martes, 16 de septiembre de 2008

Obesidad y desnutrición

Durante mucho tiempo se pensó que el problema de la desnutrición estaba asociado a la pobreza e identificado con el déficit de peso y de talla para la edad y con la aparición de enfermedades infecciosas. Hoy, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta aseveración ya no tiene vigencia, al igual que el esquema que asocia a la obesidad y a las enfermedades crónicas con el bienestar económico.

Actualmente, se habla de “desnutrición oculta”: no es evidente, no se detecta a tiempo y puede presentarse en chicos con sobrepeso de todas las clases sociales. Esta desnutrición encubierta se origina en dietas que aportan cantidades insuficientes de vitaminas y minerales como hierro, vitamina A, C, yodo, zinc, ácido fólico y selenio.

Se estima que uno de cada cuatro chicos pesa menos de lo normal en el mundo en desarrollo, 2 mil millones de personas sufren de desnutrición encubierta en todo el mundo y otro tanto son obesos, por partes iguales.

Entre sus posibles consecuencias se encuentran: retraso del desarrollo psicomotor (incluyendo motricidad gruesa y lenguaje) y trastornos de la conducta en menores de dos años que pueden ser irreversibles; retraso madurativo y del crecimiento, y aumento de infecciones.

Las mujeres y niños son más vulnerables. Los chicos, debido a la importancia crítica de los nutrientes para el desarrollo normal, y las mujeres, por los problemas que puede causar la falta de hierro, en especial durante el embarazo. Las investigaciones y los desarrollos dados en el área genética permiten afirmar hoy que un chico nacido con bajo peso –menos de 2 kilos y medio– será en un futuro más propenso a padecer de obesidad, hipertensión, diabetes, arterosclorosis e infartos. Esto se explica porque la potencialidad de los genes se expresa en forma distinta, de acuerdo con lo que la madre haya consumido durante el embarazo. Cuando el feto recibe pocos nutrientes durante la gestación, sus genes se preparan para ser más ahorradores y para acaparar grasa. Por eso es probable que ese chico, cuando nazca, haga una ganancia de peso muy rápida y eso esté anunciando que sea un posible futuro obeso, diabético e infartado.

Muy importante
Hoy de lo que se habla es de una superposición epidemiológica. Esto quiere decir que las personas que antes tenían desnutrición, hoy siguen teniéndola, pero, además, se les suma la obesidad con lo que agregan las enfermedades crónicas asociadas con el exceso de alimentación.

Según lo establece una encuesta, el 53 por ciento de los niños de 3 a 12 años tiene, al menos, un síntoma relacionado con la desnutrición encubierta: falta de concentración, bajo rendimiento escolar, largas horas frente al televisor o la computadora aislados del entorno, pocas ganas de jugar y decaimiento. Si bien los padres reconocieron estas señales en sus hijos, en muy pocos casos las relacionaron con un problema nutricional.

Hay que tener presente que el requerimiento promedio para America Latina es de 2.200 calorías por día por persona. La disponibilidad es de 3.100 por persona.Uno de cada tres niños no desayuna. Consumen, además, gran cantidad de bebidas azucaradas, galletitas y dulces. El 25 por ciento de los que sí desayuna no toma leche y el 53 por ciento come más de lo que necesita pero con baja ingesta de calcio y vitamina C.

Cómo alimentarse
La mejor medida de prevención de anemia en los bebés es la lactancia materna, que la OMS recomienda hasta los seis meses en forma exclusiva. La introducción de alimentos sólidos debería contemplar la necesidad de hierro (presente en carnes rojas, vísceras, pollo, pescado y alimentos fortificados) y otros micronutrientes.

Entre los micronutrientes se encuentra la vitamina C, presente en las frutas y vegetales preferentemente ácidos y frescos como el repollo de Bruselas, perejil, coliflor, frutillas, kiwi, limón, melón, naranja, ají morrón verde, tomate y otros.

El yodo que se encuentra en los pescados de origen marino, mariscos, y el zinc que se obtiene de la ingesta de carne de vaca, aves de corral, hígado de vaca, queso, pescado, leche, nueces y cereales integrales, así como también en alimentos fortificados.

Es importante saber que el maíz, el trigo, el arroz, el té, café, mate, leche y determinados medicamentos inhiben la absorción del hierro. Por eso lo recomendable es asociar alimentos que tengan éste micronutriente a aquellos que contengan vitamina C que facilita su absorción.

Fuente:
Tener Salud

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo he dejado de creer en las propiedades que algunos atribuyen a LA SOJA. Yo empezé a comerla y ahora tengo hipotiroidismo ¿será por ella? Puedes leer la página DONDE PONE ESTO, a ver que te parece:
“Miles de estudios clínicos, epidemiológicos concluyen que el consumo de soja está ligado a la malnutrición, problemas digestivos, hipotiroidismo, declive cognitivo, problemas reproductivos, debilitamiento del sistema inmunológico, e incluso problemas del corazón y cáncer” a ver que te parece: http://www.dietametabolica.es/sojaentrevista.htm
Además, he leído en libros de "alimentación y equilibrio" que la soja “te secuestra” el iodo, el zinc y otros minerales haciéndote deficitario en ellos…
Si a todo ello, añadimos que esa soja sea transgénica; pues apaga y vámonos, porque entonces va acompañada de tóxicos que fabrica la planta y de otros tóxicos herbicidas que la echan para cultivarla.

NATURA SALUD dijo...

Su comentario es valedero en cuanto existen personas que exageran con los alimentos. Hasta las vitaminas en demasía son dañinas. Una alimentación balanceada y no repitiendo de los mismo ayudará a tener una salud buena. Los alimentos transgénicos todavía no sabemos de los efectos que puede ocasionar a la larga en nuestro organismo. Sin embargo es preferible no consumirlos. Cómo saber' En los empaques deben estar puestos su procedencia y manipuleo.

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