Los betaglucanos son un tipo de fibra soluble que abunda de manera natural en cereales como la avena y la cebada. Diversas investigaciones recientes asocian el consumo de este tipo de fibra con una mejoría en la regulación de la glucemia (glucosa en sangre) y de los niveles de lípidos plasmáticos, como el colesterol. Este efecto podría ser interesante para el tratamiento dietético de la diabetes y de las dislipemias, de ahí que la industria alimentaria se adelante y comience a ofrecer alimentos enriquecidos en estos compuestos químicos.
La capacidad de los betaglucanos para atenuar el aumento postprandial de la glucemia, es decir, la subida de los niveles de glucosa en sangre después de las comidas, o incluso para reducir la glucemia como factor preventivo del riesgo de diabetes tipo 2 se está estudiando a fondo desde hace más de una década. En todos estos años son diversos los estudios controlados con placebo llevados a cabo desde diversas instituciones y universidades.
La avena, junto con la cebada, son dos de los cereales con mayor concentración de betaglucanos entre los distintos tipos de fibra de su composición. Son numerosos los ensayos clínicos que han comprobado que el consumo de avena, o de productos enriquecidos con avena, ayuda en el control de la glucemia y, en particular, en la reducción de los niveles de colesterol plasmáticos.
Esto ha conducido a la industria alimentaria a añadir salvado de avena en diversos productos como los copos de avena, el muesli y las harinas de cereales, que sirven para la elaboración de panes y galletas. El salvado de avena apenas tiene sabor y su textura es muy suave, por lo que suele pasar desapercibido y no plantea problemas para su consumo, a diferencia de otros tipos de salvado como el de trigo.
En 1999, el Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard (Boston), realizó un meta-análisis de 67 estudios controlados para cuantificar el efecto del betaglucano de la avena en la reducción de los niveles de colesterol. Los resultados demostraron que la ingesta diaria de tres gramos de fibra soluble de avena era eficaz para reducir un 5% los niveles de colesterol gracias a su alto contenido en betaglucano.
El Programa Nacional de Educación en Colesterol (NCEP, en sus siglas inglesas) y la Administración de Alimentos y Fármacos de EE.UU. (FDA) han incluido en sus recomendaciones el consumo de salvado de avena por su alto contenido en este tipo de fibra soluble.
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