La osteoporosis es una disminución de la masa ósea y de su resistencia mecánica que ocasiona susceptibilidad para las fracturas. Es la principal causa de fracturas óseas en mujeres después de la menopausia y ancianos en general. La osteoporosis no tiene un comienzo bien definido y, hasta hace poco, el primer signo visible de la enfermedad acostumbraba a ser una fractura de la cadera, la muñeca o de los cuerpos vertebrales que originaban dolor o deformidad.
Fuente:
Medicina para la autorganización/ Dr. Pablo R. Koval
La osteoporosis por si misma no es causa de dolor. Las fracturas asociadas con osteoporosis son dolorosas. Cuando después de una fractura el dolor persiste más tiempo que el habitual la causa hay que buscarla en los tejidos blandos de la región: tendones, músculos, arterias, piel.
La osteoporosis es un signo de desequilibrio, de disarmonía, de pérdida del orden vital. Cuando eso ocurre es porque hay un trastorno en el funcionamiento de ese organismo; el orden natural tendiente al estado de salud, por alguna razón se ha perdido. La osteoporosis es el resultado de un proceso.
Si el hueso pierde más calcio que el que fija, aparece la osteoporosis u osteopenia. El organismo sabe cuanto calcio tiene que estar en la sangre, cuánto en los huesos y cuánto en la orina. Logrando recuperar la capacidad natural del organismo no hace falta ningún tratamiento fijador del calcio.
Causas
La causa de la osteoporosis habitualmente es una irritación del sistema nervioso ocurrida con anterioridad (meses, años), en cualquier lugar del organismo, que finalmente interfiere la capacidad de autoorganización natural. Esa irritación se mantendrá en la memoria del cuerpo hasta tanto no sea corregida mediante tratamiento adecuado.
Una cirugía, un traumatismo, emociones fuertes, un proceso inflamatorio acontecidos en el pasado pueden constituir la irritación inicial y causal de todo el problema actual. Durante la vida se acumulan este tipo de irritaciones, el organismo las va compensando hasta que un momento dado, temprano o tarde, una nueva irritación grande o pequeña produce el desequilibrio y los huesos comienzan a perder calcio.
Los Campos interferentes
Todo síntoma o enfermedad persistente suele deberse a un campo interferente. Un campo interferente puede dar lugar al establecimiento de síntomas o enfermedades persistentes en cualquier parte del organismo. La medicina clásica no reconoce la existencia de campos interferentes.
Para la medicina para la autoorganización, un campo interferente es un area del organismo que produce una irritación persistente en el sistema nervioso y que con el tiempo -meses, años- da síntomas patológicos en un área distante, en cualquier lugar del cuerpo.
Puede originarse en:
1) Un proceso inflamatorio antiguo: amígdalas; adenoides; senos de la cara (sinusitis); oídos (otitis); sistema nervioso central (meningitis, encefalitis); hígado (hepatitis); vesícula; páncreas; pulmón; bronquios; estómago; intestino; apéndice; riñón; vejiga (cistitis); próstata; pene (venéreas); ovarios; útero; vagina (infecciones); abscesos; etc.
2) Una cicatriz por cirugía o herida en piel, mucosa, músculo, tendón o hueso (fractura).
3) Un traumatismo (golpe, caída, agresión física)
4) Fibras musculares disfuncionales por la presencia de puntos gatillo (uniones neuromusculares disfuncionales) como consecuencia de traumatismo, cirugía o secundariamente a otro campo interferente.
5) Problemas odontológicos: una pieza dentaria desvitalizada (conducto) o en posición anómala (muela del juicio); un resto de raíz; una osteitis; una infección presente o pasada; un implante.
6) Un cuerpo extraño (metal, vidrio, hilo de sutura, talco de los guantes, etc.).
7) La memoria corporal de una carga afectiva, emocional o daño psicológico (estrés, pérdida, abuso sexual, etc.).
El campo interferente produce un estado de caos porque trasmite información falsa que afecta a los sistemas de regulación y de autoorganización propios de cada persona. Crea círculos viciosos que se retroalimentan proporcionando las condiciones favorables para el establecimiento y cronificación de síntomas y enfermedades. En la misma persona pueden coexistir varios campos interferentes.
El campo interferente es un área en la que el potencial eléctrico de sus membranas celulares es distinto al normal. El tratamiento con lidocaína al 0.375% repolariza y estabiliza las membranas celulares dañadas. Al restablecer el potencial eléctrico de dichas membranas celulares el círculo vicioso patogénico se corta. Una vez eliminados los estímulos nocivos provenientes del campo interferente, las funciones corporales recuperan su normalidad y los síntomas desaparecen.
Nuestra tarea es encontrar el campo interferente patogénico y resolverlo.
Tratamiento
Ese desequilibrio en la fijación/pérdida de calcio del hueso no puede corregirse con el aporte de calcio y/o de medicamentos supuestamente fijadores porque el organismo ha perdido la capacidad de autoorganización. Ningún estudio permite confirmar que ese tipo de tratamiento reduzca notablemente las posibilidades de fractura.
Para resolver un problema de esa naturaleza es necesario encontrar la causa del desequilibrio y corregirla, facilitando asi la autoorganización. La medicina para la autoorganización mediante terapia neural o modulación neuromuscular cumple el objetivo. La odontología neurofocal también es parte integrante de este nuevo concepto médico.
La administración de ozono puede ser un útil complemento terapéutico.
Fuente:
Medicina para la autorganización/ Dr. Pablo R. Koval
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