatorizados–, las pruebas para la mayoría de los demás beneficios potenciales suelen considerarse menos definidas; no obstante, varios estudios in vitro, en animales, clínicos y epidemiológicos apoyan estos beneficios.

Autier y Gandini identificaron 18 estudios aleatorizados del consumo de vitamina D, informaron resultados sobre la mortalidad total y realizaron un metaanálisis al respecto. Estos estudios se efectuaron para otros criterios principales de valoración. Los individuos asignados al azar a vitamina D presentaron una reducción del 7%, estadísticamente significativa, de la mortalidad por todas las causas. La disminución fue del 8% en los estudios en los que la intervención fue de al menos 3 años y también del 8% para aquellos con un grupo control con placebo.

Según el autor del presente trabajo, el metaanálisis fue hábilmente realizado, con la salvedad de algunas cuestiones: mientras que los resultados fueron estadísticamente significativos y no hubo pruebas de sesgos de publicación, el límite superior del intervalo de confianza del 95% del riesgo relativo fue 0.99, por lo que el azar aún podía ser una posibilidad. No se observó beneficio estadísticamente significativo en ninguno de los estudios individuales, pero cada uno de los 5 estudios más grandes halló un riesgo inferior no significativo similar en magnitud al resultado total. Este análisis excluye cualquier tipo de sorpresa negativa respecto del consumo de vitamina D en las dosis administradas en los estudios, que variaron de 300 a 2 000 UI/d. El consumo diario promedio de vitamina D ajustado por el tamaño del estudio fue de 528 UI y las dosis de vitamina D variaron principalmente entre 400 y 800 UI/día.

El análisis no pudo considerar las causas específicas de muerte. Para tener un efecto mensurable sobre la mortalidad total para un grupo de edad mediana-avanzada, debería esperarse el efecto de algunas de las causas principales de muerte, como enfermedad cardiovascular y cáncer. Dados los tiempos breves de los estudios, los efectos observados deberían ser de causas de muerte con latencias relativamente cortas. Por ejemplo, si la vitamina D previniera las muertes estacionales por neumonía o gripe, el efecto sería casi inmediato. Si ésta tuviera un efecto adicional sobre la evolución de las enfermedades crónicas, que suelen tener latencias prolongadas, estos estudios podrían haber subestimado el beneficio total del suplemento con vitamina D. Respecto del cáncer, existen algunas pruebas sobre la influencia de la vitamina D sobre la incidencia y supervivencia. Los resultados de este metaanálisis pueden ser más relevantes para cualquier beneficio sobre la supervivencia y podrían subestimar el beneficio sobre la reducción de la mortalidad si la vitamina D también fuera importante para influenciar la incidencia de cáncer. Además, este análisis no capturaría los beneficios propuestos de la vitamina D sobre condiciones que aparecen tempranamente en la vida, como la diabetes tipo 1 y la esclerosis múltiple.

El autor señala que, al tener en cuenta los problemas de salud asociados con la deficiencia de vitamina D, junto con los resultados del presente metaanálisis, una actitud más proactiva para identificar, prevenir y tratar la deficiencia de vitamina D debería formar parte de la atención médica de rutina. También destaca que aún deben debatirse el papel de la exposición moderada a la luz solar, la fortificación de alimentos con vitamina D y una dosis más elevada de suplementos para adultos.
Fuente:
IntraMed

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