El consejo dietético para una persona que sufre hipertensión arterial debe acompañarse, en la mayoría de ocasiones, del uso de fármacos antihipertensivos que ayudan a reducir los niveles de presión arterial. Sin embargo, la mayoría de estos medicamentos conllevan ciertos efectos secundarios que conviene recordar.
Los fármacos que se prescriben para controlar la hipertensión arterial tienen, en numerosas ocasiones, un efecto diurético, ya que sirven para aumentar la producción y el volumen de la orina, lo que permite evitar o reducir una situación de retención de líquidos. Y es fundamental regular esa eliminación de líquidos, puesto que para el corazón implica una mayor carga de trabajo porque ha de bombear un mayor volumen de sangre. También es importante controlar la sal de los alimentos con el fin de reducir el riesgo de retención hídrica y regular el trabajo del corazón.
Los fármacos que se prescriben para controlar la hipertensión arterial tienen, en numerosas ocasiones, un efecto diurético, ya que sirven para aumentar la producción y el volumen de la orina, lo que permite evitar o reducir una situación de retención de líquidos. Y es fundamental regular esa eliminación de líquidos, puesto que para el corazón implica una mayor carga de trabajo porque ha de bombear un mayor volumen de sangre. También es importante controlar la sal de los alimentos con el fin de reducir el riesgo de retención hídrica y regular el trabajo del corazón.
El consumo de los diuréticos tiene, en numerosas ocasiones, efectos negativos. Al tiempo que sirven para eliminar líquidos también fuerzan la eliminación de potasio a través de la orina en cantidades superiores a lo normal. Si las pérdidas no se compensan con una adecuada ingesta, se corre el riesgo de sufrir su carencia. La falta de potasio puede provocar debilidad de los músculos, taquicardia, sed y falta de apetito.
Para evitar estas alteraciones es necesario seguir una dieta variada y equilibrada que asegure un consumo suficiente de alimentos ricos en minerales como hortalizas y verduras, legumbres, patatas, frutas frescas y secas, cereales integrales y frutos secos. En general, todos los alimentos vegetales se caracterizan por su riqueza en potasio.
Desde un punto de vista práctico y con el fin de compensar las pérdidas de potasio, es preferible consumir frutas y verduras crudas, ya que las preparaciones culinarias en las que se añade agua o interviene el calor -en particular el remojo y el hervido- disminuyen el contenido del mineral. Para cubrir los requerimientos de potasio de una persona adulta es necesario incluir en su alimentación diaria tres piezas de fruta, una ración de ensalada y un plato de verdura con papa.
Además, para compensar las pérdidas extras se puede tomar un plátano, una de las frutas que más potasio contiene. Otros alimentos útiles son la piña, el albaricoque, las ensaladas, las frutas secas y todos los frutos secos, consumidos de manera cruda y sin sal. Como prevención, debe saberse que una dieta variada y equilibrada proporciona una cantidad suficiente de este mineral.
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