miércoles, 22 de julio de 2009

El temperamento del bebé es genético

Un estudio reciente halla que, ya sea que tenga un bebé tranquilo o uno llorón podría no tener nada que ver con sus habilidades como padre porque la combinación de cierto gen y un patrón de actividad cerebral particular podría determinar el temperamento de un niño.

Investigadores canadienses examinaron la interacción entre el gen DRD4 y la actividad de la corteza frontal del cerebro para determinar si predecían el temperamento de un niño.

Estudios anteriores han sugerido que la versión más larga (alelo) del gen DRD4 se relaciona con mayor receptividad sensorial, comportamientos arriesgados y problemas de atención en los niños. También se ha determinado que los bebés que tienen más actividad en la corteza cerebral izquierda son de temperamento "fácil" y es poco el esfuerzo necesario para calmarlos. Por otro lado, los niños que tienen más actividad en la corteza frontal derecha se alteran con mayor facilidad, son más difíciles de calmar y se considera que tienen un temperamento "negativo":


En este estudio, Louis Schmidt de la Universidad McMaster de Hamilton, Ohio, y sus colegas midieron la actividad cerebral de bebés de nueve meses. Cuando los niños cumplieron cuatro años, sus madres llenaron cuestionarios sobre el comportamiento del niño y se tomaron muestras de los niños para analizar el gen DRD4.


Los investigadores hallaron que los niños que tenían más actividad en la corteza cerebral izquierda y tenían la versión larga del gen DRD4 eran más fáciles de calmar a los 48 meses que los que tenían la versión más corta del gen. Según el estudio, los niños que tenían al versión larga del gen y más actividad en la corteza cerebral derecha fueron los más difíciles de calmar y tuvieron más problemas de atención que otros niños.


Los hallazgos "sugieren que es posible que el alelo largo del DRD4 tenga funciones distintas (para mejor o para peor) en el temperamento infantil", señalaron los investigadores. Agregaron que el patrón de actividad de la corteza frontal podría influir sobre cómo afecta el DRD4 el temperamento del niño.
Fuente
Association for Psychological Science, news release

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